domingo, 30 de septiembre de 2012

DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO



¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor…!

Las lecturas de hoy tienen una enseñanza muy clara. En la primera, tomada del libro de los Números, Moisés el líder de Israel, ante el agobio que siente por la tarea de formar y conducir a su pueblo a través del desierto, decide repartir parte de su espíritu distribuyéndolo entre un grupo de ancianos para que le ayuden en su misión. Pero enseguida recoge las acusaciones contra alguien que está profetizando en su nombre sin ser elegido, pero Moisés lejos de enojarse, exclama: ¡Ojala todo el pueblo de Israel fuera profeta!

El profetismo que soñara Moisés está muy bien diseñado por el Concilio Vaticano II. Todos los cristianos tienen esta condición de profeta ya que participan de la misión profética de Jesucristo. El profeta no es un adivino ni un visionario del futuro, sino el que descubre la presencia de Dios en el mundo y, con el testimonio de su vida, llama la atención para que sus contemporáneos encuentren esa presencia de lo Absoluto que sigue hablándonos en los ambientes más insospechados. 

El evangelio, parece dar un paso más en esta misma línea. Jesús, también escucha a sus discípulos escandalizados por la conducta de alguien, “que no es de los nuestros”, pero que está expulsando demonios y les dice: No se lo impidáis. Quien no está contra nosotros está con nosotros.

La enseñanza de Jesús es muy clara, si le seguimos debemos estar abiertos a todo lo bueno y positivo que está presente en el mundo, porque siempre es un signo profético, siempre será una manifestación del amor de Dios venga de donde venga.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Nadie puede monopolizar al Espíritu, como si quisiera poseerlo, porque el Espíritu se derrama en el pueblo, se expresa en el pueblo de Dios y es necesario escucharlo. Quien no reconoce esto no quiere escuchar a Dios.

Lectura del libro de los Números 11, 16-17a. 24-29

El Señor dijo a Moisés: "Reúneme a setenta de los ancianos de Israel -deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo- llévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos". Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa. Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo. Dos hombres -uno llamado Eldad y el otro Medad- se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en éxtasis. Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento". Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: "Moisés, señor mío, no se lo permitas". Pero Moisés le respondió: "¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!".
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 18, 8. 10. 12-14

R. Los preceptos del Señor alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.

La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.

También a mí me instruyen: observarlos es muy provechoso. Pero ¿quién advierte sus propios errores? Purifícame de las faltas ocultas. R.

Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine: entonces seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado. R.

SEGUNDA LECTURA

"Las expresiones: lloren, giman y clamen, derivadas del lenguaje profético, no significan un lamento de arrepentimiento sino el de un funeral: el funeral del rico arrogante. Encontramos como el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del Universo. La referencia al día de la matanza invoca el tema del juicio, de modo particular matar los becerros gordos y listos para ser inmolados. El rico ha oprimido al pobre, pero él se hizo gordo y su destrucción ocurrirá" (José Adriano Filho, en El pobre y el rico en Santiago y en el Pastor de Hermas, RIBLA 31).

Lectura de la carta de Santiago 5, 1-6

Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han robado a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al Justo, sin que él les opusiera resistencia.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros". Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Misión profética del cristiano en el mundo.

El Concilio Vaticano II, presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios y Sacramento de Reconciliación para todos los hombres, poniendo de relieve esta condición profética de todos los cristianos por el hecho de serlo. Habla después de los carisma o cualidades como dones del Espíritu para la construcción de la Iglesia, recogiendo la doctrina se S. Pablo sobre el cuerpo místico de Cristo. En este sentido la Iglesia es mediadora de la salvación no solo a través de sus ministros, ya que actúa por todos sus miembros debidamente estructurados. Por eso, cada cual en el lugar que le corresponde sigue siendo alguien necesario en la construcción del Reino de Dios.

La misión profética del cristiano en medio del mundo es ayudar a descubrir donde está Dios, las huellas de Dios, poniendo de relieve cual es su proyecto para con los hombres y por donde van hoy sus designios de salvación ya que el Espíritu está siempre presentes en la sociedad y en la cultura en que vivimos. Por eso es muy interesante subrayar la necesidad de hacer visible el mensaje de Jesús siempre actual en sus valores, a veces ocultos en una religiosidad más pendiente de lo normativo o lo ritual que no transparenta los valores más vivos que predicó Jesús fundamentados siempre en la justicia y el amor.

¿Qué es hacer milagros o echar demonios?

Jesús nos descubre en su vida pública un modo nuevo de ser profeta fundado en el poder de todos los hombres y mujeres para cambiar el mundo venciendo el mal con la fuerza del bien. Es una forma l de hacer milagros o echar demonios, porque todos tenemos la posibilidad de sacar lo mejor de nosotros mismos, trabajando por un mundo más justo y humano. En este sentido todos somos agentes de esa trasformación, aunque no estemos “catalogados” en grupo determinado de acción pastoral.

Y es que ningún grupo humano por muy elevado que sea tiene la exclusiva y menos el monopolio de hacer el bien Es la gran enseñanza que nos da Jesús, “no es de los nuestros”, pero no se lo impidáis. El bien siempre es obra de Dios, todos los esfuerzos para luchar por la liberación y la dignidad humana donde quiera que sea nos hablan del amor de Dios a los hombres y de su acción liberadora frente a las víctimas del odio, la explotación, el desprecio, la discriminación injusta y la falta de amor.

Dios siempre actúa en la historia de forma insospechada para nosotros. La duda surge, para algunos, cuando no es la Iglesia oficial la que actúa o habla, porque nos parece que nos falta una seguridad que nos viene de la Institución que nos protege. Pero el creyente adulto debe huir de dos extremos, muy frecuentes en la sociedad actual. Por una parte el caer en un relativismo ante el magisterio de la Iglesia sin tenerlo en cuenta, viéndolo como algo que coarta la libertad humana, pero también está la postura contraria, cómoda, conformista y falta de crítica, que impide tomar posturas adultas y personalizadas en la fundamentación de la propia fe.

El bien que podemos hacer, signo de la presencia del Reino de Dios entre nosotros.

