Experimentar la cercanía de Dios es
un ejercicio de madurez en la fe que se materializa, no tanto por la búsqueda
insistente de lo divino más allá de nuestra realidad, como por la escucha
atenta de las manifestaciones del Padre en los acontecimientos de la vida. El
Evangelio antes que un mensaje religioso es un mensaje para la vida. No porque
el Evangelio se desentienda de Dios, sino porque el criterio central del
Evangelio de Jesús es que la mediación esencial entre el ser humano y Dios es
la vida, la humanización de la vida.
Este diálogo de preguntas y
respuestas entre Jesús y los discípulos se actualiza en cada uno de nosotros:
¿creemos que el Dios de Jesús es el Padre del que nos habla y sabemos cómo y dónde
se nos manifiesta?
Nuestra sociedad actual, se
caracteriza por autoproclamarse la sociedad de la “transparencia”. Este lema se
ha hecho dominante, especialmente en lo referente a la libertad de información.
Se entiende por tal este espacio en el que se maneja tal cantidad de
información que ésta ha de ser rápida, operativa y ha de poderse insertar
fácilmente en el caudal liso del capital, la comunicación y la información. Es
también una “transparencia” que pone las cosas directamente ante la mirada, sin
ningún espacio para el diálogo, el discurso y el tiempo necesario para la
elaboración y la reflexión. Facebook, Twitter e Internet son los paradigmas de
esta forma de confusión entre la verdad y la información. La transparencia y la
verdad no son lo mismo. Más información o una acumulación de la misma por si
sola, no es más verdad. La hiperinformación y las hipercomunicación dan
testimonio de la falta de verdad (Byung-Ghul Han)
DIOS
NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA
I
LECTURA
“Se
dice que estos siete fueron elegidos para que se encargaran del servicio de las
mesas, y la tradición posterior vio en ellos a los primeros diáconos. Pero en
este relato no se les da el nombre de diáconos, y en los relatos que siguen
nunca parece que se ocuparan de las mesas, sino de la obra evangelizadora, y
teniendo una parte importante en la apertura del Evangelio a los paganos”.
Lectura
de los Hechos de los apóstoles 6, 1-7
En aquellos días: Como el número de
discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos
porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos.
Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: “No es justo
que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir
las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres
de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les
encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al
ministerio de la Palabra”. La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a
Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a
Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los
presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las
manos. Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos
aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Palabra
de Dios.
Salmo
32, 1-2. 4-5. 18-19
R.
Señor, que descienda tu amor sobre nosotros.
Aclamen, justos, al Señor: es propio
de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el
arpa de diez cuerdas. R.
Porque la palabra del Señor es
recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la
tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos
sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus
vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
II
LECTURA
En
una frase cargada de imágenes, el texto nos quiere mostrar que entre todos
formamos la Iglesia, y que desde la unidad construida, somos el camino de la
humanidad hacia Dios. Una hermosa concepción de la Iglesia.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-10
Queridos hermanos: Al acercarse al
Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los
ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como
una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios
espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. Porque dice la Escritura: “Yo
pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa: el que deposita su
confianza en ella, no será confundido”. Por lo tanto, a ustedes, los que creen,
les corresponde el honor. En cambio, para los incrédulos, “la piedra que los
constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: piedra de tropiezo
y roca de escándalo”. Ellos tropiezan porque no creen en la Palabra: esa es la
suerte que les está reservada. Ustedes, en cambio, son “una raza elegida, un
sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido” para anunciar las
maravillas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Ustedes,
que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios; ustedes, que antes no
habían obtenido misericordia, ahora la han alcanzado.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
“En
la casa de mi Padre hay muchas habitaciones”. Nadie queda excluido, para todos
hay lugar, todos tenemos un espacio en la casa de Dios. Por eso podemos
acercarnos con confianza y sabernos recibidos.
