¿Y si Dios no
fuera fiel?
En la actualidad, los que se sienten
alejados de Dios, lo son más por una inercia e indiferencia, que por un
cuestionamiento profundo, o una experiencia terriblemente negativa.
Simplemente, con la ausencia de la pregunta por el sentido de la vida, se ha
marchado el sentir social y religioso, y con él, el compromiso por lo humano.
Hoy Dios es un desconocido para muchos jóvenes. Su agnosticismo o su ateísmo
sólo son una ausencia de interés, y un silencio de espiritualidad. Por eso, ha
de ser sagaz nuestro hablar de Dios, y nuestro contemplar el mundo. No vale
sólo con criticarlo. Si los jóvenes hablan hoy de Dios no lo hacen con el
coraje de la fe, lo hacen de oídas, siempre en sentido negativo; hablar de Dios
no será por una experiencia del camino, sus juicios serán desde la apariencia.
Para ello, debemos de apelar, hoy más que nunca, a la experiencia de Dios, para
provocarla. Allí se mostrará que Dios siempre es fiel a su promesa. No depende
de nuestras infidelidades.
DIOS NOS HABLA. ESCUCHAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
Las
esperanzas de los hombres son también la esperanza de Dios. Ver a sus hijos
unidos ha sido y es su deseo, y hacerlo realidad sin dudas es nuestra tarea,
remediando las divisiones que nosotros mismos generamos.
Lectura
del libro de Isaías 11, 1-10
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un
retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu
de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de
ciencia y de temor del Señor –y lo inspirará el temor del Señor–. Él no juzgará
según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a
los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al
violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al
malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas. El
lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el
ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león
comerá paja lo mismo que el buey. El niño de pecho jugará sobre el agujero de
la cobra, y en la cueva de la víbora meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento
del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. Aquel día, la raíz de
Jesé se erigirá como estandarte para los pueblos: las naciones la buscarán y la
gloria será su morada.
Palabra de Dios.
Salmo
71, 1-2. 7-8. 12-13. 17
R.
Que en sus días florezca la justicia.
Concede, Señor, tu justicia al rey y tu
rectitud al descendiente de reyes, para que gobierne a tu pueblo con justicia y
a tus pobres con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia y
abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y
desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque él librará al pobre que suplica y
al humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y
salvará la vida de los indigentes. R.
Que perdure su nombre para siempre y su
linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y
todas las naciones lo proclamen feliz. R.
II
LECTURA
“Al anunciar la Buena Noticia a Israel, Cristo
probó la fidelidad de Dios, mientras que la conversión de los paganos proclama
su misericordia”.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 15, 4-9
Hermanos: Todo lo que ha sido escrito en
el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la
constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que
el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos
sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que, con un solo
corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor
Jesucristo. Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para
la gloria de Dios. Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos
para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho
a nuestros padres, y para que los paganos glorifiquen a Dios por su
misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: “Yo te alabaré en medio
de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu nombre”.
Palabra de Dios.
ALELUYA Lc 3, 4. 6
Aleluya. Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos. Todos los hombres verán la Salvación de Dios. Aleluya.
EVANGELIO
Juan
se presenta con una predicación profética que no busca quedar bien con nadie.
Es capaz de arriesgarse porque el Reino ya está cerca. Todos pueden entrar en
el Reino, todos están llamados.
✜
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo 3, 1-12
Se presentó Juan el Bautista,
proclamando en el desierto de Judea: “Conviértanse, porque el Reino de los
Cielos está cerca”. A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: “Una voz
grita en el desierto: ‘Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos’”.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se
alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la
Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar
por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos
fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: “Raza de
víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan
el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: ‘Tenemos por
padre a Abraham’. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer
surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el
árbol que no produce buen fruto, será cortado y arrojado al fuego. Yo los
bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí, es
más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él
los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla
y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un
fuego inextinguible”.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.
Equidad
para el pobre
Brotará un renuevo del tronco de Jesé.
