“El que
quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes”
Todos buscamos afirmarnos en la vida, crecer, ser
grandes, realizarnos como personas:
Algunos piensan que para alcanzar el “éxito y la gloria”
tienen que dominar a los demás, tienen que adquirir poder, dinero, títulos o de
tráfico de influencias.
Jesús (el Hijo del Hombre) vivió un camino
alternativo como Siervo sufriente del Señor (primera lectura), Sacerdote que
sabe compadecerse de nuestras debilidades (segunda lectura), siervo de todos
hasta el punto de “dar su vida en rescate por todos” (evangelio).
Él nos ofrece el camino de la grandeza humana: El
que quiera la gloria que sea vuestro esclavo, el que quiera ser el primero,
vuestro servidor.
CONTEMPLAMOS LA PALABRA
I LECTURA
El servidor de Yavé realiza su tarea por medio
del dolor y la fatiga. Su entrega nos permite darle algún sentido a nuestro
dolor. En ese camino misterioso, del que ningún ser humano está exento, se
despliega la salvación de la humanidad. Quien se hace servidor debe estar
preparado para pasar por el sufrimiento.
Lectura del libro de Isaías 53,
10-11
El Señor quiso aplastarlo con el
sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia,
prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A
causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi
Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.
SALMO
Salmo 32, 4-5. 18-20. 22
R. Señor, que
descienda tu amor sobre nosotros.
La palabra del Señor es recta y él
obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho, y la tierra está
llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos
sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus
vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor: Él
es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Jesús conoció todas las limitaciones y dolores
humanos. Por eso, puede hacerse solidario con todos los hombres y mujeres que
sufren. Así, como uno más, Jesucristo se presentó ante el Padre. Acerquémonos
confiadamente a Jesucristo; él conoce lo que nos pasa.
Lectura de la carta a los
Hebreos 4, 14-16
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús,
el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo,
permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo
Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue
sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos,
entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar
la gracia de un auxilio oportuno.
Palabra de Dios.
EL EVANGELIO PARA EL DÍA DE
HOY
Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes
saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones
como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre
ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se
haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor
de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para
servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Ì Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 35-45
Santiago y Juan, los hijos de
Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos
concedas lo que te vamos a pedir". Él les respondió: "¿Qué quieren
que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a
tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les
dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y
recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le
respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo
beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha
o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para
quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y
a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes
saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones
como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre
ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se
haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor
de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para
servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Palabra del Señor.
COMPARTIMOS
LA PALABRA
Aceptar la realidad vital desde el misterio
Jesús se ve obligado, una vez más, a reiterar que
en la comunidad cristiana ha de prevalecer “el servicio” en quien quiera ser el
primero. La comunidad cristiana tendrá una autoridad fundada en el servicio y
no en el poder.
Jesús tiene que insistir en que los primeros
puestos en el Reino se consiguen desviviéndose por los demás; el que aspire a
los primeros puestos debe ponerse al servicio de los hermanos. Es el ejemplo
que Jesús nos da: “porque no he venido a ser servido sino a servir y a dar la
vida en rescate por todos”.
Como en tantas cosas, también en ésta de hacernos
“servidores” de nuestros prójimos, vivimos en una contradicción.
En nuestro interior podemos descubrirnos con
actitudes de “tiranizar y oprimir” a los que consideramos más “pequeños”,
Establecemos relaciones con nuestros prójimos desde el dominio, el poder, la
ley del más fuerte, el más inteligente o desde la opinión mayoritaria…
Buscamos los puestos de honor y que nos sirvan.
Por otra parte ¿Quién no ha sentido la satisfacción
profunda que deja en nosotros un servicio que hemos prestado desinteresadamente?
¿No es esto un éxito personal?
En esta contradicción, la actitud permanente y
abierta de servicio no nace espontáneamente, requiere esfuerzo y renuncia, esfuerzo
constante y honrado.
De ahí la necesidad de despertar constantemente esa
actitud de servicio… pero Jesús invita a ir un paso más allá; se trata no solo
de tener la actitud de servicio; se trata de ser servidor, ser esclavo de
todos.
Santiago y Juan le piden a Jesús ahorrarse el
recorrer el camino de la entrega, “no saben lo que piden”.