El evangelio de hoy tiene una segunda parte en la que Jesús señala con tonos muy gráficos y a la vez duros, la postura que sus discípulos deben tener ante el bien o el mal que siempre pueden estar presente en la propia conducta: 

Primero, nos dice que cualquier acto, cualquier gesto, por muy pequeño que sea, como el dar un vaso de agua a quien tiene sed no quedará sin recompensa, porque siempre será un signo del Seguimiento de Cristo y una mediación en la implantación del Reino. Pensemos en tantas obras asistenciales de la Iglesia, para muchos el único signo visible de la presencia de Dios en la Iglesia institucional. Un vaso de agua es muy poca cosa, quizás por esto señala algo al pareces sin importancia pero no carente de valor. De ahí que el ejemplo tan demostrativo elegido por Jesús, porque nuestro Padre Dios se ocupa de las necesidades aparentemente pequeñas de sus hijos.

Advertencia sobre la posibilidad del escándalo.

A continuación Jesús, como contraste, habla del mal, nos advierte de la fuerza del mal siempre posible en nosotros. El lenguaje metafórico es duro, nos habla de ser intransigentes cuando alguien es causa de escándalo para los que el evangelio llama, “pequeños” es decir, los frágiles, los sencillos, aquellas personas que por su falta de formación pueden ser dañadas en su fe.

Este texto se ha aplicado con frecuencia para señalar el cuidado que debemos tener con los niños, los menores de edad, hoy por desgracia es un tema de actualidad por los casos de pederastia. Pero no debemos restringir su intencionalidad. Jesús nos viene a decir que todos somos responsables de la fe de los otros y debemos cuidar de ella. Lo interesante es señalar que al recalcar todo esto, con un tono tan fuerte, quiere subrayar la gravedad de estas actitudes a veces frívolas o despreocupadas que se dan entre nosotros con frecuencia, porque todos somos responsables de la fe de nuestros hermanos.

El peligro de las riquezas.

En este mismo tono, y como una aplicación de lo anterior nos habla Santiago en la segunda lectura. Es una reflexión sobre al papel que el dinero puede adquirir en la vida de los seguidores de Jesús. El Apóstol nos presenta el dinero como un peligro por su mal uso, puede ser incluso un ídolo, que al centrarnos en él, nos aparta de Dios. No es un mal en sí mismo, pero la acumulación del dinero, a veces injustamente ganado, repercute a su vez en el empobrecimiento de los demás. Y en definitiva nos aparta del proyecto de Jesús para con nosotros. Aquí tampoco caben componendas o medias tintas.

Sigue siendo hoy un tema de actualidad. Se habla mucho del enriquecimiento de unos pocos, rápido y a cualquier precio, es la cultura del pelotazo, a la vez también se ofrecen estadísticas para concienciarnos sobre el hambre y el subdesarrollo que sufre gran parte de la humanidad como consecuencia de esa acumulación de riquezas por unos pocos. Pero el acostumbramiento al bienestar es esta sociedad nuestra, hace que a la larga todo sigua igual. El peligro está en que fácilmente nos centramos en nuestro propio Yo, en nuestro afán de poseer, de comodidad, de bienestar y, en consecuencia, nos alejamos de los demás. Ignoramos o no queremos ver las situaciones penosas que viven una gran parte de la humanidad al carecer de lo más elemental. Como defensa, siempre tendremos miles de argumentos para justificar nuestra demasía en el consumo y en afán de bienestar egoísta.

Como se ve, también en esta carta de Santiago, de tonos enérgicos y muy expresivos, encontramos motivos para la radicalidad y la intolerancia ante el mal. Es una exigencia para seguir el proyecto que nos ofrece Jesús en su seguimiento para la implantación del Reino.

ESTUDIO BÍBLICO

Una religión de apertura a todos los hombres

Iª Lectura: Números (11,25-29): El Espíritu "en el pueblo"

I.1. La primera lectura, del libro de los Números (11,25-29) nos cuenta un episodio extraño, propio de las religiones ancestrales, en el que un grupo de ancianos, recibiendo el espíritu de Moisés, se ponen a profetizar. Era como una ayuda que Moisés tuvo para atender a los problemas de impartir justicia y orientar al pueblo en el desierto. Pero quizás lo más importante de esta lectura sea poner de manifiesto que el Espíritu, como don de Dios, no se puede reducir a unas formas exclusivamente institucionales. Esos dos personajes llamados Eldad y Medad representan a aquellos que han recibido un don carismático fuera de los ámbitos institucionales.

I.2. En realidad, no son los protagonistas de esta lectura los ancianos, ni Moisés, ni estos dos personajes mencionados, sino que es el Espíritu que impulsa a los hombres. Por ello es muy digna de consideración la actitud de Moisés quien, ante el escándalo de su asistente Josué, afirma que es todo el pueblo el está llamado a profetizar. Y profetizar, en primer lugar, significa abrirse al don del Espíritu, y después ponerse al servicio de todos para trasmitir la voluntad salvadora de Dios.

IIª Lectura: Santiago (5,1-6): Contra los ricos

II.1. La carta de Santiago nos ofrece uno de sus textos más famosos y más duro sobre los ricos y las riquezas. Hay toda una filosofía y una dialéctica sobre si lo peor es ser ricos o es la misma riqueza. En realidad la riqueza ¿qué es? ¿es en sí mala? Se ha dicho que la riqueza no existe si alguien no la practica. El texto de Santiago habla a los ricos, y la riqueza es su condena. El problema, pues, es acumular injustamente bienes, robando, matando o impidiendo que otros tengan los necesario. Ese es el ejemplo de la riqueza con el que se opera en la carta de hoy.

II.2. Existen cosas bellas acumuladas, que no son de nadie, o son patrimonio de un pueblo o de la humanidad, o de museos, y sabemos que esa riqueza no afecta a la injusticia del mundo. La riqueza de la que aquí se habla es aquella que se posee por la injusticia y la sin razón. Por ello, pues, son los ricos los que caen bajo las palabras directas de esta invectiva moralizante del autor de la carta de  Santiago. Por lo tanto, ser ricos en esas condiciones en las que se pone de manifiesto la injusticia, la acumulación de lo que no es necesario, mientras otros pasan hambre o no tienen trabajo, es verdaderamente antievangélico.

