jueves, 25 de octubre de 2012

DOMINGO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


 
"Maestro, que yo pueda ver"
Nuestro mundo, plural y globalizado, con un avance en las ciencias como nunca antes y con reconocimientos de derechos e igualdades cada día en ascenso, muestra la grandeza del ser humano capaz de modificar su entorno y de crear herramientas para vivir y conocer. Este avance, que es propio de la naturaleza humana siempre en desarrollo, no ha podido dar respuestas a las interrogantes más profundas de la humanidad.

Generación tras generación, el sentido de la vida, la búsqueda de la salud y de la felicidad han sido un reto a conquistar. ¿Existe ya alguna respuesta o habrá que seguir buscando?

Las lecturas de este XXX domingo del Tiempo Ordinario nos ayudan a descubrir en Jesús una fuente inagotable de luz y salud, y una respuesta a la condición humana de vulnerabilidad y de búsqueda de sentido.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Dios quiere derramar sobre nosotros toda su ternura paternal. Su cuidado es el que nos restablece las fuerzas, nos pone de pie y nos permite caminar. Quien reconoce su propia flaqueza y debilidad, puede alegrarse con este obrar de Dios, y expresar con alegría la salvación.

Lectura del libro de Jeremías 31, 7-9

Así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: "¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!". Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí! Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito.
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 125, 1-6

R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. R.

Hasta los mismos paganos decían: "¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!". ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría! R.

¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb! Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. R.

El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Los sacerdotes del antiguo Israel se casaban y formaban una familia. El cargo de sacerdote se transmitía en forma hereditaria, y solo podían ejercerlo los descendientes de Aarón. Jesús no pertenecía a ese linaje, pero fue hecho sacerdote para siempre porque consagra toda su vida como ofrenda a Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-6

Hermanos: Todo Sumo Sacerdote del culto antiguo es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de Aquél que le dijo: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy". Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".
Palabra de Dios.

EL EVANGELIO PARA EL DÍA DE HOY

En los últimos domingos, el evangelio de Marcos nos ha presentado diversas escenas que relatan lo que pasaba entre Jesús y los discípulos mientras iba camino a Jerusalén. En esta ocasión, el texto nos presenta a alguien que estaba "al borde del camino". Hoy lo llamaríamos un marginal, un excluido. Desde su marginalidad, Bartimeo reconoce a este que pasa y confía en él. Aunque los discípulos, en su incomprensión, quieren callarlo, él no deja de gritar. Para él, sanación y liberación llegan juntas, en la visión y en ese decidido "lo seguía por el camino", que expresa lo que es su nueva vida.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 46-52

Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Ánimo, levántate! Él te llama". Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Palabra del Señor.


COMPARTIMOS LA PALABRA

El conocido grito de Bartimeo: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”, expresa no únicamente el anhelo de recibir por parte de Jesús la salud visual, sino principalmente la necesidad humana de hallar el faro de luz al cual dirigir la existencia. Por esta razón, luego de Jesús devolverle la vista al ciego, Bartimeo, decide seguirle por el camino.

Promesas de restauración con trasfondo mesiánico

En el fragmento del capítulo 31 del libro del profeta Jeremías, que forma parte del conjunto conocido como el “Libro de la consolación”, se anuncia el regreso del resto del Reino de Israel (norte) que había sido deportado durante la invasión Asiria. El profeta, que realiza su ministerio en el Reino de Judá (sur), ante la inminente invasión Babilónica, profetiza primero en favor del reino del norte, prometiendo de parte de Dios la llegada del tiempo de la restauración.

Este tiempo prometido destacará por peculiaridades mesiánicas: restauración del reino unificado bajo el rey David (la casa de David), alegría y gozo en Yahvé consecuencia del final de las miserias humanas y de amenazas extranjeras, e implantación de la justicia y el derecho, donde los débiles y marginados gozarán de pleno reconocimiento de su dignidad y reintegración social.

Partiendo de estas promesas de Dios a su pueblo, se puede presentar a Jesús como el cumplimiento de las mismas desde su mensaje y su praxis, en la predicación e instauración del Reino de Dios.

Jesús, Luz y Salud del mundo

Ante la visión cristiana de reconocer a Jesús como “el esperado de los tiempos”, las profecías veterotestamentarias alcanzan en él su cumplimiento: unidad de todos los pueblos entorno a un centro, Alianza renovada y presencia restauradora del poder de Dios.

La persona de Jesús puede presentarse, por tanto, como la Luz y la Salud del mundo. Luz, como fue para Bartimeo, tanto al recobrar el sentido de la vista como al reconocer en Jesús algo más que un curandero itinerante. Sus palabras atestiguan el trasfondo mesiánico de su proceder: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Recibe, pues, al mismo tiempo la capacidad de poder poner rostros a las personas, colores y contornos a la vida, como la capacidad de poder ver un camino, un senda, un sentido vital. Por esto, luego, decide seguir a Jesús.

También, desde la convergencia de la perspectiva mesiánica con la praxis de Jesús, podemos ver en él la Salud del mundo. Jesús ciertamente le devuelve la vista a un ciego, signo patente de la llegada del Reino de Dios, pero al mismo tiempo le restaura su dignidad socialmente reducida. Bartimeo ya no tendrá que vivir de la limosna como lo hacía, podrá insertarse en la sociedad y gozará del reconocimiento de todos, principalmente dentro de un mundo en el cual los discapacitados eran excluídos sociales y religiosos.

Cristo sigue otorgando Luz y Salud en y a través de su Iglesia

En la predicación del Evangelio, la vida litúrgico-sacramental y el ejercicio de la caridad de la comunidad de discípulos de Jesucristo, él sigue obrando de la misma manera que lo realizó con Bartimeo: el Evangelio es fuente de luz y salud liberadora de la condición humana y de los pueblos, la caridad es reflejo del ser luminoso de Dios y de la realidad salvadora a la que estamos vocacionados, la vida sacramental es el ejercicio de la comunicación divino-humana tendente hacia la plenitud en Cristo, nuestra Luz y Salud.

La nueva vida a la que nace Bartimeo puede presentarse de manera análoga con la vida del bautizado. Se nace a la luz de Dios, se recibe la salud moral-espiritual y se comienza un camino de sentido existencial hacia un fin determinado. Durante este camino, acompañado de la gracia de los demás sacramentos, principalmente en la eucaristía, Dios sigue comunicando su luz y su salvación a todos; desde el sacerdocio de Cristo, como símbolo de Dios.

