"Esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros..."
La relación con Dios nunca es una
relación que se mida y se compute, no se cuenta y se contabiliza, es algo que
se “pesa” en la calidad de la entrega de cada uno, y en la que la generosidad
con los otros es la medida para calibrar la relación con Dios. No es lo mucho o
lo poco que se dé, lo mucho o lo poco que se haga, lo mucho o lo poco que se
entregue uno… es hacerlo todo desde el sentido de la entrega sin guardarse nada
para uno mismo, sin dobleces ni egoísmos escondidos… sin vanidades ni falsas
autoimágenes, sin miedos ni escondites ocultos, dar todo lo que uno es, todo lo
que uno tiene, mucho o poco, pero lo que uno es… en la verdad, no en la pose,
la imagen y la fama: la generosidad sólo será real, cuando se hace sin que se
note…
DIOS
NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
Esta
viuda está en una situación extrema, a tal punto que piensa que ella y su hijo
morirán. Nadie se ha fijado en ellos para darles una mano; resultan
insignificantes para el sistema. Dios puso su mirada en esa casa y, por eso,
envió al profeta. La vida se abrirá camino en la confianza y la solidaridad de
esta viuda, que está dispuesta a dar todo lo que tiene.
Lectura
del primer libro de los Reyes 17, 8-16
La palabra del Señor llegó al profeta
Elías en estos términos: “Ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y establécete
allí; ahí yo he ordenado a una viuda que te provea de alimento”. Él partió y se
fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba
juntando leña. La llamó y le dijo: “Por favor, tráeme en un jarro un poco de
agua para beber”. Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: “Tráeme
también en la mano un pedazo de pan”. Pero ella respondió: “¡Por la vida del
Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro
y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a
preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos”. Elías
le dijo: “No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso
una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque
así habla el Señor, el Dios de Israel: ‘El tarro de harina no se agotará ni el
frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la
superficie del suelo’”. Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y
comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo. El tarro de harina no se agotó
ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el
Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios.
Salmo
145, 6c-10
R.
¡Alaba al Señor alma mía!
El Señor mantiene su fidelidad para
siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor
libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y
endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos y protege a los
extranjeros. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda y
entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios,
Sión, a lo largo de las generaciones. R.
II Lectura
El
autor continúa comparando la obra de Jesús con los antiguos ritos. Además
resalta la entrega total de Cristo, hecha de una vez y para siempre. Esta
ofrenda al Padre nos libra del pecado y nos trae salvación.
Lectura de la carta a los Hebreos 9,
24-28
Cristo no entró en un santuario erigido
por manos humanas –simple figura del auténtico Santuario– sino en el cielo,
para presentarse delante de Dios en favor nuestro. Y no entró para ofrecerse a
sí mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en
el Santuario con una sangre que no es la suya. Porque en ese caso, hubiera
tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora
él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para
abolir el pecado por medio de su Sacrificio. Y así como el destino de los
hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio, así también
Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la
multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para
salvar a los que lo esperan.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 5, 3
Aleluya. Felices los que tienen alma de
pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.
EVANGELIO
¡Qué agudeza y qué sabiduría en la
mirada de Jesús! Allí están los escribas, los que hacen todo “para ser vistos”.
Y también está esta viuda insignificante y silenciosa, a la que nadie presta
atención. Jesús estaba ahí, sentado, mirando, y llamó la atención a los
discípulos, que estaban muy distraídos y deslumbrados con todo lo que había en
el templo. En nuestros templos y en nuestras asambleas, ¿es posible tener esta
serenidad y una mirada atenta como la de Jesús para descubrir que, también en
las personas que son aparentemente más insignificantes, está presente el Reino
de Dios?
✜
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 38-44
Jesús enseñaba a la multitud: “Cuídense
de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser
saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los
banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas
oraciones. Estos serán juzgados con más severidad”. Jesús se sentó frente a la
sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos
ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos
pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: “Les
aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque
todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo
que poseía, todo lo que tenía para vivir”.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.
1. Las
polémicas con los escribas y fariseos siempre suelen estar orientadas en la
enseñanza de Jesús hacia el desenmascarar una falsa relación con Dios. Hoy a
cuenta de la actitud en el templo -podemos imaginarnos la escena, Jesús sentado
en las gradas del Templo de Jerusalén, observando y enseñando, rodeado de sus
discípulos- lanza una severa diatriba contra la actitud religiosa de los
Escribas de Israel, que utilizaban a Dios, el culto, la oración, como una
excusa terrible para su propio beneficio, para comer, enriquecerse, ser
honrados por encima de los demás y alimentar un falso ego, una falsa imagen,
con sus mantos y sus ropajes lujosos, de quien se coloca a sí mismo por encima
de la verdad y de Dios mismo.
