"Los
mandamientos del Señor son enteramente justos"
¿Por qué todo el mundo, también los no
creyentes, nos sabemos el "ojo por ojo", pero pocos nos hemos
aprendido: "Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las
desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros
vestidos están apolillados". Sí, puede ser porque es más largo, claro.
Pero creemos que hay más razones.
A menudo, en nuestra ingenuidad
teológica, nos preguntamos por qué hay textos evangélicos que entendemos de
modo literal y otros que nos cuesta tanto realizar, simplemente entender o
incluso, escuchar. ¿Por qué damos tanta importancia a "lo que Dios ha
unido..." y olvidamos fácilmente el "amarás a tu prójimo”?; ¿o
tenemos presente en nuestro día a día "es más fácil que un
camello...", ?que además es una mala traducción, el texto original hablaba
de maroma, no de camello?, y no vivimos de acuerdo al "anda, vende todo lo
que tienes y sígueme"?
DIOS
NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
No
se le puede poner freno al Espíritu de Dios, justamente porque Dios no tiene
límites, y puede disponer dar su Espíritu allí donde no se espera. Si Dios es
generoso, ¿quiénes somos nosotros para arrogarnos el monopolio de su
representación?
Lectura
del libro de los Números 11, 16-17a. 24-29
El Señor dijo a Moisés: “Reúneme a
setenta de los ancianos de Israel –deberás estar seguro de que son realmente
ancianos y escribas del pueblo– llévalos a la Carpa del Encuentro, y que
permanezcan allí junto contigo. Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo
del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos”. Moisés salió a
comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres
entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa.
Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo
del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas
el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después
no volvieron a hacerlo. Dos hombres –uno llamado Eldad y el otro Medad– se
habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el
espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y
también ellos se pusieron a hablar en éxtasis. Un muchacho vino corriendo y
comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: “Eldad y Medad están
profetizando en el campamento”. Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era
ayudante de Moisés, intervino diciendo: “Moisés, señor mío, no se lo permitas”.
Pero Moisés le respondió: “¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos
fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!”.
Palabra de Dios.
Salmo
18, 8. 10. 12-14
R.
Los preceptos del Señor alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta, reconforta
el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.
La palabra del Señor es pura, permanece
para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.
También a mí me instruyen: Observarlos es
muy provechoso. Pero ¿quién advierte sus propios errores? Purifícame de las
faltas ocultas. R.
Presérvame, además, del orgullo, para
que no me domine: Entonces seré irreprochable y me veré libre de ese gran
pecado. R.
II
LECTURA
“El apego a las riquezas es el inicio de todo
tipo de corrupción, por doquier: corrupción personal, corrupción en los
negocios, también la pequeña corrupción comercial, la de aquellos que quitan 50
gramos al peso justo, corrupción política, corrupción en la educación… ¿Por
qué? Porque aquellos que viven apegados al propio poder, a las propias
riquezas, creen que están en el paraíso. Están cerrados, no tienen horizonte,
no tienen esperanza. Y al final, deberán dejar todo” (Francisco, 25/5/2015).
Lectura
de la carta de Santiago 5, 1-6
Ustedes, los ricos, lloren y giman por
las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a
perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han
herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus
cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo
final! Sepan que el salario que han robado a los que trabajaron en sus campos
está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor
del universo. Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se
han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al
Justo, sin que él les opusiera resistencia.
Palabra de Dios.
ALELUYA cf Jn 17, 17
Aleluya. Tu palabra, Señor, es verdad;
conságranos en la verdad. Aleluya.
EVANGELIO
Jesús
advierte a sus discípulos que no deben frenar lo que Dios hace fuera de la
comunidad y la fraternidad. Los discípulos, en lugar de limitar, deben
reconocer la universalidad de Dios. Así como el espíritu de profecía se
extendió sobre los setenta ancianos, así se sigue extendiendo más allá de las
fronteras que nuestra mente tiene fijadas.
✜ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto
a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no
es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede
hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra
nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que
les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a
Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen
fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo
arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más
te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego
inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te
vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar
con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al
infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS
LA PALABRA DE DIOS.