La fe es necesaria para poder decir: “Maestro, que yo pueda ver”

Si bien es cierto que la frase más famosa de Bartimeo es la que gritaba a toda voz y la que permitió que Jesús le recibiera, la frase que fue el fundamento de todo su actuar en busca de la salud fue la que le debió susurrar a Jesús cuando ya le tuvo en frente: “Maestro, que pueda ver”. Esta expresión, llena de esperanza y confianza en Jesús, fue la que “produjo” el Milagro. Por eso, Jesús le responde: “anda, tu fe te ha curado”.

Desde este presupuesto se puede hacer una conexión con el Año de la fe. Sólo desde la fe podemos recibir la Luz y la Salud de Dios. Únicamente desde este don de Dios es que se hace posible la comunicación divino-humana. Y finalmente, hacer una invitación a crecer y fortalecer la fe, desde la práctica sacramental, el anuncio de la Buena Noticia de Jesús y el ejercicio del amor. 

ESTUDIO BÍBLICO

El milagro de la fe

Iª Lectura: Jeremías (31,7-9): En las manos de Dios, que es Padre

I.1. Esta lectura, de profeta Jeremías, nos ofrece un mensaje de salvación que es digno de resaltar, ya que a este profeta le tocó vivir la tragedia más grande de su pueblo: el destierro de Babilonia. El destierro y su vuelta es semejante al éxodo. El destierro ha marcado a Israel casi como el éxodo. En realidad estos veros que hoy leemos no los podríamos clasificar de fáciles. Se habla ¿a Israel o a Judá? ¿son de Jeremías o de sus discípulos? La vuelta se describe no solamente como posesión de de la tierra, sino también como nueve hermanamiento de los del norte y los del sur, de Israel y Judá. Es un retorno idílico, utópico que solamente está en las manos de Dios. Para un profeta verdadero toda la historia está en las manos de Dios y el pueblo debe estar abierto a las mejores sorpresas.

I.2. Jeremías fue un profeta crítico, radical, pero en este caso saca de su corazón la mejor inspiración para poner de manifiesto que de un «resto», de lo que es insignificante, puede resurgir la esperanza, e incluso el antiguo pueblo del norte, Israel, volverá a unirse al del sur, Judá, para juntos emprender un marcha hacia la fuente de agua viva, que es Dios. Desde los cuatro puntos cardinales afluirán hacia una gran asamblea (que no se dice dónde), en la que caben ciegos, cojos, mujeres encinta; es decir, todos están llamados a la esperanza. ¿Por qué? La razón de este oráculo la encontramos al final: porque Dios es un Padre. Esta será también la teología de Jesús. Dios está cerca de los suyos como un padre, algo a lo que no se había atrevido la teología oficial judía. Y la verdad es que mientras no experimentemos a Dios como un padre y como una madre, no entenderemos que creer en Dios tiene sentido eterno.

IIª Lectura: Hebreos (5,1-6): Solidaridad sacerdotal de Jesús

II.1. La carta a los Hebreos sigue ofreciéndonos la teología de Jesucristo como sumo sacerdote, que es uno de los temas claves de esta carta. Como sacerdote debe ser sacado de entre los hombres. No comienza siendo sacerdote “desde el cielo”, sino desde la tierra, desde lo humano. Y además, este sacerdote “humano”, para introducirnos en lo “divino”, no ofrece cosas extrañas o externas a él, sino su propia vida como “expiación” porque se siente compasivo con sus hermanos y los pecados del pueblo. Es un lenguaje sacrificial, imprescindible para aquella mentalidad, pero que va más allá de lo puramente sacrificial o ritual. En su vida sacerdotal, Jesús, no necesito más que su propia vida para ofrecerla a Dios. Esta es la verdadera solidaridad con sus hermanos los hombres.

II.2. En la lectura de hoy, pues, se resalta especialmente que este sacerdote está «entre los hombres», no está alejado de nosotros. Y aquí es donde Jesús es único, porque sabemos que entre los hombres se viven las miserias de pecado. Y está ahí, justamente, para intervenir en favor nuestro, nunca estará contra nosotros. Está ahí para disculparnos, para explicar nuestras debilidades, para defendernos contra toda arrogancia. Estando entre nosotros, percibe mejor que nadie que muchas veces nos equivocamos por ignorancia o por debilidad. Esta tarea de Cristo como Sumo Sacerdote viene a poner de manifiesto que no era así en las instituciones del pueblo judío y que los sacerdotes hicieron todo más difícil para el pueblo alejándose de él. Sabemos que los sacrificios son signos y símbolos de lo que se busca y de lo que se tiene en el corazón, y es ello lo que Jesús (que recibe esta misión de Dios) realiza ante Dios por nosotros.

III. Evangelio: Marcos (10,46-52): El seguimiento y la fe de un ciego

III.1. En el evangelio de hoy, Marcos nos relata la última escena de Jesús en su camino hacia Jerusalén. Se sitúa en Jericó, la ciudad desde la que se subía a la ciudad santa en el peregrinar de los que venían desde Galilea. Jesús se encuentra al borde del camino a un ciego. Por razones que se explican, incluso ecológicamente, los ciegos abundaban en aquella zona. Está al borde del camino, marginado de la sociedad, como correspondía a todos los que padecían alguna tara física. Pero su ceguera representa, a la vez, una ceguera más profunda que afectaba a muchos de los que estaban e iban tras Jesús porque realizaba cosas extraordinarias. El camino de Jesús hasta Jerusalén es muy importante en todos los evangelios (más en Lucas). En ese camino encontrará mucho gente. Los ciegos no tienen camino, sino que están fuera de él. Jesús, pues, le ofrecerá esa alternativa: un camino, una salida, un cambio de situación social y espiritual.

III.2. El gesto del ciego que abandona su manto y su bastón, donde se apoyaba hasta entonces su vida, contrasta con la fuerza que le impulsa a “ir a Jesús” que le llama. ¿Por qué le “llamó” Jesús y no se acerca él hasta el ciego? La misma gente vuelve a repetirle: él te llama. Las palabras y los gestos simbólicos de la narración hay que valorarlos en su justa medida. Diríamos que hoy en el texto son más importantes de lo que parece a primera vista. Jesús “le llama”. La llamada de Jesús, al que el ciego interpela como “hijo de David” tiene mucho trasfondo. Jesús ha llamado a seguirle a varias personas; ahora “llama” a un ciego para que se acerque. No le llama aparentemente para seguirle, sino para curarle, pero la curación verdadera será el “seguirle” camino de Jerusalén, en una actitud distinta de los mismos discípulos que habían discutido por el camino “quién es el mayor”. El ciego no estará preocupado por ello. De ahí que la escena del ciego Bartimeo en este momento, antes de subir a Jerusalén, donde se juega su vida, es muy significativa.