Con Isaías contemplamos la esperanza de que nacerá algo distinto y nuevo, que
no sea destrucción y guerras. Nuestro Dios no va a crear bajo la destrucción,
al contrario, construirá un equilibrio diferente de las cosas, donde la armonía
sea la nota dominante.
Por eso, no será un Dios lejano sino
encarnado, conocedor directo de la situación del pobre, pues defenderá con
justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre. Lo hará a través
de su siervo al que ceñirán la justicia y la fidelidad por medio del Espíritu.
Será un tiempo en el que se habitará con armonía (el lobo con el cordero). La
esperanza del pueblo de Israel parece añorar un estado de gracia paradisíaco.
Donde todo se ganó y donde todo se perdió.
Cristo
es servidor de judíos y paganos
A veces, casi sin darnos cuenta,
partimos del convencimiento interior de que Dios no puede estar con nuestro
enemigo, con el que nos despierta animadversión u odio. Creemos que la maldad
que vemos en el otro no la puede sustentar o acompañar Dios. Pero Dios no
participa de nuestros odios y guerras. San Pablo nos muestra dos magnitudes
irreconciliables: judíos y paganos, de mentalidades opuestas. Y presenta a
Cristo como servidor de ambos pueblos. Esa guerra no es de Dios, ni de Cristo,
de ella debemos salir para comprender qué tipo de servicio no ha hecho Cristo
con su redención.
De las antiguas Escrituras podemos
mantener la esperanza, para aprender la paciencia y el consuelo. La paciencia
porque Dios mantiene su promesa y no es la desesperación el lenguaje de Dios ni
la forma de la espera de un cristiano. Nos ofrece el consuelo porque no cabe
desesperación en la actitud cristiana.
Del servicio de Cristo se desprende el
vivir unánimes y a una sola voz alabar a Dios y Padre de Nuestro Señor
Jesucristo. La acogida mutua es el lenguaje nuevo que aleja toda animadversión.
¿Quién
os ha enseñado a escapar de la ira inminente?
Juan el Bautista, nos anuncia la llegada
del Reino de Dios, de quien viene a bautizar con Espíritu y fuego. Es curiosa
la actitud de algunos saduceos allí presente, que no estaban allí para
bautizarse por convencimiento sino por pura prevención, no fuera cierto lo que
predicara el bautista. Por eso, se le exige los frutos de la conversión. La fe
no es un vestido que me ponga, no es para oportunistas, ha de haber una
experiencia real de la necesidad de Dios. Una vuelta atrás de los pasos vividos
para ver qué nuevo rumbo tomar, y la razón por la cual tomo dicho rumbo:
Cristo.
Juan predica en el desierto, lejos del
ruido, pero también lejos de los lugares establecidos aparentemente religiosos.
Lejos de los que entienden que Dios no puede ser de otra manera que la imagen propia
y personal que yo tenga. Lejos de lo oficial. Va al desierto donde todo ha de
ser nuevo para el camino. La imagen de Dios en Cristo ha de ser algo limpio, no
puede confundirse con lo de siempre.
ESTUDIO BÍBLICO.
1ª Lectura: Isaías (11,1-10): Recuperar
el paraíso perdido
I.1. Otro maravilloso oráculo de
salvación de Isaías abre las lecturas de este Segundo Domingo de Adviento. Es
uno de esos tres oráculos mesiánicos (cf Is 7,1-17; 9,1-6) que caracterizan el
libro del profeta de Judá y Jerusalén. Oráculos de muchos quilates que son tan
propicios para levantar el alma de un pueblo en nombre de Dios y no de promesas
falsas de los hombre prepotentes del este mundo. Nuestro texto es un poema que
tiene dos partes, probablemente de origen distinto. Pero estas son cosas
literarias que no van en perjuicio de la hermosura del poema y de su lectura
unificada e incluso de que sea un poema posterior al exilio, cuando la
monarquía está talada, desaparecida. El contexto anterior del mismo nos habla
de un bosque destruido en el que han caído los árboles, el bosque de Judá;
subsiste todavía un tocón, el de Jesé, el padre de David. De ahí, Dios hará
retoñar la vida nueva para el pueblo, para Jerusalén. Hace falta verdadera
iluminación profética para saber ver y prever lo que los hombres normales no
sabemos contemplar o esperar. Los profetas sí, por ello los necesitamos
siempre, y eso que para nuestra instalación en la cosas de siempre no pueden
resultar complacientes.