Evangelio: Marcos (Mc 9,38-43.45.47-48): El evangelio contra el puritanismo

III.1. El evangelio de hoy nos cuenta una pequeña historia, parecida a la que hemos encontrado en la vida de Moisés sobre el espíritu que se da libremente a dos personajes que no pertenecían al grupo de los ancianos. En este caso, Juan, ha encontrado a alguien que hace milagros o exorcismos y quiere impedírselo como si eso fuera exclusivo de Jesús, el profeta de Nazaret. Pero Jesús, en una respuesta que se asemeja a la de Moisés exige que no se le impida, porque todo el que hace el bien (ese es el sentido que puede tener el hacer milagros en nuestro texto) no puede estar contra Jesús que vino a hacer el bien a los hombres. Es verdad que existe otra sentencia de Jesús, de la fuente Q, que no estaría en esta línea (cf Mt 12,30; Lc 11,23): “quien no está conmigo, está contra mí” y que expresaría la radicalidad de algunos profetas itinerantes que defendieron un exclusivismo como el de Juan.

III.2. Es verdad que el conjunto de dichos que se concentran en Mc 9,42-50 se presta a muchas lecturas. Están expresados con los giros semíticos propios del lenguaje de contraste. Nadie debe tirarse al mar atado a una piedra; como nadie puede odiar a los suyos por amar a Jesús y su evangelio. El escándalo del que nos habla el evangelio de hoy no está relacionado con un puritanismo moralizante que lleva a excesos inhumanos. Es un escándalo de los “pequeños”, los que pueden ser “exorcistas extraños”, pero que no son contrarios al evangelio, a la bondad, a la sabiduría divina. Con sus obras, con sus actitudes y sus luchas deben ser considerados en toda su dignidad, aunque no sean de los nuestros. Se quiere poner de manifiesto, por parte de Jesús, que en ellos también hay algo del reino que él ha venido a traer.

III.3. Esta enseñanza del evangelio de hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no puede defenderse como exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los hombres son capaces del bien, porque todos los hombres han recibido los dones de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las puertas a los hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús, allí los cristianos pueden participar sin exigir garantías jurídicas que justifiquen sus compromisos. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe presentarse como el “gheto” de los salvados o redimidos con criterios de puritanismo y legalismo, porque esta promesa es para todos los hombres.

ENLACE A "EL AMIGO DE LA FAMILIA" boletín semanal de la diócesis de Punta Arenas - Chile

domingo, 23 de septiembre de 2012

DOMINGO 25º DEL TIEMPO ORDINARIO



“El Hijo del hombre va a ser entregado”

Llega la primavera, una nueva etapa en nuestra vida cristiana. Es la hora de re-programar la agenda, de mirar al futuro, de revisar lo que pretendemos hacer como cristianos, cómo aprovechar la nueva oportunidad que Dios nos ofrece: metas y retos a alcanzar, para que nuestra vida cristiana crezca y no se estanque. La liturgia de este domingo nos ofrece algunas pautas a seguir. Jesús nos propone algunas. Como siempre nos impele a emprender una vida nueva, un enfoque nuevo de nuestras actividades diarias. De esta manera el desarrollo de nuestra personalidad cristiana se verá más renovado.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

A tantos hombres y mujeres que luchan constantemente por mantener su vida conforme a una conciencia limpia y recta podemos definirlos como: justos, fieles, honestos, coherentes. Ellos con su propia vida, y sin necesidad de grandes discursos, ponen en evidencia a quienes llevan una vida poco transparente. A veces no necesitamos hacer grandes declamaciones, nuestra misma vida se transforma en profética.

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20

Dicen los impíos: Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 53, 3-6. 8

R. El Señor es mi apoyo verdadero.

Dios mío, sálvame por tu Nombre, defiéndeme con tu poder. Dios mío, escucha mi súplica, presta atención a las palabras de mi boca. R.

Dios mío, sálvame por tu Nombre, porque gente soberbia se ha alzado contra mí, hombres violentos atentan contra mi vida, sin tener presente a Dios. R.

Pero Dios es mi ayuda, el Señor es mi apoyo verdadero: Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno. R.

II LECTURA

"La comunidad de Santiago entiende la fe como experiencia comprometida con la defensa de la vida. De tal manera, que si la fe no produce frutos de amor, justicia y solidaridad, no existe, no es fe; está muerta. El Proyecto de Dios exige un compromiso vital fundamentado en valores: 'Frutos de justicia se siembra en la paz para los que procuran la paz'.”

Lectura de la carta de Santiago 3, 16-4, 3

Hermanos: Donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz. ¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Los discípulos necesitan una buena relación especial con Jesús, una enseñanza que los lleve a comprender lo que está sucediendo en el momento presente y lo que viene en el futuro. Ellos deben estar preparados para participar de la novedad del Reino, como una comunidad de servicio y entrega al hermano.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 30-37

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Las lecturas de este domingo nos ofrecen a modo de síntesis estos objetivos o pautas de vida fundamentales a realizar como cristianos:
1º Primacía de Dios: “Dios es mi auxilio: el Señor sostiene mi vida” (Salmo Responsorial).
2º Ordenar la vida con sabiduría: “La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera” (1ª lectura).
3º Instauración de un mundo en paz: “Los que procuran la paz están sembrando la paz”… “Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males” (2ª lectura).
4º Aceptación gustosa del sacrificio por los demás: “El Hijo del hombre va a ser entregado” (Evangelio). 
5º Actitud de servicio y ayuda desde la humildad: “Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos” (Evangelio). 
6º Disposición serena ante la muerte: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará” (Evangelio).
7º Apertura de la mente a los planes de Dios: “Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle (Evangelio). 
8º Sinceridad con Dios: “¿De qué discutíais por el camino? Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante” (Evangelio). 
9º Vida sencilla y confiada: “Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.» (Evangelio).