III.3. La insistencia del ciego en llamar a Jesús muestra que lo necesita de verdad y lo quiere seguir desde una profundidad que no es normal entre la multitud. Jesús le pide que se acerque, le toca, lo trata con benevolencia; entonces su ceguera se enciende a un mundo de fe y de esperanza. Después no se queda al margen, ni se marcha a Jericó, ni se encierra en su alegría de haber recuperado la vista, sino que se decide a seguir a Jesús; esto es lo decisivo del relato. En el evangelio de Marcos el camino que le lleva a Jerusalén le conducirá necesariamente hasta la muerte. La vista recuperada le hace ver un Dios nuevo, capaz de iluminar su corazón y seguir a Jesús hasta donde sea necesario. Vemos, pues, que un relato de milagro no queda solamente en eso, sino que se convierte en una narración que nos introduce en el momento más importante de la vida de Jesús: su pasión y muerte en Jerusalén.


domingo, 21 de octubre de 2012

DOMINGO 29 DEL TIEMPO ORDINARIO



“El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes”

Todos buscamos afirmarnos en la vida, crecer, ser grandes, realizarnos como personas:

Algunos piensan que para alcanzar el “éxito y la gloria” tienen que dominar a los demás, tienen que adquirir poder, dinero, títulos o de tráfico de influencias.

Jesús (el Hijo del Hombre) vivió un camino alternativo como Siervo sufriente del Señor (primera lectura), Sacerdote que sabe compadecerse de nuestras debilidades (segunda lectura), siervo de todos hasta el punto de “dar su vida en rescate por todos” (evangelio).

Él nos ofrece el camino de la grandeza humana: El que quiera la gloria que sea vuestro esclavo, el que quiera ser el primero, vuestro servidor.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

El servidor de Yavé realiza su tarea por medio del dolor y la fatiga. Su entrega nos permite darle algún sentido a nuestro dolor. En ese camino misterioso, del que ningún ser humano está exento, se despliega la salvación de la humanidad. Quien se hace servidor debe estar preparado para pasar por el sufrimiento.

Lectura del libro de Isaías 53, 10-11

El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 32, 4-5. 18-20. 22

R. Señor, que descienda tu amor sobre nosotros.

La palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Jesús conoció todas las limitaciones y dolores humanos. Por eso, puede hacerse solidario con todos los hombres y mujeres que sufren. Así, como uno más, Jesucristo se presentó ante el Padre. Acerquémonos confiadamente a Jesucristo; él conoce lo que nos pasa.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16

Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.
Palabra de Dios.

EL EVANGELIO PARA EL DÍA DE HOY

Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 35-45

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". Él les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Aceptar la realidad vital desde el misterio

Jesús se ve obligado, una vez más, a reiterar que en la comunidad cristiana ha de prevalecer “el servicio” en quien quiera ser el primero. La comunidad cristiana tendrá una autoridad fundada en el servicio y no en el poder.

Jesús tiene que insistir en que los primeros puestos en el Reino se consiguen desviviéndose por los demás; el que aspire a los primeros puestos debe ponerse al servicio de los hermanos. Es el ejemplo que Jesús nos da: “porque no he venido a ser servido sino a servir y a dar la vida en rescate por todos”.

Como en tantas cosas, también en ésta de hacernos “servidores” de nuestros prójimos, vivimos en una contradicción.

En nuestro interior podemos descubrirnos con actitudes de “tiranizar y oprimir” a los que consideramos más “pequeños”, Establecemos relaciones con nuestros prójimos desde el dominio, el poder, la ley del más fuerte, el más inteligente o desde la opinión mayoritaria…

Buscamos los puestos de honor y que nos sirvan.

Por otra parte ¿Quién no ha sentido la satisfacción profunda que deja en nosotros un servicio que hemos prestado desinteresadamente?

¿No es esto un éxito personal?

En esta contradicción, la actitud permanente y abierta de servicio no nace espontáneamente, requiere esfuerzo y renuncia, esfuerzo constante y honrado.

De ahí la necesidad de despertar constantemente esa actitud de servicio… pero Jesús invita a ir un paso más allá; se trata no solo de tener la actitud de servicio; se trata de ser servidor, ser esclavo de todos.

Santiago y Juan le piden a Jesús ahorrarse el recorrer el camino de la entrega, “no saben lo que piden”.

No. No puede ser; no puede ser, querer construir el reino de la fraternidad, de la igualdad, con criterios del mundo.

No puede ser utilizar la fuerza, el dominio, las influencias, para ser el primero. Entre vosotros nada de eso, nada de hacerte el importante con los criterios del mundo.

El seguimiento de Jesús exige el servicio que es expresión palpable del mandato grande del amor que se hace realidad en las relaciones sociales de los miembros de la comunidad.

El servicio logra traducir el amor en obras que enriquecen la vida y la llenan de contenidos de humanización.

El servicio enciende la solidaridad, apacigua el corazón que anhela centrar su ritmo en la capacidad de amar y bendecir.

En el hacerse servidor; se acepta la realidad vital desde el misterio.

La comunidad cristiana está invitada a ser una comunidad de servicio y amor. En ella se aprende a relacionarse desde el servicio, la ayuda mutua, la igualdad según el único modelo que es Cristo.

Hoy día del DUM, la comunidad eclesial nos estimula a ser misioneros del Evangelio dando testimonio de la fe en actitud de servicio permanente.

ESTUDIO BÍBLICO


La grandeza del Dios que sirve a los hombres

Iª Lectura: Isaías (53,10-11): Un Mesías que ha de sufrir

I.1. La primera lectura corresponde a un texto que se conoce actualmente como Trito-Isaías, un discípulo lejano, quizá después del destierro de Babilonia (s. VI) del gran maestro del s. VIII, que ha dado nombre al libro. Pero además, este es uno de los textos más claros en los que se pone de manifiesto el valor redentor del sufrimiento (forma un conjunto con Is 52,13-53,12), de tal manera que es la Iglesia primitiva, después de lo que sucedió con la muerte y resurrección de Jesús, quien se atrevió a desafiar a la teología oficial del judaísmo y hablar de un Mesías que podía sufrir para salvar a su pueblo.

I.2. Esto era lo que no admitía el judaísmo y lo que encontró la Iglesia primitiva como la identidad de su Mesías salvador. ¿Cómo podía ser eso que el Mesías no participara de los sufrimientos del pueblo? Un Mesías que viniera a pasearse en medio del pueblo sin experimentar sus llantos no sería un verdadero liberador. Si Dios sufre con su pueblo, también debía sufrir su enviado.