I.2. Pero esa vida nueva, precisamente
por ser nueva, estará fundamentada en los valores que los reyes de Israel y de
Judá no habían sabido trasmitir hasta ahora. La situación que se detalla es, en
cierta manera, paradisíaca y bucólica, porque se recurre a la naturaleza y a
los animales. Y todo, porque se describe un país que está lejos de una cosa muy
importante: "el conocimiento de Dios". Efectivamente, el " daat
Elohim " es un término decisivo en la teología profética. No olvidemos que
conocer, aquí, no tiene el sentido de "gnosis" o conocimiento intelectual,
sino el sentido bíblico de yd' y el daat Elohim de los profetas (Os 4,1.6; 5,4;
8,2 ; Jr 2,8; 4,22; 9,2.5 en oráculos de amenaza o bien de salvación: Os 2,22;
Jr 31,34 o Is 28,8) experiencia de Dios, de lo santo; o la misma experiencia
del amor entre hombre y mujer). Por eso "conocer a Dios" es
reconocerlo, reconocerlo, intimar con él de verdad, buscarlo y anhelarlo.
I.3. Porque lo que el profeta quiere
refrendar es que no hay justicia, ni paz, ni felicidad para los pobres y
parias, porque al mundo le falta la "experiencia de Dios". Desde
luego la experiencia de ese Dios del que Isaías fue portavoz radical. Incluso
se va más allá de la imagen mítica del paraíso, aunque es eso lo que se quiere
recuperar también de una forma real y espiritual en el oráculo; allí faltó a la
humanidad el conocimiento de Dios, la sabiduría para saber depender de Dios sin
necesidad de entenderlo como esclavitud y esa es la situación que desde
entonces arrastra la humanidad: Dios es el futuro del hombre, de los reyes, de
los pueblos, de la pareja, de la familia, del hombre y de la mujer. Con el
conocimiento de Dios (un conocimiento de amor), se nos quiere decir, buscamos
sabiduría, fortaleza, valor; y trae la justicia para los más pobres. Se habla,
pues, de un rey, que no necesita poder para destruir y valor para restaurar la
armonía y la paz. Esa paz mesiánica que se convierte en santo y seña de los
profetas y de este tiempo de Adviento.
IIª Lectura: Romanos (15,4-9):
Perseverancia y consuelo
II.1. Nuevamente en este domingo, en la
carta a los Romanos, Pablo hace referencia a las Escrituras, en este caso al
Antiguo Testamento, para que de ellas podamos sacar unas consecuencias
inmediatas: perseverancia y consuelo. Son dones que proceden de Dios.
Perseverancia, porque hay que tener en cuenta que Dios no falta a su alianza y
a sus promesas; ha prometido un mundo mejor, nuevo, justo, (sería en este caso
la promesa de la primera lectura de Isaías) y si perseveramos en fiarnos de esa
promesa, la verán nuestro ojos.
II.2. Consuelo, porque cuando
verificamos lo lejos que estamos de ese estado ideal y casi olímpico; la
actitud cristiana no puede ser la desesperación; debemos consolarnos porque
algo absolutamente nuevo nos viene de parte de Dios. Y el Adviento es un tiempo
propicio para ello. El ejemplo que propone es Cristo, servidor de judíos y
paganos, de magnitudes irreconciliables, de mentalidades opuestas. Cristo es el
futuro de todos los hombres. Este ideal no puede perderse para los seguidores del
evangelio, para las comunidades cristianas que viven en cualquier parte del
mundo. El Adviento es un tiempo ideal, es su idiosincrasia, porque es un tiempo
de promesas que adelantan un futuro de lo que un día debe ser lo que Dios ha
querido para toda la humanidad.