Primera: Primacía de Dios (Sal 53)

El Salmista recoge en este Salmo una convicción muy enraizada en la fe de Israel. Yahvé era el todo de su vida. La historia de este pueblo se apoya en una fe firme y constante en que su Dios es el verdadero Dios que lo creó, lo eligió y lo ha acompañado siempre en los momentos más difíciles de su historia. Sin Yahvé su vida carece de sentido y de orientación. Es algo que los discípulos de Jesús han de tener muy presente. Una vida sin Dios está abocada al desastre.

Segunda: Ordenar la vida sabiamente (Sab 2,17)

Los libros del Antiguo Testamento se refieren muchas veces a la diferencia entre los caminos del justo y de los pecadores. En el fragmento del libro de la Sabiduría que escuchamos hoy el sabio ensalza una vez más el acierto de los justos en ordenar su vida de acuerdo con los dictámenes de la Sabiduría. Comportamiento que difiere abismalmente de los criterios y maquinaciones de los necios. Éstos no solamente rechazan el obrar sabiamente sino que incluso persiguen a los que obran bien. En nuestro mundo moderno observamos cómo se repiten estas dos clases de personas. Muchos son los que viven a lo loco sin percatarse de que su vida está vacía de sentido. Buscan la felicidad y no la encuentran en ninguna parte. Y lo que es peor rechazan y persiguen a quienes intentan echarles una mano.

Tercera: Trabajar por un mundo en paz (St 3)

Esta vez es el apóstol Santiago, testigo de las dificultades de las primeras comunidades cristianas para vivir según las exigencias del amor predicado por Jesús, quien advierte a sus fieles: “Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males”. Diariamente asistimos a los conflictos que se producen en el ámbito familiar y social como efecto de la envidia, de la ambición, del rencor, del odio y demás rivalidades humanas. Se repite una y otra vez que es necesario luchar contra la violencia de todo género, y lamentablemente nuestra sociedad se caracteriza por un sinfín de clases de violencia. Hoy se hace especialmente necesario recordar el lema que Jesús dio a sus seguidores. “Amaos como yo os he amado…, como yo y el Padre nos amamos… Mi paz os dejo, mi paz os doy… No como el mundo la da os la doy Yo”.

Cuarta: Aceptación gustosa del sacrificio por los demás (Evangelio)

En el coloquio íntimo que Jesús tiene con sus discípulos, después de su larga correría apostólica por los pueblos de Galilea, lo primero que les comunica es que “el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”. Ante la extrañeza de los presentes por este anuncio, Jesús no se inmuta, ni se corrige. Éste es el objetivo y fin de su vida, y éste ha de ser también el faro que oriente, ilumine y dirija la vida de sus discípulos. Y esto lo comunica Jesús a sus más cercanos en un momento en que ellos discuten sobre quién, entre ellos, era el más importante. Jesús sale al paso de las falsas ilusiones que podían forjarse sus seguidores. Si Él orientó toda su vida al Calvario de una Cruz, para reconciliar con el Padre a toda la humanidad, también el programa de sus discípulos deberá estar dirigido hacia este cometido por duro y áspero que se presente.

Quinta: Actitud de servicio y ayuda desde la humildad

El víacrucis que Jesús propone a sus seguidores no está marcado por unas estaciones más o menos espectaculares y devotas. Jesús lo que pretende es que quienes se decidan a seguirle adopten un plan de vida como el suyo “que pasó por el mundo haciendo en bien”. Por eso, tras el anuncio de su muerte a manos de sus enemigos, Jesús añade: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Ayudar con sencillez a los demás, entender la vida como una ayuda y servicio a los necesitados, éste será en adelante el distintivo único e imprescindible de quienes pretendan considerarse verdaderos discípulos de Cristo. Hace unas décadas se publicó un libro con el sugerente título “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”. Creo que bajo este título se recoge una de las intenciones más genuinas del Maestro sobre el futuro de las comunidades cristianas: el servicio

Sexta: Disposición serena ante la muerte

Todo programa de vida ha de elaborarse mirando al fin. Después del anuncio escueto de su Pasión, Jesús insiste sobre el tema: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”. Jesús se muestra contento ante su destino. Su próxima muerte no le produce, ni miedo, ni angustia alguna. Eso mismo desea Jesús a sus discípulos. Según Él la muerte, si se la considera final de nuestra etapa terrena, no debe espantar a nadie. Tras ella llega la resurrección a una vida eterna con Dios.

Séptima: Apertura de la mente a los planes de Dios

San Marcos señala que los discípulos, cuando escucharon el anuncio de Jesús sobre su destino final “no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle”. Y aún dice más. Este miedo a preguntarle provenía del hecho de que durante el camino habían discutido quién era el más importante. Para el evangelista lo ocurrido es muy significativo. Mientras uno está embebido en preocupaciones mundanas no puede entender la voz de Dios. Se le oye, pero no se le entiende. Entre las actitudes primordiales del cristiano, la apertura de la mente y del corazón a los planes de Dios es fundamental. Él y su voluntad han de ser el faro al que dirigir la mirada todos los días. Esa mirada atenta fue una constante en el paso de Jesús sobre la tierra: “Yo he venido a cumplir la voluntad de mi Padre”.

Octava: Sinceridad con Dios

Otra pauta de vida que apunta el evangelio de hoy es la sinceridad con Dios. Hace algunos años se publicaron una reflexiones de un obispo anglicano bajo el título “Sinceros para con Dios”, en el que abordaban cuestiones referentes a las causas de la crisis actual dentro de la Iglesia. En aquellos momentos, y más aún en el presente, es importante reflexionar sobre la sinceridad en nuestras actitudes y comportamientos cristianos. En el párrafo anterior comentábamos esta indicación del evangelio de hoy. Al preguntar Jesús a sus discípulos “¿De qué discutíais por el camino?” el evangelista señala escuetamente “ellos no contestaron”. Al menos fueron sinceros. Ocurre en más de una ocasión que Dios nos sorprende, nos pilla fuera de juego. No vale mirar hacia otro lado. Dios nos ve y nos conoce. Nada podemos ocultarle. Lo más honesto en esta situación es reconocer nuestro error, nuestra falta, nuestro despiste. Sólo unos cristianos sinceros con Dios desde su fe y su comportamiento diario pueden manifestar ante el mundo la autenticidad de su ser cristiano.