IIª Lectura: Hebreos (4,14-16): La misericordia sacerdotal de Jesús

II.1. La segunda lectura continúa con la carta a los Hebreos en la que se nos muestra el papel del Hijo de Dios como Sumo Sacerdote. El autor quiere marcar las diferencias con el sumo sacerdote de esta tierra, que tenía el privilegio de entrar en el “Sancta Sanctorum” del templo de Jerusalén. Pero allí no había nada, estaba vacío. Por ello, se necesitaba un Sumo Sacerdote que pudiera introducirnos en el mismo seno del amor y la misericordia de Dios que está en todas partes, cerca de los que le buscan y le necesitan. Para ser sacerdote no basta estar muy cerca de Dios, sino también muy cerca de los hombres y de sus miserias. Es eso lo que se muestra en este momento en el texto de la carta a los hebreos en que se comienza una sección sobre la humanidad del Sumo Sacerdote.

II.2. Este Sumo Sacerdote, aprendió en la debilidad, como nosotros, aunque nunca se apartó del camino recto y verdadero: ¡nunca pecó!. Es uno de los pasajes más bellos en esta teología que el autor de la carta hace sobre el sacerdocio de Jesús. Esto da una confianza en el Dios al que El nos lleva, que supera la rigidez de un sacerdocio ritualista o simplemente formal. El sacerdocio de Jesús se amasa en la debilidad de nuestra existencia para conducirnos al Dios vivo y verdadero, al que no le importan los sacrificios rituales, sino el corazón del hombre. Si bien el título de Sumo Sacerdote no es muy halagüeño y se usa poco en el NT, debemos reconocer que estos versos de la carta a los Hebreos logran una teología nueva del verdadero sacerdocio de Jesús: es sumo sacerdote, porque es misericordioso.

Evangelio: Marcos (10,35-45): La propuesta de la gloria “sin poder”

III.1. El evangelio nos ofrece una escena llena de paradojas, en las que se ponen de manifiesto los intereses de sus discípulos y la verdadera meta de Jesús en su caminar hacia Jerusalén. Ha precedido a todo esto el tercer anuncio de la pasión (Mc 10,33). La intervención de los hijos del Zebedeo no estaría en sintonía con ese anuncio de la pasión. Es, pues, muy intencionado el redactor de Marcos al mostrar que el diálogo con los hijos del Zebedeo necesitaba poner un tercer anuncio. El texto tiene dos partes: la petición de los hijos del Zebedeo (vv.35-40) y la enseñanza a los Doce (vv. 42-45). Es un conjunto que ha podido componerse en torno al seguimiento y al poder. De la misma manera que antes se había reflexionado sobre el seguimiento y las riquezas (10,17ss), en el marco del “camino hacia Jerusalén”.

III.2. Pensaban los discípulos que iban a conseguir la grandeza y el poder, como le piden los hijos del Zebedeo: estar a su derecha y a su izquierda, ser ministros o algo así. Incluso están dispuestos, decían, a dar la vida por ello; la copa y el martirio es uno de los símbolos de aceptar la suerte y el sufrimiento y lo que haga falta. Es verdad que en el AT la “copa” también puede ser una participación en la alegría (cf Jr 25,15; 49,12; Sal 75,9; Is 51,17).

Podemos imaginar que los hijos del Zebedeo estaban pensando en una copa o bautismo de gloria, más que de sufrimiento. Sin embargo la gloria de Jesús era la cruz, y es allí donde no estarán los discípulos en Jerusalén. Lo dejarán abandonado, y será crucificado en medio de dos bandidos (fueron éstos lo que tendrían el privilegio de estar a la derecha y la izquierda), como ignominia que confunde su causa con los intereses de este mundo. Esta es una lección inolvidable que pone de manifiesto que seguir a Jesús es una tarea incomensurable.

III.3. Es verdad que los discípulos podrán rehacer su vida, cambiar de mentalidad para anunciar el evangelio, pero hasta ese momento, Jesús camina hacia Jerusalén con las ideas lúcidas del profeta que sabe que su causa pude ser confundida por los que le rodean y por los que se han convertido en contrarios a su mensaje del Reino. Los grandes tienen una patología clara: dominan, esclavizan, no dejan que madure nadie en la esencia ética y humana. Por el contrario, el Dios del Reino, trata a cada uno con amor y según lo que necesita. Ahí está la clave de lo que quiere llevar adelante Jesús como causa, aunque sea pasando por la cruz. Un Dios que sirve a los hombres no es apreciado ni tenido como tal por lo poderosos, pero para el mensaje del evangelio, ese Dios que sirve como si fuera el último de todos, merece ser tenido por el Dios de verdad. Es eso lo que encarna Jesús, el profeta de Nazaret.

III.4. Llama la atención el v. 45, “el dicho” sobre el rescate (lytron) por todos. Este dicho puede estar inspirado en Is 53,12. No se trata propiamente de sacrificio ni de expiación, porque Dios no necesita que alguien pague por los otros. No es propiamente hablando una idea de sustitución, aunque algunos insisten demasiado en ello. Es, en definitiva, una idea de solidaridad con la humanidad que no sabe encontrar a Dios. Y para ello Él debe pasar por la muerte. No porque Dios lo quiera, sino porque los poderosos de este mundo no le han permitido hacer las cosas según la voluntad de Dios. Pensar que Jesús venía a sufrir o quería sufrir sería una concepción del cristianismo fuera del ámbito y las claves de la misericordia divina. El Hijo del Hombre debe creer en el ser humano y vivir en solidaridad con él. El Cur Deus homo? (por qué Dios se hizo hombre) de Anselmo de Canterbury, debería haberse inspirado mejor en esta idea de la solidaridad divina con la humanidad que en la visión “jurídica” de una deuda y un pago, que sería imposible. Dios no cobra rescates con la vida de su Hijo, sino que lo ofrece como don gratuito de su amor.


domingo, 14 de octubre de 2012

DOMINGO 28º DEL TIEMPO ORDINARIO


"¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!"

Dos mensajes contundentes.

La palabra, eficaz, tajante, nos coloca contra la pared. Incide en nuestra última entraña. No tengo más remedio que responder. Cuando me descuido, o cierro mis oídos, o me busco excusas, estoy respondiendo ya y estoy diciendo no. Lo sé bien: no me es fácil decir no directamente; hay que interpretar y conseguir, como sea, mis inútiles coartadas.

Mi mejor engaño: los tiempos han cambiado, mi sociedad no es la de Jesús. No podemos ser extremistas. Me digo que ha cambiado la percepción de la riqueza. Me digo que el discurso de los pobres está agotado. Me digo que mi fe y mi reflexión reclaman hoy otras experiencias, otras palabras. Me digo y me digo. Pero no hay vuelta de hoja. La propuesta del Evangelio es radical. Así. Sin más.