2. El
contraejemplo que muestra es claro. Una pobre viuda -con lo que significaba
social y económicamente ser viuda y pobre en el Israel de los tiempos
evangélicos, sin ayudas, sin protección, sin recursos, casi con un pie en la
indigencia y otro en la mendicidad- que no puede ofrendar al templo más que una
pobre moneda, dos reales, un as, un euro casi que diríamos hoy, que no tiene en
sí apenas valor monetario, pero que a los ojos atentos de Jesús, supone más,
mucho más, que todas las grandes ofrendas de los ricos y poderosos, hechas en
gran cantidad y riqueza.
3. Y
es que Jesús nos deja meridianamente claro en su enseñanza de hoy, que no es
dar mucho o poco, no es el ofrendar más o menos lo que mide la relación con
Dios, No es lo mucho o lo poco que se dé, lo mucho o lo poco que se haga, lo
mucho o lo poco que se entregue uno: Jesús alaba a la viuda no por la cantidad
de la entrega, sino por su calidad… La relación con Dios verdadera es la de
quien lo hace todo desde el sentido de la entrega sin guardarse nada para uno
mismo, sin dobleces ni egoísmos escondidos, sin vanidades ni falsas
autoimágenes, sin miedos ni escondites ocultos. Es dar todo lo que uno es, todo
lo que uno tiene, mucho o poco, pero lo que uno es, lo que muestra la verdadera
generosidad, la verdadera relación con Dios… y en la verdad, no en la pose, la
imagen y la fama: la generosidad sólo será real, cuando se hace sin que se
note.
4. La
lectura del Primer Libro de los Reyes, nos da el mismo ejemplo con el profeta
Elías y la viuda de Sarepta. Esta, da todo lo que tiene, su generosidad no se
mide por la cantidad -un puñado de harina y los restos del aceite de la alcuza-
sino por el mismo gesto de la entrega de quien no se guarda nada para sí, de
quien en la verdad de la humildad y la sencillez, se entrega por entero, para
ayudar a otro…
5. Dos
apuntes más para preparar esta homilía. Una la enseñanza de hacerlo todo con el
cuidado de no buscar el reconocimiento, que otros lo vean y nos alaben, hacer
lo que sea que consideremos que Dios nos pide, no porque toca, no porque otros
lo vean, no porque así me tendrán en consideración, no por dar una imagen, sino
porque en la verdad del corazón nace el compromiso. Y dos… la capacidad de
observación de lo pequeño. En cristiano, es en lo pequeño, en los detalles, en
lo que suele pasar desapercibido y nadie ve, donde se juegan las claves más
importantes de la entrega, no suele ser con grandes palabras o grandes gestos
como se llega a los corazones de los otros, es en lo que casi ni se ve, donde
se abre el corazón… y Jesús tiene la capacidad de fijarse en eso, invitándonos,
enseñándonos, compartiéndonos, una fundamental enseñanza del evangelio, la de
que lo concreto y lo pequeño, es lo realmente importante en nuestra vida.
ESTUDIO
BÍBLICO
El
culto verdadero es entregar la vida
Iª
Lectura: 1Reyes (17,10-16): Dios está con los que le necesitan
I.1. Esta lectura es del ciclo del
profeta Elías, el profeta más venerado de la tradición de Israel, aquél que se
esperaba para anunciar le llegada del Mesías y abrirle camino. El profeta Elías
lucha contra los falsos dioses y los cultos cananeos que se prodigaban en
territorio de Israel. El marco en que aparece este relato es una sequía que
estaba a punto de matar de hambre a los habitantes del pueblo. Lo curioso de
todo ello es que aquí, el profeta, anuncia el fin de esa sequía, pero no
precisamente en territorio del pueblo elegido, sino en Fenicia, en Sidón, en
una aldea llamada Sarepta, donde una viuda a penas puede atender a la petición
del profeta, que se vale de este signo para anunciar que Dios hará que no falte
el pan y el aceite (porque vendrá la lluvia y habrá trigo y el olivo dará su
fruto).
I.2. Esta escena, podemos recordarlo, es
la que Lc 4,14-30 ha elegido como paradigma para defender la libertad de la
gracia de Dios que llega a todos los hombre y a todos los pueblos, en la famosa
escena de Nazaret. Elías, pues, en vez de hacer este signo en territorio del
pueblo de la Alianza, es a una viuda (en el AT las viudas representas a los
pobres y necesitados) a la que le llega esta gracia. El profeta le pide pan que
la mujer está a punto de hacer para ella y su hijo, aunque cree que no
sobrevivirán. ¿Le pide el profeta un imposible? Todo es un simbolismo del
relato, para poner de manifiesto que Dios no abandonará a sus hijos. Con ello,
el relato de hoy quiere poner de manifiesto que los pobres siempre son más
generosos para compartir que los que gozan de todo.