Ì
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 1-12
Durante la última cena, Jesús dijo
a sus discípulos: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la
Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a
ustedes que voy a prepararles un lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado
un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté,
estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy”. Tomás le
dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”. Jesús
le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino
por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo
conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos
basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes,
¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices:
‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está
en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que
hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo,
al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las
obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre”.
Palabra
del Señor.
MEDITAMOS
LA PALABRA
El coraje de dejarse tomar por Dios
“Quien me ha visto a mi ha visto al
Padre” (Jn. 14,9). Esta frase viene precedida por otra: “tanto tiempo hace que
estoy con vosotros ¿y no me conoces, Felipe?
Probablemente, en esta falta de
conocimiento nos encontramos aún hoy, mas de dos mil años después, buscando a
Dios fuera de las cosas, allí donde no está. O tal vez, tratando de conocerlo
sin el amor necesario para dejar que se nos des-vele. Nos empeñamos en
posesionarnos de todo aquello que es susceptible de ser “conocido” sin atender
al modo de hacerlo. En definitiva, no podemos vivir sin amor y sin
conocimiento, pero el conocimiento sin amor genera competitividad; el amor sin
conocimiento genera sentimentalismo. Aún así, los hemos disociado a pesar que
el conocimiento y el amor forman el dinamismo principal del ser humano.
Tomás no lo entiende, no comprende
que la separación que produce la muerte pueda dar paso a la vida del Padre; la
separación-muerte es, para él, el final del camino.
Jesús nos dice que quien le ha
visto a él no necesita ver a Yahvé porque ha visto al Padre. Él nos da la
imagen y la vida del Padre; este ver al padre en Jesús significa que la
verdadera esencia de Jesús es la transparencia. Felipe tampoco ha descubierto
ese plus de conocimiento-amor: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”.
La transparencia de Jesús es fruto
de esa experiencia que nos enseña a desactivar la indiferencia, el egoísmo, y
la vanidad que cubren nuestro corazón, dejándolo expuesto a su propia desnudez,
a su auténtica personalidad. Hay una bienaventuranza que dice, “bienaventurados
los limpios de corazón”
Una transparencia que es vida y no
puro exhibicionismo
La luz es luz, esto es, ilumina en
cuanto deja ver su origen. Si le interponemos un cuerpo opaco deja de ser la
luz. Ellos ven en Jesús el representante de Dios, lo identifican con el Mesías
de la Ley. No acostumbrados a la transparencia de Jesús, no ven en él al Padre
mismo. No tienen la fe-confianza de la entrega incondicional, creen en un
personaje-fiable al que no terminan de descubrir plenamente. Descubrir que
Jesús es el camino supone un proceso progresivo de crecimiento que, con nuestra
intervención, nos va “terminando” como discípulos y como obra de Dios. La meta
es la máxima solidaridad con el hombre, dándose enteramente por él. Este es el
lugar donde estuvo siempre Jesús y en donde estarán los discípulos a partir de
ahora: “para que donde estoy yo, estéis también vosotros”.
“Quien me ha visto a mí ha visto al
Padre”. No hay un Padre absolutamente distinto al hijo. ¿Qué significado puede
tener para nosotros esta transparencia y esta relación Padre-Hijo? En primer
lugar, la transparencia total sería otra forma de expresar el morir a uno
mismo, el no enquistarse en la opacidad del quedarse para sí, presos de
nuestros propios miedos, dolores o alegrías; significa el liberarse de la
individualidad egoísta y autorreferencial de la apropiación indebida de la vida
que transita en mí. La transparencia es lo único que se nos pide. Es la
experiencia de Dios la que nos hace transparentes porque este camino que hay
que recorrer no es individual sino comunitario.