No soy decente si trato de echar agua al vino. Es mejor reconocer que no puedo, que me es demasiado trabajoso seguir a Jesús hasta el final.

Pero, ¿de verdad, de verdad, no puedo seguir el camino de Jesús?

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Sabios con la Sabiduría de Dios. Más preciosa que el poder, las riquezas, la salud y la belleza es la sabiduría que viene de Dios. Nos hace vivir en el amor de Dios.

Lectura del libro de la Sabiduría 7, 7-11

Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro. La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso. Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 89, 12-17

R. Señor, sácianos con tu amor.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? Ten compasión de tus servidores. R.

Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Alégranos por los días en que nos afligiste, por los años en que soportamos la desgracia. R.

Que tu obra se manifieste a tus servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.

SEGUNDA LECTURA

La Palabra de Dios es Viva y es Eficaz La Palabra de Dios es inquietante. Nos fuerza a confrontarnos a nosotros mismos y a tomar una opción, o a favor o en contra de Dios. Es decisiva para el resultado de nuestras vidas.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-13

Hermanos: La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de Aquél a quien debemos rendir cuentas.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Ven, Sígueme sin Equipaje Inútil. Como el joven rico, en realidad no hemos dado nada a Dios si no respondemos a su invitación de seguirle por el camino que él quiere que sigamos.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 17-30

Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre". El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible". Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna".
Palabra del Señor.


COMPARTIMOS LA PALABRA

Es conveniente conjugar la lectura del Nuevo Testamento y el Evangelio.

En la carta a los hebreos el eje es la palabra: tajante, alcanza la entraña y es eficaz. Eficaz, pero hay que responder. La eficacia se comprueba en mi respuesta. Siempre libre, siempre aplazable, siempre rechazada. Quiero dejarme vencer por la palabra, abrir los pulmones de mi espíritu, que me llegue, que arribe a mi vida esa palabra.

Tanto si miramos el mundo que nos envuelve como si giramos hacia nuestra vida diaria más concreta, aparentemente más trivial, parece que muchas veces andamos perdidos, sin saber qué hacer, sin encontrar un sendero de fiar. Cuando me oriento en la vida, encuentro sentido. Esa orientación sólo puede venir del encuentro de la palabra acogida con la realidad que me rodea o con la mía propia. Y aquí tropezamos, siempre tropezamos, con Jesús y el Evangelio.

Hay que insistir en la radicalidad de la llamada evangélica. No podemos echar agua al vino. Es mejor decir no puedo, que traicionar el Evangelio. Lo cierto es que en nuestra conciencia no nos engañamos, pero nos buscamos dispensas. Nos enredamos en interpretaciones cómodas. Y, al final, se nos escapa el Evangelio mismo y nuestra vida se vuelve irremediablemente confusa.

La llamada a compartir los bienes de este mundo se sostiene en una actitud última. Nadie es el dueño de la tierra. Sólo Dios es el Señor. Quien se considera amo es un ladrón. Y nunca hay que pensar que los poderes de este mundo son una fatalidad que debemos aceptar y que no puede cambiarse. La afirmación de Dios es también la negación de la fatalidad.

A veces, al leer el texto evangélico, se nos invita a llevar un comportamiento “recto”, “honesto”. ¿Lo llamaremos prudente? ¿Lo llamaremos equilibrado? Ante tanta desgracia, hay que calificar sin cautela: esa “prudencia” es mendaz.

También podemos recoger algo que se dice: ¿a qué tanta historia con los pobres? ¿No van las cosas por otro lado? Hay que aclararlo sin cansarse. No se trata de que el pobre sea un santo o esté dotado de cualidades que le hacen más relevante. Al contrario. Es el que no cuenta. No son sus maravillosas cualidades, es aquél ante quien se vuelve el rostro.

Compartir el pan con quien tiene hambre, aliarse con el pobre, el huérfano, el extranjero, aliarse con esa nada de mundo: ahí está el sello de la fraternidad, emblema de la trascendencia humilde, tímida, de Dios.

La fraternidad está inscrita en la humanidad. La marca que distingue a la humanidad, que la eleva, es la fraternidad. Es el trazo que Dios deja al sustentar a la humanidad y la huella de su recuerdo que, tantas veces, queda en suspenso. Fraternidad de cada uno con cada uno, hacerse cargo de cada uno. Sólo siendo responsable de cada uno de los otros, sólo entonces, soy fraterno. Sólo cuando ayudo al caído a ponerse en pie, estoy haciendo, y digo haciendo, que todos somos hermano.

No se trata sólo de renunciar a los bienes de este mundo. Hay que compartir. Y compartir con el pobre. El único modo de vivir una vida fraterna, de construir una sociedad fraterna, de trabajar por el Reino, es comprometiéndonos con los que realmente, en su vida, están desmintiendo esa fraternidad ficticia. El pobre, el extranjero…, nada en este mundo en crisis, pero implacable. Fuera los no rentables, los demás a marcar el paso. Bien por los fuertes. ¡Ay del que no tiene!

Sin cansancio hemos de alzar la voz en esta crisis que lastima a la mayoría y que está llevando al desaliento y a la desesperanza a tantos y tantos. ¿Dónde estamos nosotros?

¿Cómo se deja notar Dios? La pobreza tiene mucho que ver. Hay que hablar sin miedo de la debilidad de Dios. Ni el pobre ni Dios entran en los juegos brillantes de luz y de poder que se imponen en este mundo. La verdad de Dios es una verdad desplazada. O exiliada. Ese exilio nos está diciendo que este mundo no es suficiente, que estamos llamados siempre a otra cosa a respirar un aire distinto.

Ser pobre nos lleva tan hacia dentro como hacia fuera. Extirpar el deseo de posesión o de dominio, permite la libertad de dentro. Despeja las fantasías y las ansiedades interiores, abre el espíritu, sereno, libre, sin crispación, lo ahueca y lo ahonda. Ahí, en esa serenidad de dentro, apagados los ruidos compulsivos, despierta el alma a la presencia de un Dios que no deja de darse y cuidar de nuestra vida. Ser pobre es remontar hacia la desnudez de una vida que para sí misma sólo quiere a Dios. Así camina una vida desnuda y sin complejos. Ser pobre es vivir y hacer de otra manera. Una perspectiva distinta. Las cosas, los otros, se nos presentan en su verdad esencial, sin ropaje y sin máscara. Y una mirada compasiva nos devuelve la ternura que nos reconcilia con todo.

