“María
eligió la mejor parte”
Las mujeres alcanzan tal relevancia
en el evangelio de hoy de Lucas que Marta y María, junto con Jesús, ocupan todo
el relato. Era cosa muy extraña para aquel tiempo que las mujeres gozaran de
tanto protagonismo y de tanta atención por parte de un maestro como Jesús.
Tampoco un hombre podía estar hablando públicamente con una mujer, y mucho
menos aún enseñarle, sin recibir el rechazo feroz de sus vecinos. Por eso,
Lucas quiere decir algo con su evangelio, pues el relato está lleno de
“rebeldías” y de escándalos sociales y religiosos, y, a pesar de ello, nos lo
cuenta.
CONTEMPLAMOS
LA PALABRA
I
LECTURA
La
vejez y la imposibilidad de dar vida parecen haberle ganado a Abraham. Él ya no
espera nada nuevo. Su vida con Sara quedaría limitada a ellos dos. Sin embargo,
Dios interviene sin avisar, sin espectáculos, con su presencia casi
imperceptible. Y así ha de ser en nuestra vida también. Solo tenemos que creer
en que Dios puede abrirse paso hasta en nuestras desesperanzas.
Lectura
del libro del Génesis 18, 1-10a
El Señor se apareció a Abraham
junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa,
a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban
parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de
la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: "Señor mío, si quieres
hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo
haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra
del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes
reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su
servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que
dijiste". Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo:
"¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas".
Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado,
y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó
cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él
se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron:
"¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les
respondió. Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el
año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo".
Palabra de Dios.
SALMO
Salmo
14, 2-5
R.
Señor, ¿quién entrará en tu Casa?
El que procede rectamente y
practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su
lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo ni
agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que
temen al Señor. R.
El que no se retracta de lo que
juró aunque salga perjudicado. El que no presta su dinero a usura ni acepta
soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. R.
II
LECTURA
"La
frase de Pablo a los colosenses, 'Ahora me alegro de padecer por ustedes' no es
una confesión masoquista de quien siente placer al sufrir, sino una expresión
de que Pablo está tan lleno de Cristo, que ninguna tribulación ni sufrimiento
lo pueden separar de él, y que ama al cuerpo de Cristo, su iglesia, con igual
amor que a él".
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28
Hermanos: Me alegro de poder sufrir
por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo,
para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido
ministro de la Iglesia, porque, de acuerdo con el plan divino, he sido
encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio
que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a
sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los
paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos
en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
¿Qué
eligió María? Eligió escuchar al Señor. Para empezar, estamos ante dos cosas
revolucionarias para aquel tiempo: que una mujer elija y que escuche a Dios.
Jesús vino a cambiar las cosas de raíz. Desde su primera venida, todos tenemos
la oportunidad y el derecho de elegir y de escuchar.
Ì
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una
mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada
María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, que
estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor,
¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me
ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te
agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María
eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Palabra
del Señor.
COMPARTIMOS
LA PALABRA
La escena que narra Lucas pudo
haber sucedido más o menos así: Marta, según las costumbres de aquella época,
está haciendo las labores propias de su sexo: la limpieza, la cocina, la mesa,
la atención a los invitados. María, por el contrario, se salta su papel de
mujer y se atreve a realizar lo que sólo correspondía a los varones: estar
sentada a los pies del maestro escuchándolo como discípula. Es lógico que a
Marta le chocara grandemente aquello y que reprochara a su hermana tal actitud
escandalosa y “revolucionaria” para una mujer –la de querer ser discípula–, y
pide ayuda a Jesús para que intervenga y la haga volver a donde le corresponde
estar como mujer: a la cocina y a las labores del hogar. Jesús se niega y
defiende que lo que está haciendo María –ser discípula– está muy bien y es
correcto para una mujer, no sólo para los hombres. Jesús da así el espaldarazo
a María. Con lo que, no sólo es absolutamente revolucionaria la actitud de
María, sino también la de Jesús, que admite a una mujer como discípula. Jesús
rompió los moldes de su tiempo y de su sociedad para mostrarnos que en el Reino
de Dios ya no hay distinciones. Las mujeres deben de una vez acceder a los
ministerios y no estar sólo para labores de asistencia. ¿Por qué María estaba
escuchando al Señor si no es para transmitirlo después como anunciadora del
evangelio?