Evangelio: Mateo (3,1-12): El Reinado de
Dios nos pide un cambio de mentalidad
III.1. El evangelio del día nos presenta
a una de las figuras más características del Adviento: Juan el Bautista, el
precursor del Señor. La presentación del profeta de Galilea, Jesús, se hace en
la tradición cristiana de la mano de Juan el Bautista (cf Mc 1,1ss); de aquí de
otras informaciones (Fuente Q) lo han tomado Mateo y Lucas, cada uno a su
manera. La presentación de Mt 3,1-12 va encaminada al bautismo de Jesús. La
discusión sobre la historicidad del mismo debería plantearnos algunas
cuestiones que han sido debatidas en torno al Jesús histórico. ¿Fue Jesús
discípulos de Juan el Bautista? Hoy no nos podemos negar a aceptar una relación
de Jesús con el movimiento de Juan el Bautista (cf Jn 1,30). Pero tampoco
podemos cerrarnos a aceptar que no hubo "fascinación" por su
magisterio, por su bautismo o por sus ideas apocalípticas. Jesús tenía "in
mente" otras ideas y otros proyectos. El desierto, el bautismo son elementos
de la vida y la ideología del Bautista. Jesús iría a las aldeas y los pueblos
"para anunciar el reinado de Dios". Pero es verdad que algo ocurrió
en la vida de Jesús que se acercó a Juan.
III.2. El texto de Mateo propone los
elementos en el que podían coincidir: "convertíos porque ha llegado el
reinado de Dios". Esta expresión es cristiana por los cuatro costados,
aunque el redactor ha querido incardinar estrechamente a Juan el Bautista con
el proyecto y mensaje de Jesús de Nazaret. La "conversión" ( metánoia
) sí es coincidente. Pero debemos estar atentos a no entender esta expresión
simplemente como "hacer penitencia". Es algo más radical y profético:
es un cambio de mentalidad de mucho alcance, que sin duda Juan proponía a sus
seguidores frente al judaísmo oficial. El que no predicara en Jerusalén, ni en
el templo (como tampoco hizo Jesús normalmente) muestra esa radicalidad
apocalíptica que algunos han comparado con los sectarios judíos de Qumrán. No
está claro que Juan perteneciera a esa secta. pero. podía haberse dado algunos
contactos. Elegir el desierto y el Jordán para el bautismo era como querer
vivir la experiencia de un nuevo éxodo, de una nueva entrada en la tierra
prometida, de recomenzar las relaciones con Dios con una nueva vivencia de alianza.
Estos símbolos no son despreciables significativamente. y por eso Jesús se
acercó a Juan que tenía fama de profeta entre el pueblo sencillo.
III.3. El caso de Juan es típico del
hombre que está en desierto, que anhela una historia nueva y renovada, pero que
usa para ello las armas propias de los apocalípticos: el hacha que corta la
raíz, que destruye para renovar ¡Eso asusta! En todo caso, sus discurso es
absolutamente teológico -desde la teología de un evangelio tan característico
como el de Mateo -; de nada vale ser un hijo de Abrahán, tener el privilegio de
pertenecer al pueblo escogido como los fariseos y saduceos que venían a
bautizarse, porque Dios puede hacer hijos de Abrahán de las piedras.
Efectivamente, el que debe venir, traerá el Espíritu, y con el Espíritu, todos
pueden tener el privilegio del que se habían adueñado unos pocos. Y eso vuelve
a repetirse siempre en los ámbitos institucionales religiosos. Es necesaria una
conversión radical para que lo santo tenga sentido. Juan no tenía, así lo
confiesa, las soluciones a mano; pero él sabe que Dios sí las tiene, y así las
propone por medio de Jesús. La conversión, en este caso, es lo mismo que Isaías
manifestaba en torno al "conocimiento de Dios". Con Juan se cierra el
Antiguo Testamento, desde la visión cristiana; con Juan acaba la historia de
privilegios que el judaísmo oficial había montado en torno a lo santo y lo
profano. El solamente diseña la última posibilidad de subsistir: un cambio, una
nueva mentalidad, un nuevo rumbo, porque a partir de ahora Dios no va a dejarse
manejar de cualquier manera. (Fray Miguel de Burgos Núñez, O. P.).