Y algo que nunca debemos olvidar: la realidad. Aquí no valen las batallas mentales ni las historias imaginadas ni mañana haré ni el quizá podría hacer… Hay que afirmar la inserción real y sin sueños de la opción evangélica. Tan adentro vivimos que, al cabo, estamos en la plena luz de la plaza pública, jugándonosla con los caídos de este mundo, diciendo y haciendo que las vidas humanas estén en pie. Con gratitud.

Por los pobres… Es el proyecto del Reino, es la marca de la comunidad seguidora de Jesús, es… Es la verdad. La verdad más directa: compartir el pan con quien tiene hambre, justamente porque tiene hambre. Las otras consideraciones vienen después. Nada hay más blasfemo que protegernos en esa especie de solidaridad “espiritual” que sólo es cinismo. Y al final, al final, estar con los débiles de este mundo nos hace ganar un cierto derecho a llaméanos seguidores de Jesús.

ESTUDIO BÍBLICO

La sabiduría del seguimiento de Jesús

Iª Lectura: Sabiduría (7,7-11): La sabiduría nos hace "divinos"

I.1. Esta lectura nos ofrece uno de los pensamientos más bellos sobre la sabiduría. Forma parte de una reflexión más amplia sobre la igualdad de los hombres en su naturaleza, y cómo esta nos perfecciona humanamente. Se supone que el autor es como un rey (algunos han pensado que era Salomón, pero no es así). Y este rey se considera igual a todos los hombres, porque los reyes y cualquier ser humano nacen lo mismo que todos y mueren lo mismo que todos, como le sucede a los animales. Pero lo que hace a los seres humanos distintos en la vida y en la muerte es la sabiduría, por la que compartimos la vida misma de Dios.

I.2. Este don no solamente enseña a gobernar a los reyes, sino a ser divinos a los hombres, porque es la riqueza más alta. Con ello se aprende a discernir lo que vale y lo que no vale en la existencia. Las personas sin «adentros» prefieren el oro, la plata y las piedras preciosas; el dinero y el poder. Pero quien elija la sabiduría habrá aprendido un sentido distinto de la vida y de la muerte; del dolor y del hambre; del sufrimiento y la desesperación. Con ella vienen riquezas, valoraciones y sentimientos que no se pueden comprar con todo el oro del mundo. Porque la verdadera sabiduría enseña a tener y vivir con dignidad.

IIª Lectura: Hebreos (4,12-13): La fuerza de la palabra de Dios

La lectura de Hebreos nos ofrece una reflexión sobre la Palabra de Dios que se entiende como el anuncio de las promesas del AT y, en nuestro caso, la predicación cristiana. El autor está exhortando a la comunidad a peregrinar, sabiendo que nos acompaña Cristo, el Sumo Sacerdote. Por lo mismo, es con la Palabra del Señor con la que podemos caminar por la vida. Esa Palabra es como una espada de dos filos que llega hasta lo más profundo del corazón humano; descubre nuestros sentimientos, nuestras debilidades, y por impulso de la misma podemos confiarnos a nuestro Dios. Pues esa palabra no es ideología, ni algo vacío. En este caso, debemos decir que nuestro texto tiene mucho que ver con el pasaje de la Sabiduría (Sab 7,22-8,1). La Palabra de Dios, pues, es para el cristiano la fuente de la sabiduría.

Evangelio: Marcos (10,17-30): El seguimiento, sabiduría frente a las riquezas

III.1. El evangelio nos ofrece una escena muy conocida: el joven rico y su pretensión de obtener la salvación (“heredar la vida eterna”). Es verdad que este texto es un conjunto no demasiado homogéneo. Los grandes maestros han pensado, no sin razón, que son varios textos en torno a palabras de Jesús sobre el peligro de las riquezas y sobre la vida eterna, las que se han conjuntado en esta pequeña historia. Es muy razonable distinguir tres partes: a) la escena del joven rico (vv.17-22); b) la dificultad para entrar en el Reino de Dios (vv. 23-27); c) las renuncias de los verdaderos discípulos (vv.28-30). Todo rematado sobre el dicho “los últimos serán los primeros y los primeros los últimos” (v. 31). Las dos primeras tienen una conexión más fuerte que la tercera. Es verdad que todo el conjunto gira en torno a las claves del verdadero seguimiento. No se trata de una enseñanza sobre el voto de pobreza de los monjes, sino de algo que afecta a la salvación para todos.

III.2. Entre las muchas lecturas que se pueden hacer, señalemos que no podemos olvidar como decisivo para entender este pasaje la llamada al "seguimiento" y tener un tesoro en el cielo. Se ha comentado en alguna parte que este joven está buscando la sabiduría. Jesús le propone otro camino distinto, un camino de radicalidad, que implica sin duda renunciar a sus riquezas, que están sustentadas, incluso, en la praxis y en la forma de entender los mandamientos que siempre ha cumplido. Es una llamada a hacerlo todo de otra manera, con sabiduría. No es una llamada a una vida de pobreza absoluta entendida materialmente, sino de pobreza que no se apoye en la seguridad del cumplimiento formal de la ley. De hecho, la escena nos muestra que si el joven cumplía los mandamientos y además era rico, no debería haberse preocupado de nada más. Pero no las tiene todas consigo. Por ello pregunta a Jesús… y encontrará un camino nuevo.

III.3. Las riquezas, poseerlas, amarlas, buscarlas es un modo de vida que define una actitud contraria a la praxis del Reino de Dios y a la vida eterna: es poder, seguridad, placer... todo eso no es la felicidad. La alternativa, en este caso, es seguir a Jesús en vez de los preceptos de la ley, que le han permitido ser un hombre rico. En la mentalidad judía, ser un hombre de riquezas y ser justo iban muy unidos. Es eso, por lo mismo, lo que desbarata Jesús para este joven con su planteamiento del seguimiento como radicalidad. Pensar que el seguimiento de Jesús es una opción de miseria sería una forma equivocada de entender lo que nos propone esta historia evangélica. Este joven es rico en bienes materiales, pero también morales, porque cumple los mandamientos. ¿Es eso inmoral? ¡No! Pero esa riqueza moral no le permite ver que sus riquezas le están robando la verdadera sabiduría y el corazón. No tiene la sabiduría que busca, porque debe estar todavía muy pendiente de “sus riquezas”. Siguiendo a Jesús aprenderá otra manera de ver la vida, de vez las riquezas y de ver la misma religión.