No. No puede ser; no puede ser, querer construir el
reino de la fraternidad, de la igualdad, con criterios del mundo.
No puede ser utilizar la fuerza, el dominio, las
influencias, para ser el primero. Entre vosotros nada de eso, nada de hacerte
el importante con los criterios del mundo.
El seguimiento de Jesús exige el servicio que es
expresión palpable del mandato grande del amor que se hace realidad en las
relaciones sociales de los miembros de la comunidad.
El servicio logra traducir el amor en obras que
enriquecen la vida y la llenan de contenidos de humanización.
El servicio enciende la solidaridad, apacigua el
corazón que anhela centrar su ritmo en la capacidad de amar y bendecir.
En el hacerse servidor; se acepta la realidad vital
desde el misterio.
La comunidad cristiana está invitada a ser una
comunidad de servicio y amor. En ella se aprende a relacionarse desde el
servicio, la ayuda mutua, la igualdad según el único modelo que es Cristo.
Hoy día del DUM, la comunidad eclesial nos estimula
a ser misioneros del Evangelio dando testimonio de la fe en actitud de servicio
permanente.
ESTUDIO
BÍBLICO
La grandeza del Dios que sirve a los hombres
Iª Lectura: Isaías (53,10-11): Un Mesías que ha de
sufrir
I.1. La primera lectura corresponde a un texto
que se conoce actualmente como Trito-Isaías, un discípulo lejano, quizá después
del destierro de Babilonia (s. VI) del gran maestro del s. VIII, que ha dado
nombre al libro. Pero además, este es uno de los textos más claros en los que
se pone de manifiesto el valor redentor del sufrimiento (forma un conjunto con
Is 52,13-53,12), de tal manera que es la Iglesia primitiva, después de lo que
sucedió con la muerte y resurrección de Jesús, quien se atrevió a desafiar a la
teología oficial del judaísmo y hablar de un Mesías que podía sufrir para
salvar a su pueblo.
I.2. Esto era lo que no admitía el judaísmo y
lo que encontró la Iglesia primitiva como la identidad de su Mesías salvador.
¿Cómo podía ser eso que el Mesías no participara de los sufrimientos del
pueblo? Un Mesías que viniera a pasearse en medio del pueblo sin experimentar
sus llantos no sería un verdadero liberador. Si Dios sufre con su pueblo,
también debía sufrir su enviado.
IIª Lectura: Hebreos (4,14-16): La misericordia
sacerdotal de Jesús
II.1. La segunda lectura continúa con la carta
a los Hebreos en la que se nos muestra el papel del Hijo de Dios como Sumo
Sacerdote. El autor quiere marcar las diferencias con el sumo sacerdote de esta
tierra, que tenía el privilegio de entrar en el “Sancta Sanctorum” del templo
de Jerusalén. Pero allí no había nada, estaba vacío. Por ello, se necesitaba un
Sumo Sacerdote que pudiera introducirnos en el mismo seno del amor y la
misericordia de Dios que está en todas partes, cerca de los que le buscan y le
necesitan. Para ser sacerdote no basta estar muy cerca de Dios, sino también
muy cerca de los hombres y de sus miserias. Es eso lo que se muestra en este
momento en el texto de la carta a los hebreos en que se comienza una sección
sobre la humanidad del Sumo Sacerdote.
II.2. Este Sumo Sacerdote, aprendió en la
debilidad, como nosotros, aunque nunca se apartó del camino recto y verdadero:
¡nunca pecó!. Es uno de los pasajes más bellos en esta teología que el autor de
la carta hace sobre el sacerdocio de Jesús. Esto da una confianza en el Dios al
que El nos lleva, que supera la rigidez de un sacerdocio ritualista o
simplemente formal. El sacerdocio de Jesús se amasa en la debilidad de nuestra
existencia para conducirnos al Dios vivo y verdadero, al que no le importan los
sacrificios rituales, sino el corazón del hombre. Si bien el título de Sumo
Sacerdote no es muy halagüeño y se usa poco en el NT, debemos reconocer que
estos versos de la carta a los Hebreos logran una teología nueva del verdadero
sacerdocio de Jesús: es sumo sacerdote, porque es misericordioso.