Es también desde la transparencia
desde podemos interpretar la experiencia del Dios vivo. Desde la transparencia
podemos entender que Dios sea experiencia de lo que no se ve, experiencia de
nada. ¿Qué es lo que ha de transparentar a Dios? En primer lugar, la realidad
toda. En tanto que participamos de ella descubrimos al Padre como su fuente y
origen, y al hijo como su plenitud. En segundo lugar, el otro, todo otro, el
compañero, el amado, el superior, el inferior, el hijo, el vecino, el
desconocido…Quien ha visto al otro ha visto al Padre. Esto último tiene una
aplicación inmediata en la vida cristiana. No hay que hacer cosas por Cristo,
porque un Cristo separado de los demás hombres, no es nada. Cristo se
transparenta en los otros. Por eso, nuestra experiencia de Cristo no puede ser
otra que nuestra experiencia crística de los otros; una experiencia de
apertura, de entrega y de donación, de encuentro. “A mí me lo hicisteis” – a
pesar de que no lo sabíais.
ESTUDIO
BÍBLICO
Iª
Lectura: Hechos (6,1-7): Ministerios nuevos, según las necesidades
I.1. La Iª Lectura es el texto que
muestra la primera crisis de la historia del cristianismo primitivo: la
elección de siete responsables para los cristianos que se habían convertido, provenientes
de la diáspora del mundo helenista, que hablaban griego, que tenían otra
mentalidad, otra cultura y otros planteamientos sobre las tradiciones
religiosas del Israel. Se debe reconocer un cambio de rumbo, que sin duda
marcara el futuro de los cristianos frente al judaísmo. No es así como lo
presenta directamente Lucas, pero las consecuencias será inapelables.
I.2. Se han querido ver en este
relato ciertas semejanzas con el momento del Éxodo de Egipto, cuando israelitas
“aumentan” en número y con la travesía del desierto, en que los hijos de Israel
“murmuran” por lo difícil e imposible del camino. Pero Dios va a dar su
respuesta a todo ello, dándoles la libertad, así como el maná y el agua. Los
Apóstoles piden a unos representantes de los “helenistas”, que mediante el don
de la fe y del Espíritu, puedan llevar a cabo el servicio a sus hermanos, que
no es un servicio social, sino espiritual y de predicación. También este es un
ejemplo del “compartir” en la Iglesia primitiva.
I.3. No se trata simplemente de
“diáconos” que sirven a las mesas de los pobres, aunque ésta era una de sus
responsabilidades; se trata de representantes de los Apóstoles, de responsables
directos de esta comunidad que habían tenido, sin duda, enfrentamientos con los
cristianos que eran palestinos o hebreos. No es solamente la lengua materna lo
que les diferencia, sino un mentalidad más renovada que busca una identidad
futura para el movimiento de Jesús. Comienza así a perfilarse una decisión que
posteriormente llevarán adelante Bernabé y Pablo, tras la muerte de Esteban, en
la comunidad de Antioquía de Siria, donde los discípulos de Jesús recibieron,
por primera vez, el nombre de «cristianos». Era necesaria esta respuesta,
porque los discípulos de Jesús no podían mantenerse amparados en las
tradiciones del judaísmo, de la ley y el templo, si no querían perder la
identidad que Jesús les había ganado en la Pascua.
IIª
Lectura: Iª Pedro (2,4-9): La comunidad viva en Cristo
II.1. La IIª Lectura (2,4-9) ofrece
también una identidad, recurriendo a la teología de que todos los cristianos
somos un pueblo de reyes, un pueblo sacerdotal, una nación consagrada.
Acercarse a Jesús, el Señor que ha muerto por nosotros y ha resucitado para
darnos la vida, significa que la religión cultual del judaísmo deja de ser
elitista, para que podamos gozar de las prerrogativas de lo más santo y
sagrado. Por eso nace un nuevo pueblo, una nueva comunidad santa y sacerdotal
que entraña una plenitud espiritual y no cultual.
II.2. Sobre la imagen de la piedra
“viva” se construye con piedras vivas una comunidad nueva que no necesita lo
viejo. Es una nueva Sión, en que no es necesario un templo y una liturgia
especial. Es la comunidad y cada uno de los bautizados como una liturgia vive
de alabanza y acción de gracias.