III.4. Por eso tiene sentido lo que después le preguntarán los discípulos cuando Jesús hable de que es muy difícil que los ricos entre en el Reino de los Cielos; porque no son capaces de descodificarse de su seguridad personal, de su justicia, de su concepción de Dios y de los hombres. No es solamente por sus riquezas materiales (que siguen siendo un peligro para el seguimiento), sino por todo su mundo de poder y de seguridad. Y reciben la aclaración, por otra parte definitiva, de que "lo que es imposible para el hombre, en cambio es posible para Dios" (v. 27). Por consiguiente, la respuesta de Jesús al joven rico es una llamada a este hombre concreto a que le siga de una manera especial; pero, a su vez, un criterio para todos desde la radicalidad y la sabiduría del seguimiento.

domingo, 7 de octubre de 2012

DOMINGO 27º DEL TIEMPO ORDINARIO



“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”

Las lecturas de este domingo proporcionan a cualquier predicador una satisfacción y un reto. Una satisfacción porque puede estar seguro que, al escuchar la afirmación de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, todos los miembros de la comunidad cristiana reunidos el día del Señor van a dispensarle cuidadosa y curiosa atención en su predicación. Y un reto porque no es fácil hablar de este tema en la actualidad, cuando el matrimonio como compromiso de por vida se ve como algo extraño, incómodo y en algunos casos falto de sentido. Por ello es necesario leer y contextualizar las lecturas con el fin de iluminar en su profundidad este mensaje de Jesús, estas fuertes, contundentes y profundas palabras que nos deben iluminar en nuestra vida cristiana.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Creado para amar. El hombre y la mujer están destinados no para una soledad egoísta, sino para construir comunidad en fidelidad y amor que unifica.

Lectura del libro del Génesis 2, 4b. 7a. 18-24

Cuando el Señor Dios hizo el cielo y la tierra, modeló al hombre con arcilla del suelo, y dijo: "No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada. Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando éste se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: "¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre". Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 127, 1-6

R. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.

Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.

¡Y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel! R.

SEGUNDA LECTURA

El amor es sacrificado. La fuente y modelo de todo amor es el de Cristo, que se sacrifica a sí mismo por nosotros.

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11

Hermanos: A Aquél que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, Él experimentó la muerte en favor de todos. Convenía, en efecto, que Aquél por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloria a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conduciría a la salvación. Porque el que santifica y los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

El amor es fiel. En el plan de Dios el matrimonio es, más allá de legalismos humanos, una unión inquebrantable de amor y fidelidad. El amor del esposo y la esposa se perpetuará vivo en sus hijos.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 2-16

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". Él les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, 'Dios los hizo varón y mujer'. 'Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne'. De manera que ya no son dos, 'sino una sola carne'. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio". Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos. 
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

El fragmento del Evangelio según San Marcos que se proclama este domingo puede crearnos confusión y hacer que nuestra atención se centre, como ya hemos indicado anteriormente, tan sólo en las palabras de Jesús referentes al matrimonio que tantas veces hemos escuchado: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Sin embargo tenemos que superar está tentación volviendo a leer y así comprendiendo mejor su enseñanza. Así veremos como en realidad es mucho más profunda e interpelante.

1. En primer lugar tenemos que afirmar que su enseñanza sobre este tema no es un “meteorito” dentro de su mensaje, dentro de su predicación del Reino de Dios. Si leemos hasta el final el fragmento propuesto por la liturgia vemos como a continuación aparecen otros pequeños protagonistas: los niños. ¿Puede ser que haya conexión entre su enseñaza sobre los esposos y su afirmación sobre los niños? Verdaderamente la hay. Si de alguien es el Reino de los Cielos es de los pobres, de los desvalidos, de los que nadie quiere, de los repudiados. Un niño en Israel, debido a una tasa de natalidad infinitamente superior a la nuestra, no contaba para nada; y mucho menos una mujer repudiada, acto en el que ella no tenía voz ni voto. Jesús ante todo defiende al pobre y le concede la mayor dignidad: la de ser herederos de Dios. Por ello la defensa del matrimonio no se tiene que entender, en primera y única instancia, como un mandamiento moral, sino como una consecuencia del mensaje y defensa de los pobres y desvalidos por parte de Cristo.

2. También es importante ver cual es el razonamiento de Dios a la hora de crear a la mujer en la primera lectura: no es bueno que el hombre esté sólo y además necesita alguien como él que le ayude. La soledad y la insolidaridad son dos problemas tan actuales que parece mentira que ya sean detectados como tal desde la creación. Lo que a veces intentamos ver como una virtud (la independencia total y la capacidad de hacer todo sin necesidad de nadie) es visto en la Biblia como uno de las peores maldiciones que podrían haber recaído sobre el primer hombre. Y por ello Dios crea al hombre y a la mujer, dos seres iguales pero diferentes, complementarios y que se necesitan el uno al otro para la felicidad. Muchas veces me pregunto si realmente somos conscientes de que sólo está en nuestra mano el solucionar estos problemas. Sólo un hombre es capaz de ayudar a otro hombre y de curar su soledad. La tecnología no es la solución, los falsos dioses del dinero y el poder tampoco. Mucho menos las ideologías. Las lecturas de este domingo nos lo dejan muy claro que la solidaridad no es una idea sino algo que nos implica: la única ayuda y compañía del hombre viene del hombre que le complementa.

3. Entrando dentro del discurso sobre el matrimonio es muy interesante la frase que se escucha en la primera lectura y que se nos repite en el evangelio: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. El matrimonio es un lugar sagrado, la pareja es un lugar íntimo que exige el abandono de la casa de los progenitores y el abandono de uno mismo. En mi corta experiencia como predicador de bodas está es una de las ideas que siempre me ha gustado repetir: el matrimonio puede y debe escuchar todos los consejos de sus padres, hermanos y amigos, pero siempre tiene que tener presente que su unión es sagrada y que nadie tiene derecho a interferir en ella. Si el matrimonio está llamado a ser imagen del amor de Jesús a su Iglesia ¿quién osará inmiscuirse en dicho relación de amor? Jesús hace partir a los esposos de las mismas condiciones de renuncia, porque todo camino de seguimiento implica esa renuncia. Es curioso ver que palabras semejantes escuchábamos ya hace ya algunos domingos cuando el Mesías afirmaba que para seguirle hay que abandonar padre, madre y hermanos. Caminar es renunciar para obtener un bien mayor. Así el matrimonio no es sólo un estado de vida sino un camino en el cual, como en Emaús, se hace presente Jesús.