Novena: Vida sencilla y confiada en el Padre

El relato evangélico concluye con esta afirmación: “Y, acercando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y dijo: El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”. Jesús cierra esta catequesis familiar y privada con sus discípulos recordando uno de sus gestos y enseñanzas más características recogidas en los evangelios: su predilección y cercanía con los sencillos, los humildes, los que nada pueden, los sin voz, los pobres, los desheredados. También sus seguidores deberán imitar y reproducir en sus vidas esta característica de su persona y de su evangelio.

ESTUDIO BÍBLICO


La religión verdadera es acoger desde la solidaridad

Iª Lectura: Sabiduría (2,12.17-20): El justo piensa como vive

I.1. La primera lectura se toma concretamente de un pasaje que pone de manifiesto el razonamiento de los impíos, de los que están instalados en la sociedad religiosa y política y que no aceptan que un hombre justo, honrado, simplemente con el testimonio de su vida, pueda ser una contrarréplica de la ética, de la moral y de las tradiciones ancestrales con las que se consagra, muy a menudo, la sociedad injusta y arbitraria de los poderosos. Como el libro de la Sabiduría es propio de la literatura religiosa griega, algunos han pensado que a la base de esta lectura está el razonamiento práctico de una filosofía que se muestra en la ética de los epicúreos, quienes defendían una praxis de justicia y honradez en la sociedad.

I.2. En todo caso, la lectura cristiana de este pasaje ha dado como resultado la comparación con los textos del Siervo de Yahvé de Isaías (52-53) y más concretamente, se apunta a la inspiración que ha podido suponer para los cristianos sobre la Pasión del Señor, ya que en ese justo del libro de la Sabiduría se ha visto la actuación de Jesús, tal como podemos colegir de la lectura misma del evangelio de hoy. Los “no sabios” saben muy bien condenar a muerte ignominiosa a los justos. Esa es la única sabiduría que entienden de verdad: el desprecio y la ignominia; es una sabiduría contracultural: ni divina ni humana. Y esta es ya una historia muy larga en la humanidad que tanto se valora a sí misma.

IIª Lectura: Santiago (3,16-4,3): Sabiduría: justicia y paz

II.1. La carta de Santiago (3,16-4,3), sigue siendo el hilo conductor de esta segunda lectura litúrgica. Además, como es una carta que pretende establecer un cristianismo práctico, ético y moral, nos pone sobre el contraste dos sabidurías: la que nace de este mundo y anida en el corazón del hombre (envidias, desorden, guerras, asesinatos) y la sabiduría que viene de lo alto (pacificadora, limpieza de corazón, condescendencia, docilidad, misericordia). En realidad a la primera no se le debe llamar sabiduría sino insensatez y negatividad. Son dos mundos y podríamos preguntarnos, de verdad, si el corazón humano no está anidado por estas dos tendencias (dualismo). Nuestra propia experiencia personal podría darnos la respuesta.

II.2. El autor considera que el ser humano, guiado por sus instintos (es el misterio de nuestra debilidad, aunque le atribuye un débito especial al “diablo” para no caer en el principio de maldad en el corazón humano), va hacia la perdición por la envidia con la que nos destrozamos los unos a los otros. Pero el autor propone la sabiduría, que se adquiere por la oración para llegar a esas actitudes positivas que ha mencionado antes. No se trata, pues, de leer este texto en clave moralizante para rebajarlo. Es uno de los textos fuertes del NT, de ese calibre es el cristianismo que pide la paz fundamentada en la justicia.

Evangelio: Marcos (9,30-37): El que se entrega debe ser el primero

III.1. El evangelio de Marcos nos muestra un segundo paso de Jesús en su camino hacia Jerusalén, acompañado por sus discípulos. El maestro sabe lo que le espera; lo intuye, al menos, con la lucidez de un profeta: la pasión y la muerte, pero también la seguridad de que estará en las manos de Dios para siempre, porque su Dios es un Dios de vida. Pero ese anuncio de la pasión se convierte en el evangelio de hoy en una motivación más para hablar a los discípulos de la necesidad del servicio.

III.2. No merece la pena discutir si este segundo anuncio de la pasión son “ipsissima verba” o son una adaptación de la comunidad a las confidencias más auténticas de Jesús. Hoy se acepta como histórico que Jesús “sabía algo” de lo que le esperaba. Que la comunidad, después, adaptara las cosas no debería resultar extraño. Este segundo anuncio de la pasión lo presenta el evangelista como una enseñanza (edídasken= les enseñaba). Pero los discípulos ni lo entendían ni querían preguntarle, ya que les daba pánico. Este no querer preguntarle es muy intencionado en el texto, porque no se atrevían a entrar en el mundo interior y profético del Maestro. Jesús tuvo paciencia y pedagogía con ellos y por eso Marcos nos ha presentado “tres” anuncios en un corto espacio de tiempo (8,27-10,32).

III.3. Tampoco Pedro, en el primer anuncio (8,27-33), lo había entendido cuando quiere impedir que Jesús pueda ir a Jerusalén para ser condenado. No encajaba ese anuncio con su confesión mesiánica, que tenía más valor nacionalista que otra cosa. Marcos ha emprendido, desde ahora en su narración una dirección que no solamente es reflejo histórico del camino de Jesús a Jerusalén, sino de “enseñanza” para la comunidad cristiana de que su “Cristo” no se fue de rositas a Jerusalén. Que confesar el poder y la gloria del Mesías es o puede ser un tópico religioso poco profético. En realidad eso es así hasta el final, como lo muestra la escena de Getsemaní (14,32-42) y en la misma negación de Pedro (14,66-72). Los discípulos no entendieron de verdad a Jesús, ni siquiera por qué le siguieron, hasta después de la Pascua.
III.4. En Carfarnaún, en la casa, que es un lugar privilegiado por Marcos para las grandes confidencias de Jesús, porque es el símbolo de donde se reúne la comunidad, (como cuando les explica el sentido de las parábolas), les pregunta por lo que habían discutido por el camino; seguramente de grandezas, de ser los primeros cuando llegase el momento. Sus equivocaciones mesiánicas llegaban hasta ese punto. Jesús tomó a un niño (muy probablemente el que les servía) y lo puso ante ellos como símbolo de su impotencia. Es verdad que el niño, como tal, también quiere ser siempre el primero en todo, pero es impotente. Sin embargo, cuando los adultos quieren ser los primeros, entonces se pone en práctica lo que ha dicho el libro de la Sabiduría. Y es que el cristianismo no es una religión de rangos, sino de experiencias de comunión y de aceptar a los pequeños, a los que no cuentan en este mundo.