II. 3.Cada uno de los bautizados,
pues, recibe una herencia personal y comunitaria. No se necesita, pues, nacer
de estirpe sagrada, ni ser consagrado específicamente, para comunicarse con
Dios, para sentir su salvación. Esta es una de las propuestas más importantes
de la teología del pueblo de Dios que tenemos en el Nuevo Testamento. Ello nos
lo ha ganado Jesús, que es la piedra vida y el fundamento de esa religión del
pueblo de Dios verdadero.
Evangelio
(Juan 14,1-12): El camino de la verdad y de la vida
III.1. El evangelio de hoy de Juan,
es uno de los discursos de revelación más densos de su obra. Está inserto en el
testamento de Jesús a los discípulos en la última cena, que es un relato muy
particular de este evangelista. Es un discurso de despedida. Aquella noche,
entiende Juan, Jesús comunicó a los suyos las verdades más profundas de su
vida, de su existencia y de su proexistencia (existir para otro). Jesús se
propone, se auto-revela, como el camino que lleva a Dios; se presenta igual a Dios,
igual a Dios que es Padre. El centro del mismo es la afirmación de Jesús como
«camino, verdad y vida».
III.2. Ya sabemos que el camino es
para andar y llegar a una meta; la vida es para vivirla, gustarla y
disfrutarla; la verdad es para experimentarla como bondad frente a la mentira,
que engendra desazón e infelicidad. En el mundo bíblico la verdad (emet) no es
una idea, sino una realidad que se hace, se realiza, se lleva a la práctica. En
el mundo de la filosofía helenista puede que la verdad sea algo más ideológico.
Camino, verdad y vida, pues, son cosas concretas que se viven, que se hacen,
que se experimentan. Estas son cosas que todos buscamos en nuestra historia:
queremos caminos que nos lleven a la felicidad; amamos la verdad, porque la
mentira es la negación del ser y de los bueno; queremos vivir, no morir, vivir
siempre, eternamente.
III.3. Nadie puede llegar al Padre
sino por Jesús (“por mi”). Los hombres buscan a Dios, necesitan a Dios; pero no
a cualquier Dios, sino el Padre. Jesús lo ha revelado de esa forma y en ello ha
empeñado su palabra y su vida: ésta es su verdad. San Juan, pues, está
afirmando que no es posible experimentar a Dios sino por medio de Jesús. Muchos
ha hablado del absolutismo joánico, lo que llama la atención desde le punto de
vista cristológico, ya que el Jesús de los evangelios sinópticos no se
expresaba así. Estamos de acuerdo que esta manera de hablar depende de los
catequistas y teólogos de la comunidad joánica, no de palabras o “logia” reales
de Jesús de Nazaret. Este absolutismo joánico se explica porque en este momento
de la cena, de la despedida, del testamento o última voluntad, Jesús está
revelando todo en beneficio nuestro, en beneficio de los que “son de la verdad”
(Jn 18,37), como dirá a Pilato en el momento de ser juzgado. Escuchar su voz,
es confiar en su palabra de vida .
III.4. A Jesús, lo propone San
Juan, con estos conceptos tan consistentes como el que puede liberarnos en
nuestra existencia agobiada y, a veces, no menos esquizofrénica. Podemos decir
que esta alta teología joánica sobre quién es Jesús para la comunidad
cristiana, es una propuesta de fe; pero no una propuesta de experiencias
abstractas, sino de las realidades que buscamos siempre y en todas partes. El
es el camino que nos lleva a Dios como Padre, porque de otro forma hubiera
seguido siendo un Dios “desconocido” para nosotros. No basta con decir Dios,
sino que esa intimidad con el Padre lo hace accesible para siempre. La
cristología de Juan, pues, se “abaja” en el misterio de la paternidad de Dios
para que no estemos desamparados y sin confianza. Un Dios, padre, que también
es madre, hace la teología más humana y, desde luego, la fe más terapéutica y
espiritual. Jesús se atrevió más que nadie, y precisamente por ello es la
verdad de nuestra existencia cristiana y la vida de nuestra experiencia de fe.
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