Es indudable que existió la llamada
de Jesús a María para el discipulado, pues de lo contrario Lucas no hubiera
contado algo que entonces no estaba bien visto: que un maestro tuviera
discípulas. Los evangelios hablan de unas mujeres que viajaban con Jesús, le
ayudaban económicamente con sus propios medios y estuvieron a su lado durante
la crucifixión, cuando la mayoría de los discípulos varones, o acaso todos, le
habían abandonado por miedo al peligro y la hostilidad. Ahora bien, ¿qué
habilita para el discipulado mejor que ese constante servicio y esa fidelidad a
Jesús incluso en la cruz? Si no se les llama “discípulas” es porque no existía
ese femenino en hebreo ni en arameo. Pero no hay la menor duda de que las
seguidoras de Jesús desempeñaron un papel similar al de los discípulos y
reunían las condiciones para ejercer el discipulado.
Así pues, uno de los aspectos de la
novedad del Evangelio consiste en terminar con la marginación de la mujer
dentro y fuera de la iglesia, porque, ante Dios, mujer y hombre tienen la misma
dignidad y son igualmente hijos de Dios. No es posible, por otra parte, que
Jesús ponga en segundo lugar la actividad diaria de Marta y de tantas mujeres
amas de casa, que con gran sacrificio y poca valoración han llevado el peso de
las familias. Lo de “la mejor parte” es una expresión de contraste para dar
importancia al discipulado femenino, no para minusvalorar la acción de acoger a
las personas en la propia casa. Y sobre todo para decir que esa parte –la de
María– es «buena», ya que corresponde a la voluntad de Dios y de él recibe su
aprobación y calidad. Sin tapujos, podemos afirmar que en evangelio de Lucas se
muestra que Dios quiere que las mujeres desempeñen el discipulado y todo lo que
ello conlleva.
Además, dado el deseo de Lucas de
presentar el cristianismo como una religión “respetable” que no amenazaba el
orden romano, no parece probable que él crease la imagen, potencialmente
escandalosa, de unas mujeres –varias de ellas casadas– que viajaban por Galilea
con Jesús y sus doce discípulos sin vigilancia de padres o esposos, si no
hubiera sido verdad que Jesús veía y trataba a esas mujeres como discípulas.
“María ha elegido la mejor parte,
que no le será quitada”. El evangelista Lucas fue demasiado optimista al poner
en boca de Jesús la promesa de que el discipulado –con todo lo que ello
implica– nunca les sería arrebatado a las mujeres. La historia, por desgracia,
nos dice otra cosa muy diferente.
Si Lucas, a través de la imagen de
María, concede a las mujeres un lugar importante en la comunidad, como era el
servicio de la Palabra, algo que ofrecían pocas religiones antiguas, ¿cómo no
preguntarse hoy sobre el ministerio en la Iglesia ejercido por mujeres? ¿No
evoca la escucha de María el ministerio de la Palabra? ¿No hace alusión el
texto a los ministerios de las mujeres? Sentada a los pies del Maestro, una vez
formada, ¿no iría a hacer que los otros se beneficiasen de su conocimiento de
la buena nueva? “Aunque no lo diga expresamente, Lucas habría sido favorable a
un ministerio pastoral desempeñado por una mujer” (Bovon).
ESTUDIO
BÍBLICO
Iª
Lectura: Génesis (18,1-10): Abrahán, a la escucha de Dios
I.1. En la primera lectura nos
encontramos con una de las estampas más evocadoras de los relatos en torno al
padre del pueblo de Israel, Abrahán. Es un relato que tiene todas las
connotaciones de leyenda sagrada, pero que expresa el misterio de la vida de este
personaje que todo se lo jugó apoyado en la palabra de Dios, en su promesa de
darle un tierra y una heredad. Tres personajes aparecen a lo lejos, que son
como uno, porque es uno el que al final habla al Patriarca. Se pone en
funcionamiento la sagrada ley de la hospitalidad en el Oriente, y muy
especialmente en el desierto, aunque aquí nos encontremos en Mambré. Son varias
las experiencias religiosas que Abrahán tiene en Mambré y que han sellado el
nombre y el lugar como algo religioso.