III.5. Acoger en nombre de Jesús a alguien como un niño es aceptar a los que no tienen poder, ni defensa, ni derechos; es saber oír a los que no tienen voz; son los pobres y despreciados de este mundo. La tarea, como muy bien se pone de manifiesto en la praxis cristiana que Marcos quiere trasmitir a su comunidad, no está en sopesar si los que se acogen son inocentes o no, sino que debemos mirar a la vulnerabilidad. Quizás los pequeños, los niños, los pobres, los enfermos contagiosos, no son inocentes. Tampoco los niños lo son. Es el misterio de la vulnerabilidad humana lo que Jesús propone a los suyos. Pero los “suyos” –en este caso los Doce-, discutían por el camino quién sería el segundo de Jesús en su ”mesianidad” mal interpretada. Esta es una enseñanza para el cristianismo de hoy que se debe plasmar en la Iglesia. La opción por los “vulnerables” (¡los pobres!) es la verdadera moral del evangelio.



domingo, 16 de septiembre de 2012

DOMINGO 24º DEL TIEMPO ORDINARIO


“El que quiera venir detrás de mí…, que cargue con su cruz y me siga”

A la hora de preparar nuestra reflexión sobre las riquísimas aportaciones de la Palabra de Dios en este domingo, necesariamente tenemos que mirar a nuestro alrededor y descubrir el enorme sufrimiento de una gran población mundial que si antes situábamos en “el sur” hoy llega ya a las puertas de las casas del “norte”, a las puertas de Europa. De una parecida situación histórica de sufrimiento partieron las comunidades que redactaron, en diferentes épocas históricas, los textos que leemos en este domingo. Textos que invitan no solo a no evadirnos de la realidad sino a comprometernos en su transformación.

“El Señor me abrió el oído y no me eché atrás…” 

“La fe si no tiene obras por si sola está muerta…” 

“El que pierda su vida por mi y por el Evangelio la salvará”…. 

Son testimonios de personas y comunidades “proféticas” de distintas épocas que no dieron su espalda a los problemas de su entorno sino que desde una “no-violencia-activa” se propusieron hacer su aportación para que su pueblo y todo el mundo tuviera acceso a los derechos humanos: pan, salud, vivienda, educación, trabajo… Son testimonios que, amplificados por el de nuestro Maestro –Jesús--, dan sentido a nuestra vida y a la de nuestras comunidades. Entregar nuestra vida a Jesús es entregarla a su proyecto de fraternidad y salvarla dándole un sentido liberador.

Quizá este momento histórico no sea el del miedo, el de la depresión, el de la fuga, sino el tiempo oportuno para desenmascarar a los causantes del sufrimiento de las personas y de todo el planeta y de poner los cimientos de una nueva civilización unidos a todas las personas de buena voluntad.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

El texto corresponde a uno de los cuatro cantos del servidor de Dios que se encuentran en el libro de Isaías. Este tercer canto expresa la confianza de alguien que sabe, desde el fondo de su corazón, que Dios nunca lo abandonará. Nada de lo que ocurre es indiferente al Señor, que defiende a quien se encuentra humillado y aplastado por poderes que atentan contra la vida y la justicia.

Lectura del libro de Isaías 50, 5-9a

El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 114, 1-6. 8-9

R. Caminaré en la presencia del Señor. O bien: Aleluya.

Amo al Señor, porque él escucha el clamor de mi súplica, porque inclina su oído hacia mí, cuando yo lo invoco. R.

Los lazos de la muerte me envolvieron, me alcanzaron las redes del Abismo, caí en la angustia y la tristeza; entonces invoqué al Señor: "¡Por favor, sálvamela vida!". R.

El Señor es justo y bondadoso, nuestro Dios es compasivo; el Señor protege a los sencillos: yo estaba en la miseria y me salvó. R.

Él libró mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída. Yo caminaré en la presencia del Señor, en la tierra de los vivientes. R.

SEGUNDA LECTURA

El autor hace una denuncia muy fuerte: no se puede confesar la fe si no hay una atención a los más pobres. El cuidado del hermano es el modo en que se expresa la coherencia con lo que se cree. Es la continuidad del camino vivido por Jesús, y por el cual entregó su vida, tal como se muestra en el evangelio de este domingo.

Lectura de la carta de Santiago 2, 14-18

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: "Vayan en paz, caliéntense y coman", y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta. Sin embargo, alguien puede objetar: "Uno tiene la fe y otro, las obras". A éste habría que responderle: "Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe".
Palabra de Dios.

EL EVANGELIO PARA EL DÍA DE HOY

"El mesianismo sin cruz está muy de moda entre nosotros. Mesianismos sin compromisos, mesianismos facilones, mesianismos que, aun a los que están trabajando quieren hacerlos retroceder. ¡Déjenlos! Si ustedes son cobardes, dejen a los valientes que sigan adelante.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 8, 27-35

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

El Señor me abrió el oído y no me eché atrás

Los relatos de Isaías del “siervo de Yahvé” son unos preciosos textos que esbozan el perfil del profeta y de las comunidades proféticas de todos los tiempos. Profetas comprometidos en una “no-violencia-activa” para la consecución de un mundo mejor para todos y prioritariamente para los más oprimidos. La tradición cristiana ha atribuido a Jesús este perfil. El mismo Jesús en su bautismo, en su presentación en la Sinagoga de Nazaret, y en textos como el evangelio de hoy hace suyo este perfil del “siervo de Yahvé”.