4. Por último tenemos que afrontar las palabras sobre la indisolubilidad del matrimonio dichas por el Hijo del hombre. Pero no veamos a Jesús en ellas como un abogado o juez que discierne entre dos legislaciones (la del Génesis o la de Moisés) sino como lo que era para sus coetáneos: un Rabí, un maestro de la Escritura. Jesús a la malicia de los fariseos responde, tal y como ha hecho otras muchas veces, con su propia medicina. Ellos que son los estudiosos de la Palabra de Dios y que la utilizan en sus razonamientos son contestados con esa misma Palabra. El plan originario de Dios era uno y conciso, la voluntad primera de Dios es la que recuerda Jesús hoy, ese es el deseo fundacional del Padre a la hora de dar al hombre una compañera; y por cierto va mucho más allá del tema del repudio. La unión de los esposos es entre seres iguales en dignidad porque los dos son creados por Dios, entre ellos el cuidado y el amor común no es una virtud sino un fin natural ya que son una misma carne, los dos renunciarán a lo que han sido, a sus orígenes para crear una nueva historia juntos, y sobretodo serán bendición de Dios en medio del pueblo. Es necesario que muchas veces nos preguntamos sobre cuál es este plan primero de Dios, en nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestra relación con Él, para poder entender nuestro papel en la vida. Tantas veces hacemos como Moisés poniendo “paños calientes” a nuestra dureza de corazón que al final pensamos que esa es la voluntad de Dios. Volver al plan primero de Dios es volver a su deseo de plenitud para el hombre, a su signo constructor de la persona. Es en cierta manera, utilizando la metáfora del matrimonio tan presente hoy, volver al primer amor.

Por todo ello no nos puede extrañar que los propios discípulos continuaran preguntando a Jesús sobre esta cuestión como explica Mateo. Y no nos puede extrañar que también nosotros nos preguntemos como transmitir este mensaje a nuestros matrimonios actuales. Como transmitir que el matrimonio cristiano no es una pesada carga para valientes o insensatos, sino el reflejo y el lenguaje en la tierra de una del acto más hermoso y cumbre de la creación. Sino somos capaces de vivir así nuestro Primer Amor (la llamada de Dios) difícilmente seremos capaces de vivir cualquier tipo de amor.

ESTUDIO BÍBLICO


El amor verdadero, meta del hombre y la mujer

Iª Lectura: Génesis (2,18-24): Amor verdadero frente a la soledad

I.1. El relato de Génesis 2,18-24 -desde una cultura religiosa de la época, por lo tanto, no de manera científica-, nos diseña la aparición de la pareja humana. Y debemos recalcar ese verbo “diseñar”, porque no se trata de otra cosa. Es la mano de Dios la que lo hace y la que permite un diseño de amor. El creador de este relato –o una escuela catequética que llamamos «yahvista», porque desde el principio le da a Dios el nombre propio de Yahvé, que aparecerá con Moisés-, parte de la experiencia humana, de eso que se ha llamado la media naranja, y que responde a una cultura bien determinada del Oriente. Pero por encima de las imágenes casi infantiles en que se expresa el relato, se nos ofrece un mensaje que es muy digno de mérito en este tiempo de reivindicaciones de la dignidad humana, de la mujer y de los pequeños.

I.2. El hombre, el varón, no es nada sin la mujer; es o sería la pura soledad. Dios, lógicamente, no ha creado a la mujer del hombre, sino que es una forma de poner de manifiesto que tienen la misma dignidad y mutuamente encuentran en el diálogo, en el afecto, en el amor, lo que en Dios es pura unidad de paternidad y maternidad a la vez. Eva, como Adán, son nombres genéricos, no significan una pareja exclusiva al principio de la humanidad. Dios, pues, ha comprometido todo su ser en la creación del hombre y la mujer, de la humanidad, que han de unirse en amor creador de paternidad y maternidad, para que este mundo sea ámbito de felicidad.

IIª Lectura: Hebreos (2,9-11): El Hijo que viene a ser “nuestro hermano”

II.1. El texto de la segunda lectura, de la carta a los Hebreos (2,9-11), es la conclusión de un himno con que comienza esta famosa carta neo testamentaria. Precisamente en ese himno se había puesto de manifiesto la grandeza de Cristo, lo que se llama su preexistencia, porque estaba junto a Dios, es el Hijo de Dios. Sin embargo, el autor de la carta quiere acercar este Hijo de Dios a los hombres, hasta ponerlo a nuestra altura (un poco inferior a los ángeles) para que sintamos en él la fuerza de nuestro hermano.

II.2. En la fe cristiana es tan importante confesar a Jesús como Hijo de Dios, que como hermano nuestro, que se compadece de nosotros y da la vida por nosotros. Su muerte en favor de toda la humanidad nos habla de la solidaridad de Dios con nosotros, como se había comprometido a ello desde la misma creación. El, Jesús, es el que nos ha abierto el camino de la salvación.

Evangelio: Marcos (10,2-16): La ruptura del amor no es evangélica

III.1. El evangelio de hoy nos muestra una disputa, la del divorcio, tal como se configuraba en el judaísmo del tiempo de Jesús. La interpretación de Dt 24,1, base de la discusión, era lo que tenía divididas a las dos escuelas rabínicas de la época; una más permisiva (Hillel) y otra más estricta (Shamay). Para unos cualquier cosa podía ser justificación para repudiar, para otros la cuestión debería ser más sopesada. Pero al final, alguien salía vencedor de esa situación. Naturalmente el hombre, el fuerte, el poderoso, el que hacía e interpretaba las leyes.

III.2. Pero a Jesús no se le está preguntando por las causas del repudio que llevaba a efecto el hombre contra la mujer, o por lo menos desvía el asunto a lo más importante. Recurrirá a la misma Torah (ley) para poner en evidencia lo que los hombres inventan y justifican desde sus intereses, y se apoya en el relato del Génesis de la primera lectura. Dios no ha creado al hombre y a la mujer para otra cosa que para la felicidad. ¿Cómo, pues, justificar el desamor? ¿Por la Ley misma? ¿En nombre de Dios? ¡De ninguna manera!

III.3. Por ello, todas las leyes y tradiciones que consagran las rupturas del desamor responden a los intereses humanos, a la dureza del corazón; por lo mismo, el texto de Dt 24,1 también. Jesús aparece como radical, pero precisamente para defender al ser inferior, en este caso a la mujer, que no tenía posibilidad de repudio, ni de separación o divorcio. Como la mujer encontrada en adulterio que no tiene más defensa que el mismo Jesús (Jn 8,1ss). Jesús hace una interpretación profética del amor matrimonial partiendo de la creación, que todos hemos estropeado con nuestros intereses, división de clases y de sexo. Y es que el garante de la felicidad y del amor es el mismo Creador, quiere decirnos Jesús.