I.2. La iconografía de la tradición
cristiana ortodoxa ha visto aquí el misterio de la Trinidad, e incluso de la
Eucaristía, ante los dones que ofrece Abrahán. Todo ello se ha reproducido en
un bello Icono que es de los más conocidos del mundo. Efectivamente, se ha querido
representar la visita del Señor para hacerle la promesa de que tendrá un
verdadero heredero. El paso de Dios a nuestro lado, por nuestra vida,
constantemente o en momentos puntuales, es una experiencia de la cuál han
hablado grandes y pequeños personajes de la historia de la humanidad. Ése es el
tema teológico de las lecturas de este domingo.
IIª
Lectura: Colosenses (1,24-28): El misterio de Dios y su revelación
II.1. La segunda lectura pone de
manifiesto que el misterio de Dios se ha revelado a los suyos, a la Iglesia,
por medio de su ministro. Es Pablo, aunque no sea precisamente el autor de esta
carta, el que se ha dedicado a contemplar ese misterio que es Cristo, para
darlo a conocer a los hombres. No se trata, claro está, de una elección
esotérica, reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a Dios lo
puede hacer por medio de Cristo. Pablo subraya con énfasis que este misterio se
abre de par en par a todos los hombres y nadie está excluido.
II.2. El “misterio de Dios” se ha
hecho presente en Cristo, y de alguna manera ha dejado ya de estar velado y de
ser algo imposible para los hombres. Es verdad que sigue siendo misterio, pero
está humanizado; está humanizado en Cristo y está humanizado en el servicio de
proclamarlo a los hombres. Dios ¡misterio escondido! No es una esencia sin
entrañas, al contrario es un “personaje” que se siente el verdadero Dios en la
medida en que puede comunicarse y no guardarse para sí su bondad. Aquí se
cumple aquello del «Bonum est difusivum sui» : El bien es de suyo difusivo.
Para ello, Dios tiene a Cristo y al apóstol, para comunicarse.
Evangelio:
Lucas (10,38-42): Saber elegir lo que Dios desea
III.1. El evangelio de Lucas nos
presenta a Jesús, en su camino a Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta
y María. Ya es sintomático que se nos describa esta escena en la que el Señor
entra en casa de unas mujeres, lo que no podía ser bien visto en aquella
sociedad judía. Pero el evangelista Lucas es el evangelista de la mujer y pone
de manifiesto aquellos aspectos que deben ser tenidos en cuenta en la comunidad
cristiana. Sin la cooperación de la mujer, el evangelio hubiera sido
excluyente. El sentido de este episodio ha dado mucho que hablar, dependiendo
del tipo de traducción que se adopte del original griego: “una sola cosa es
necesaria”, o por el contrario “pocas cosas son necesarias”, dependiendo de los
manuscritos. La primera opinión parece más coherente. Muchos pensaron que se
trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida activa o apostólica.
Esta es ya una vieja polémica que no tiene sentido, porque las dos cosas, los
dos aspectos, son necesarios en la vida cristiana. La opción polémica entre la
vida activa y la vida contemplativa sería empequeñecer el mensaje de hoy,
porque debemos armonizar las dos dimensiones en nuestra vida cristiana.
III.2. Lo que Lucas subraya con
énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más
importante que comunicar. No quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como
algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento
que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la
escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la posibilidad alternativa a
tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo. Jesús es la
palabra profética, crítica, radical, que llega a lo más hondo del corazón, para
iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle
que Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de
una mujer en aquél ambiente.
III.3. Tampoco se debería juzgar
que Marta es desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un
servicio!, pero tiene que saber elegir. Muchas veces, actitudes contemplativas
pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que otros deben hacer
por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado por su lado y es
posible que en su afán no supiera, como María, que tenía que dejar huella en su
vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la
única cosa importante en ese momento. Y de eso se trata, de ese ahora en que
Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y tenemos que
acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en lo que tiene
que decir, dejando otras cosas para otros momentos. Lucas, sin duda, privilegia
a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a Jerusalén,
es casi decisivo para el evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos, a veces,
sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús camino de
Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta… no ha
podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.
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