Los teólogos de la liberación han atribuido este perfil con Jesús a los pueblos crucificados del “sur” desde el expolio de las conquistas hasta hoy. Monseñor Oscar Romero decía a los campesinos sobrevivientes de las masacres: “sois la imagen del divino traspasado”. Pues bien, una de las características del “siervo” es la de estar atento a los sufrimientos del pueblo crucificado. Pero también al descubrimiento de sus verdugos. Y por supuesto a un compromiso de cambio de esa realidad. Hay teólogos –como Julio Lois- que han descubierto en esos tres rasgos –conocer la realidad, cargar con la realidad y cambiar la realidad- la auténtica espiritualidad cristiana. Dios Padre y Madre llamó a Jesús y nos llama a nosotros desde la realidad de los empobrecidos y el sentido de nuestra vida se juega en el no echarnos atrás sino en comprometernos con todas nuestras fuerzas en “bajar de la cruz a los crucificados”. Podríamos decir que en eso consiste nuestra “salvación”.

La fe, si no tiene obras, por si sola está muerta

Tanto la carta de Santiago como el Evangelio de hoy nos ponen en guardia contra tentaciones de la espiritualidad de todos los tiempos: el intimismo, la adhesión intelectual a unos dogmas, la privatización de la fe, la rutina o costumbre, la búsqueda del poder o el dinero, la defensa a ultranza de situaciones de cristiandad… Y no. La fe es el encuentro personal con Jesús, compartido con otros creyentes en comunidad, que nos lleva a vivir en relación filial con el Dios del Reino y con los hermanos; y que nos hace apasionados luchadores por un mundo más justo, en igualdad de condiciones con otros grupos religiosos y sociales. Cito a continuación algunas propuestas de un teólogo amigo y compañero en la pastoral –Julio Lois- con respecto al compromiso temporal de los cristianos, tema reiterativo en sus conversaciones y artículos:

1. “La fe cristiana puede y debe activar el recuerdo del Crucificado y con él el de todas las víctimas de la injusticia ejerciendo una función crítica en una sociedad vinculada a los intereses de los más fuertes o de los vencedores, rehén de la economía y del desarrollo incontrolado de la ciencia y de la técnica”

2. “El cristianismo tiene que recordar a esta humanidad, que parece deslumbrada por un crecimiento cuantitativo indefinido, el deterioro o expolio ecológico que se está produciendo”.

3. “La fe cristiana puede ofrecer hoy un horizonte insospechado e ineludible de esperanza que, sin dejar de remitir a un destino final de plenitud prometido, demande en el aquí y ahora una praxis de transformación social”.

Pero las parroquias y comunidades cristianas, toda la Iglesia, si queremos que de verdad cunda nuestro compromiso en el mundo de hoy tenemos que vivir esos compromisos dentro de la misma comunidad y dentro de la misma Iglesia. Es evidente que hay derechos humanos que no se cumplen. Pongamos el ejemplo de la igualdad de la mujer, o la libertad de investigación de los teólogos, o la participación de los laicos en las comunidades. “Una iglesia que no sirve, no sirve para nada” titula Monseñor Gaillot un libro publicado hace años. Una iglesia que no es comunidad de comunidades, compromiso de fraternidad hacia dentro y hacia afuera no sirve para nada.

El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga

Me vienen a la memoria unas palabras del mártir Ignacio Ellacuría: “Ese pueblo crucificado es la continuación histórica del Siervo de Yahvé, al que el pecado del mundo sigue quitándole toda figura humana, al que los poderes de este mundo siguen despojando de todo, le siguen arrebatando hasta la vida, sobre todo la vida”. Jesús no cogió la cruz como holocausto para aplacar a un Dios justiciero. Jesús fue cargado con la cruz. Y fue cargado con la cruz como consecuencia de su compromiso con los pobres. Jesús fue cargado con la cruz por desenmascarar el “pecado del mundo” patente en los poderes religiosos, económicos y políticos de su tiempo. Jesús no escapó de la detención, de la tortura y de la muerte porque sabía que “si el grano de trigo no cae en la tierra y muere no da mucho fruto”(Jn 12, 24-26). Confiaba en que el Reino del Padre y Madre Dios a través de su compromiso iba a ir adelante y que el destino del crucificado era ser resucitado.

La palabra “cargar con la cruz” es muy frecuente en la espiritualidad cristiana. No tenemos más que ver los espectáculos de las costumbres de la Semana Santa española. O las invitaciones que en virtud de esa frase se hacen al aguante y a la paciencia. Es la religión como droga. No fue esa la espiritualidad de Jesús, ni la de los primeros cristianos, ni la de las comunidades de base de América Latina, África o España. Su espiritualidad es la de “cargar con la realidad” resistiendo a través de una “no-violencia-activa” e ir construyendo pequeñitas parcelas de utopía: “solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios” (Sínodo de Puebla) . Esa es también nuestra espiritualidad, la espiritualidad que se desprende de las preciosas lecturas de este domingo.

ESTUDIO BÍBLICO


El discipulado de la cruz como identidad cristiana

Iª Lectura: Isaías (50,5-9): Entrega y decisión a Dios y a los suyos

I.1. Estamos ante es uno de los famosos cantos del Siervo de Yahvé (cf Is 42; 49; 52-53), una de las cumbres teológicas del Antiguo Testamento desde todos los puntos de vista. Pertenecen a la segunda parte del libro de Isaías, al llamado Deutero-Isaías (40-55), en que aparece este misterioso personaje que encuentra el sentido a su misión apoyándose en la palabra de Dios. Si en la primera parte del libro de la consolación se pensaba que el emperador Ciro (emperador persa) sería el elegido de Dios para liberar a su pueblo (pues él dio el decreto del retorno desde Babilonia), a partir del momento en que aparece la figura del Siervo, ya no será necesario apoyarse en un rey o emperador humano para la libertad que Dios ofrece a su pueblo. Las resonancias de estos famosos “cantos del Siervo” son evidentes en pasajes del NT

I.2. Por eso mismo la fidelidad a Dios, a la escucha atenta de su palabra, por encima de las afrentas que debe sufrir, ponen de manifiesto el misterio del dolor como la capacidad que se debe tener frente a toda violencia. Los perfiles de este personaje no están definidos, ni está claro si se habla de un individuo o del pueblo mismo que debe mantenerse atento a la palabra de Dios. Pero los cristianos supieron aplicarlo a Cristo, porque encontraron en esta descripción del Siervo una semejanza inigualable con la vida de Jesús. Lo que para el judaísmo oficial y su teología no podía ser mesiánico, para los cristianos, después de la pasión y la resurrección, preanuncia al Mesías que pude llevar sobre sus hombres los sufrimientos del pueblo y del mundo entero.