"Los mandamientos del Señor son
verdaderos y enteramente justos"
Otro gallo nos cantaría, y no el de
Pedro precisamente, ?recordándonos que habíamos fallado al Maestro?. Seríamos
de otra forma, viviríamos más contentos, como nos pide Francisco,
transformaríamos evangélicamente el mundo y la gente realmente cuchichearía:
"mirad cómo se aman". Guillermo Rovirosa lo dijo con otras palabras:
“Todo consiste en no pasar de largo, moviendo la cabeza, delante de Cristo en
la Cruz, y en no pretender adaptar las enseñanzas del Nuevo Testamento a las
propias conveniencias”. Si leyésemos el evangelio completo, también lo incómodo,
también lo complicado, nuestra vida cambiaría, claro que sí.
Por ejemplo, este texto de Santiago:
"El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está
clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el
oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y
entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis
y matasteis al justo; él no os resiste".
¿Podemos seguir viviendo en medio de la
tranquilidad, la seguridad y la comodidad de lo que poseemos mientras otros
hermanos/as nuestros, segadores, obreras, explotados, refugiadas, inmigrantes,
traficadas, menores indefensos, habitantes del sur de las ciudades, los
continentes y el mundo... malviven, trabajan, cruzan mares, mueren ahogados o
son esclavizados a cambio de una vida (¿mejor?)?
Sus "gritos llegan a oídos" de
nuestro Padre-Madre misericordioso y compasivo y, sin embargo, nosotros y
nosotras, carne de su carne, ¿seres humanos? igual que ellos y ellas ¿no los
escuchamos? ¿Seguiremos indiferentes e inmovilizados?
No es que nos estemos jugando,
solamente, otra vida de felicidad eterna. Es que, sobre todo, nos jugamos la
vida ?presente y futura? de esta tierra, que no puede soportar más la
explotación a la que la sometemos a ella y a quienes la habitan. Vivimos
"en este mundo con lujo" imposibilitando que otros millones apenas
puedan sobrevivir y eso duele pero, sobre todo, no se parece nada al sueño de
Dios para la Humanidad.
Si nos creemos las palabras de Jesús,
¿tendremos que cambiar algo nuestras vidas, no? Si de verdad, "los
mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos", como afirma
el Salmo, ¿habrá que hacer algo, no?
"Si tu mano te hace caer,
córtatela"
Otra frase dura. Pero que más nos
valdría escuchar más a menudo.
Cuántas veces nosotros, pobres hijos de
esta nuestra iglesia hemos sido escándalo para el resto. Si escucháramos este
texto de forma literal como hacemos con tantos otros, seríamos una comunidad de
mancos, cojos y tuertos… ¡Quién sabe si no lo somos ya!
Pero el texto del evangelio escogido
para este domingo, además, nos habla de inclusión. Como dice una sabia:
"en la lista de los puros, no es necesario que seamos los primeros".
Ni los únicos, añado yo. No podemos ir excluyendo a quien no se viste, no se
mueve o no se comporta de la misma forma que nosotros lo hacemos, ¿no? Si el
resultado es la construcción del Reino, ¿no es ese el mandato que hemos
recibido?
Eldad, Meldad, "el que echaba
demonios", el que recauda para, la que predica que, los que montan un...
Si la apuesta es la misma, si el sueño es común, si entre todos y todas
construimos ese deseo de Dios para la humanidad, qué más da quién plante y
quién recoja?
ESTUDIO
BÍBLICO.
Una religión de apertura a todos los hombres
Iª
Lectura: Números (11,25-29): El Espíritu "en el pueblo"
I.1. La primera lectura, del libro de
los Números (11,25-29) nos cuenta un episodio extraño, propio de las religiones
ancestrales, en el que un grupo de ancianos, recibiendo el espíritu de Moisés,
se ponen a profetizar. Era como una ayuda que Moisés tuvo para atender a los
problemas de impartir justicia y orientar al pueblo en el desierto. Pero quizás
lo más importante de esta lectura sea poner de manifiesto que el Espíritu, como
don de Dios, no se puede reducir a unas formas exclusivamente institucionales.
Esos dos personajes llamados Eldad y Medad representan a aquellos que han
recibido un don carismático fuera de los ámbitos institucionales.