IIª
Lectura: Hebreos (9,24-28): El sacrificio de nuestra misma vida
II.1. La segunda lectura del día
prosigue con la teología del sacerdocio de Cristo, que es primordial en esta
carta. En esta lectura se subraya, más que en ningún otro momento, la
diferencia entre lo que hace Cristo como sacerdote y el papel del sacerdocio de
la antigua Alianza. El texto está construido con una serie de elementos de
contraste entre lo antiguo y lo nuevo, el tipo y el anti-tipo, para resaltar la
originalidad de la acción de Cristo en su misión sacerdotal de borrar el pecado
del mundo. El que Cristo pudiera entrar en la intimidad de Dios, el santuario
celeste, con su propia vida, y no con sangre ajena de los sacrificios de
animales, es de un valor imperecedero. Ello pone de manifiesto que lo que Dios
quiere es el corazón del hombre, ya que Cristo le ha ofrecido su vida a Dios de
una vez para siempre..
I.2. Ya, pues, no son necesarios los
sacrificios de animales, porque no valen para nada. Si tiene valor el concepto
sacrificio y todo lo que ello significa es porque se apunta a una entrega de la
vida y de la existencia a Dios y a los hermanos. Esta forma de hablar, que en
cierta manera no se desprende de un lenguaje ritual, demanda la abolición del
pecado. Eso no quiere decir que el “pecado” no siga existiendo y apoderándose
del corazón humano, pero el pecado no ha de triunfar sobre este mundo, ni sobre
el corazón del hombre. El mal está vencido en ese acto de amor de Cristo. Este
mundo, pues, se consumará un día y entonces el pecado habrá desaparecido. Pero
mientras vivimos y este mundo sea mundo, tenemos la fuerza de Cristo para
vencer el pecado. Esta es, pues, una exhortación para vivir el misterio de la
gracia que Cristo nos ha ganado.
Evangelio:
Marcos (12,36-44): La religión sin fe, no es verdadera
III.1. Marcos, antes del discurso
escatológico y de la pasión, nos ofrece una escena que está cargada de
simbolismo. Se retoma, en cierta forma, el papel de la viuda y el profeta
Elías, como en el texto de 1Re 17,10. Las palabras contra los escribas que
buscan los primeros puestos… y más cosas, es probablemente una advertencia
independiente, pero que se entiende en nuestro texto con la narración que
describe la acción de la viuda. Jesús, en el Templo, está mirando a las
personas que llegan para dar culto a Dios. A Jerusalén llegaban peregrinos de
todo el mundo; judíos piadosos, pudientes, de la cuenca del Mediterráneo, que
contribuían a la grandeza de Jerusalén, de su templo y del culto majestuoso que
allí se ofrecía. Siempre se ha pensado que el culto debe ser impresionante e
imperecedero.
III.2. ¿Está Jesús a favor o en contra
del culto? Esta pregunta puede parecer hoy capciosa, pero la verdad es que
debemos responder con inteligencia y sabiduría. ¡No! ¡No está Jesús contra el
culto como expresión o manifestación de la religión! Pero también es verdad que
no hace del culto en el templo un paradigma irrenunciable. Jesús respeta y
analiza… y saca las consecuencias de todo ello. No dice a la mujer que se vaya
a su casa… porque todo aquello es mentira. No era mentira lo que ella vivía,
sino lo que vivían los “prestigiosos” de la religión que no eran capaces de ver
y observar lo que él hizo aquella mañana y enseñó a los suyos con una lección
de verdadera religión y culto.
III.3. Si nos fijamos, Jesús está
proponiendo el culto de la vida, del corazón, ya que aquella viuda pobre ha
echado en el arca del tesoro lo que necesitaba para vivir. Ella estaba
convencida, porque así se lo habían enseñado, que aquello era para dar culto a
Dios y entrega todo lo que tiene. Es, si queremos, un caso límite, con todo el
simbolismo y la realidad de lo que ciertas personas hacen y sienten de verdad.
Lo interesante es la “mirada” de Jesús para distraer la atención de todo el
atosigamiento del templo, del culto, de los vendedores, de lo arrogantes
escribas que buscan allí su papel. Esa mirada de Jesús va más allá de una
religión vacía y sin sentido; va más allá de un culto sin corazón, o de una
religión sin fe, que es tan frecuente.
III.4. Esa es, pues, la interpretación
que Jesús le hace a sus discípulos. Los demás echan de lo que les sobra, pero
la vida se la reservan para ellos; la viuda pobre entrega en aquellas monedas
su vida misma. Ese es el verdadero culto a Dios en el templo de la vida, en el
servicio a los demás. Sucede, pues, que la viuda (con todo lo que esto
significa en la Biblia) ofrece una religión con fe, con confianza en Dios. Y
solo Jesús, en aquella barahúnda, es capaz de sentir como ella y de tener su
mirada en penetrante vigilancia de lo que Dios desea y quiere. Una religión,
sin fe, es un peligro que siempre nos acecha… que tiene muchos adeptos, a
semejanza de los escribas que buscan y explotan a los débiles, precisamente por
una religión mal vivida e interpretada. Jesús ha leído la vida de aquella pobre
mujer, y desde esa vida en unas pocas monedas, ha dejado que lleve adelante su
religión, porque estaba impregnada de fe en Dios. (Fray Miguel de Burgos Núñez
O. P.).