IIª Lectura: Santiago (2,14-18): Fe verdadera y compromiso cristiano

II.1. La segunda lectura (Santiago 2,14-18) nos enfrenta de nuevo con la parenesis, o la praxis de la vida cristiana. Nos encontramos con uno de los pasajes más determinantes de este escrito en el que se ha visto una polémica con la teología de la fe de Pablo. Se ha dicho que es la parte más importante de la carta, porque se quiere poner de manifiesto que la fe sin obras no lleva a ninguna parte en la vida cristiana. Esto es absolutamente irrenunciable, y a nadie, y menos a Pablo se le podría pasar por la mente algo así como “cree y peca mucho”. Esa falacia no es de Lutero, sino la leyenda de los malpensantes. Creer es confiar verdaderamente en el Dios de la gracia. Pero es posible que algunos quisieran poner a Pablo a prueba en alguna comunidad cristiana y este escrito posterior quiere poner las cosas en su sitio.

II.2. El enfrentamiento no es entre Santiago y Pablo, sino entre interpretaciones que provocan equívocos. Pablo, es verdad, ha puesto la fe en Jesucristo como principio de salvación, y eso es axiomático (elemental y decisivo) en el cristianismo frente a la Ley judía; porque la salvación no puede venir sino de Jesucristo, en ningún caso de la Ley y sus preceptos (esto también es elementalmente cristiano). Pero la fe lleva a los compromisos más radicales, en razón de la gracia de la salvación. De lo contrario el cristianismo sería absurdo, porque el cristianismo no es una ideología, sino una praxis verdadera para cambiar los corazones de los hombres.

Evangelio: Marcos (8,27-35): Seguir a Jesús desde nuestra cruz

III.1. El evangelio nos presenta un momento determinante de la vida de Jesús en que debe plantear a los suyos, a los que le han quedado, las razones de su identidad para el seguimiento: ¿a dónde van? ¿a quién siguen? El texto, pues, del evangelio, tiene cuatro momentos muy precisos: la intención de Jesús y la confesión mesiánica de Pedro en nombre de los discípulos (vv.27-30); el primer anuncio de la pasión (v. 31); el reproche de Jesús a Pedro y a los discípulos por pretender un mesianismo que no entran en el proyecto de Dios (vv.32-33), que Jesús asume hasta las últimas consecuencias, como el mismo Siervo de Yahvé. Y, finalmente, los dichos sobre el seguimiento (vv.34-37). Este es uno de los momentos estelares de la narración del evangelio de Marcos. La crisis en Galilea se ha consumado y el seguimiento de Jesús se revela abiertamente en sus radicalidades. Galilea ha sido un crisol… ahora están a prueba los que le han quedado, cuyas carencias son manifiestas en este confesión mesiánica. Por eso las palabras sobre el seguimiento de Jesús son para toda la gente, no solamente para sus discípulos. Es el momento de comenzar al camino a Jerusalén, con todo lo que ello significa para Jesús en su proyecto del anuncio del Reino.

III.2. Pedro considera que confesarlo como Mesías sería lo más acertado, pero el Jesús de Marcos no acepta un título que puede prestarse a equívocos. El Mesías era esperado por todos los grupos, y todos creían que sería el liberador político del pueblo. Jesús sabe que ni su camino ni sus opciones son políticas, porque no es ahí donde están los fundamentos del Reino de Dios que ha predicado. Por eso, para aclarar el asunto viene el primer anuncio de la pasión; de esa manera dejaría claro que su mesianismo, al menos, no sería como lo esperaban los judíos y, a la vez, sus discípulos debían aprender a esperar otra cosa. Ya Jesús veía claro que su vida en Dios debía pasar por la muerte. No porque Dios quisiera o deseara esa muerte. El Dios Abbá no podía querer eso. Pero los hombres no dejarían otra alternativa a Jesús, en nombre de su Dios.

III.3. El reproche de Jesús a Pedro, uno de los más duros del evangelio, porque su mentalidad es como la de todos los hombres y no como la voluntad de Dios, es bastante significativo. Jesús les enseña que su papel mesiánico es dar la vida por los otros; perderla en la cruz. Eso es lo que pide a los que le siguen, porque en este mundo, triunfar es una obsesión; pero perder la vida para que los otros vivan solamente se aprende de Dios que se entrega sin medida. El triunfo cristiano es saber entregarse a los demás. No sabemos si Jesús pudo hablar directamente de cruz o estos dichos están un poco retocados en razón de lo que ocurrió en Jerusalén con la muerte histórica de Jesús siendo crucificado bajo Poncio Pilato, quien decidió esa clase de muerte. Pero Jesús sí que contaba ya con la muerte, no veía otra salida.

III.4. Por eso, la cruz, en los dichos, es la misma vida. Nuestra propia vida, nuestra manera de sentir el amor y la gracia, el perdón y la misericordia, la ternura y la confianza en la verdad y en Dios como Padre. Eso es “una cruz” en este mundo de poder y de ignominia. La cruz no es un madero, aunque para los cristianos sea un signo muy sagrado. La cruz está en la vida: en amar frente a los que odian; en perdonar frente a la venganza. Esa es una cruz porque el mundo quiere que sea una cruz; no simplemente un madero. La cruz de nuestra vida, nuestra cruz (“tome su cruz”, dice el dicho de Jesús), sin pretender ser lo que no debemos; sin vanagloriarnos en nosotros mismos. La cruz es la vida para los que saben perder, para los que saben apostar. Por eso se puede hablar con sentido cristiano de “llevar nuestra cruz” y no debemos avergonzarnos de ello. No porque nuestro Dios quiera el sufrimiento… pero el sufrimiento de los que dan sentido a su vida frente al mundo, viene a ser el signo de identidad del verdadero seguimiento de Jesús.