I.2. En realidad, no son los
protagonistas de esta lectura los ancianos, ni Moisés, ni estos dos personajes
mencionados, sino que es el Espíritu que impulsa a los hombres. Por ello es muy
digna de consideración la actitud de Moisés quien, ante el escándalo de su
asistente Josué, afirma que es todo el pueblo el está llamado a profetizar. Y
profetizar, en primer lugar, significa abrirse al don del Espíritu, y después
ponerse al servicio de todos para trasmitir la voluntad salvadora de Dios.
IIª
Lectura: Santiago (5,1-6): Contra los ricos
II.1. La carta de Santiago nos ofrece
uno de sus textos más famosos y más duro sobre los ricos y las riquezas. Hay
toda una filosofía y una dialéctica sobre si lo peor es ser ricos o es la misma
riqueza. En realidad la riqueza ¿qué es? ¿es en sí mala? Se ha dicho que la
riqueza no existe si alguien no la practica. El texto de Santiago habla a los
ricos, y la riqueza es su condena. El problema, pues, es acumular injustamente
bienes, robando, matando o impidiendo que otros tengan los necesario. Ese es el
ejemplo de la riqueza con el que se opera en la carta de hoy.
II.2. Existen cosas bellas acumuladas,
que no son de nadie, o son patrimonio de un pueblo o de la humanidad, o de
museos, y sabemos que esa riqueza no afecta a la injusticia del mundo. La
riqueza de la que aquí se habla es aquella que se posee por la injusticia y la
sinrazón. Por ello, pues, son los ricos los que caen bajo las palabras directas
de esta invectiva moralizante del autor de la carta de Santiago. Por lo tanto, ser ricos en esas
condiciones en las que se pone de manifiesto la injusticia, la acumulación de
lo que no es necesario, mientras otros pasan hambre o no tienen trabajo, es
verdaderamente antievangélico.
Evangelio:
Marcos (Mc 9,38-43.45.47-48): El evangelio contra el puritanismo
III.1. El evangelio de hoy nos cuenta
una pequeña historia, parecida a la que hemos encontrado en la vida de Moisés
sobre el espíritu que se da libremente a dos personajes que no pertenecían al
grupo de los ancianos. En este caso, Juan, ha encontrado a alguien que hace
milagros o exorcismos y quiere impedírselo como si eso fuera exclusivo de
Jesús, el profeta de Nazaret. Pero Jesús, en una respuesta que se asemeja a la
de Moisés exige que no se le impida, porque todo el que hace el bien (ese es el
sentido que puede tener el hacer milagros en nuestro texto) no puede estar
contra Jesús que vino a hacer el bien a los hombres. Es verdad que existe otra
sentencia de Jesús, de la fuente Q, que no estaría en esta línea (cf Mt 12,30;
Lc 11,23): “quien no está conmigo, está contra mí” y que expresaría la
radicalidad de algunos profetas itinerantes que defendieron un exclusivismo
como el de Juan.
III.2. Es verdad que el conjunto de
dichos que se concentran en Mc 9,42-50 se presta a muchas lecturas. Están
expresados con los giros semíticos propios del lenguaje de contraste. Nadie
debe tirarse al mar atado a una piedra; como nadie puede odiar a los suyos por
amar a Jesús y su evangelio. El escándalo del que nos habla el evangelio de hoy
no está relacionado con un puritanismo moralizante que lleva a excesos
inhumanos. Es un escándalo de los “pequeños”, los que pueden ser “exorcistas
extraños”, pero que no son contrarios al evangelio, a la bondad, a la sabiduría
divina. Con sus obras, con sus actitudes y sus luchas deben ser considerados en
toda su dignidad, aunque no sean de los nuestros. Se quiere poner de
manifiesto, por parte de Jesús, que en ellos también hay algo del reino que él
ha venido a traer.
III.3. Esta enseñanza del evangelio de
hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no puede defenderse como
exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los hombres son capaces del
bien, porque todos los hombres han recibido los dones de Dios. Por lo mismo,
allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las puertas a los
hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús, allí los
cristianos pueden participar sin exigir garantías jurídicas que justifiquen sus
compromisos. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe presentarse como el
“gheto” de los salvados o redimidos con criterios de puritanismo y legalismo,
porque esta promesa es para todos los hombres. (Fray Miguel de Burgos Núñez O.
P.).