Evangelio: Marcos (10,35-45): La propuesta de la
gloria “sin poder”
III.1. El evangelio nos ofrece una escena
llena de paradojas, en las que se ponen de manifiesto los intereses de sus
discípulos y la verdadera meta de Jesús en su caminar hacia Jerusalén. Ha
precedido a todo esto el tercer anuncio de la pasión (Mc 10,33). La intervención
de los hijos del Zebedeo no estaría en sintonía con ese anuncio de la pasión.
Es, pues, muy intencionado el redactor de Marcos al mostrar que el diálogo con
los hijos del Zebedeo necesitaba poner un tercer anuncio. El texto tiene dos
partes: la petición de los hijos del Zebedeo (vv.35-40) y la enseñanza a los
Doce (vv. 42-45). Es un conjunto que ha podido componerse en torno al
seguimiento y al poder. De la misma manera que antes se había reflexionado
sobre el seguimiento y las riquezas (10,17ss), en el marco del “camino hacia
Jerusalén”.
III.2. Pensaban los discípulos que iban a conseguir
la grandeza y el poder, como le piden los hijos del Zebedeo: estar a su derecha
y a su izquierda, ser ministros o algo así. Incluso están dispuestos, decían, a
dar la vida por ello; la copa y el martirio es uno de los símbolos de aceptar
la suerte y el sufrimiento y lo que haga falta. Es verdad que en el AT la
“copa” también puede ser una participación en la alegría (cf Jr 25,15; 49,12;
Sal 75,9; Is 51,17).
Podemos imaginar que los hijos del Zebedeo estaban
pensando en una copa o bautismo de gloria, más que de sufrimiento. Sin embargo
la gloria de Jesús era la cruz, y es allí donde no estarán los discípulos en
Jerusalén. Lo dejarán abandonado, y será crucificado en medio de dos bandidos
(fueron éstos lo que tendrían el privilegio de estar a la derecha y la
izquierda), como ignominia que confunde su causa con los intereses de este
mundo. Esta es una lección inolvidable que pone de manifiesto que seguir a
Jesús es una tarea incomensurable.
III.3. Es verdad que los discípulos podrán
rehacer su vida, cambiar de mentalidad para anunciar el evangelio, pero hasta
ese momento, Jesús camina hacia Jerusalén con las ideas lúcidas del profeta que
sabe que su causa pude ser confundida por los que le rodean y por los que se
han convertido en contrarios a su mensaje del Reino. Los grandes tienen una
patología clara: dominan, esclavizan, no dejan que madure nadie en la esencia
ética y humana. Por el contrario, el Dios del Reino, trata a cada uno con amor
y según lo que necesita. Ahí está la clave de lo que quiere llevar adelante
Jesús como causa, aunque sea pasando por la cruz. Un Dios que sirve a los
hombres no es apreciado ni tenido como tal por lo poderosos, pero para el mensaje
del evangelio, ese Dios que sirve como si fuera el último de todos, merece ser
tenido por el Dios de verdad. Es eso lo que encarna Jesús, el profeta de
Nazaret.
III.4. Llama la atención el v. 45, “el dicho”
sobre el rescate (lytron) por todos. Este dicho puede estar inspirado en Is
53,12. No se trata propiamente de sacrificio ni de expiación, porque Dios no
necesita que alguien pague por los otros. No es propiamente hablando una idea
de sustitución, aunque algunos insisten demasiado en ello. Es, en definitiva,
una idea de solidaridad con la humanidad que no sabe encontrar a Dios. Y para
ello Él debe pasar por la muerte. No porque Dios lo quiera, sino porque los
poderosos de este mundo no le han permitido hacer las cosas según la voluntad
de Dios. Pensar que Jesús venía a sufrir o quería sufrir sería una concepción
del cristianismo fuera del ámbito y las claves de la misericordia divina. El
Hijo del Hombre debe creer en el ser humano y vivir en solidaridad con él. El
Cur Deus homo? (por qué Dios se hizo hombre) de Anselmo de Canterbury, debería
haberse inspirado mejor en esta idea de la solidaridad divina con la humanidad
que en la visión “jurídica” de una deuda y un pago, que sería imposible. Dios
no cobra rescates con la vida de su Hijo, sino que lo ofrece como don gratuito
de su amor.
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