“Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”
Las lecturas de hoy nos invitan a
reconocer a Dios como el Señor de la historia dando al Cesar lo que es del
Cesar y devolviendo a Dios lo que es de Dios… (Evangelio)
Este domingo, día del DOMUND nos
recuerda la Iglesia que hay que saber descubrir en la historia el actuar del
Señor con su poder salvador; estando atentos a “los signos de los tiempos”,
conscientes de que la fe ilumina la historia humana sin negarle su autonomía.
Gaudium et Spes, 36.
Tú mírate en el ejemplo de los
misioneros, pon: La misión en el corazón de la fe cristiana (lema del Domund de
este año), reconoce a Dios como único Señor de la historia y esfuérzate por
hacer esta historia más humana, más fraterna defendiendo siempre a la persona
frente a cualquier Cesar o poder que quiera ocupar en nuestras vidas el lugar
de Dios.
HOY - DOMUND; HAZ TU APORTE A LA MISIÓN.
DIOS NOS HABLA. ESCUCHAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
Estas
palabras van dirigidas al Ungido, el que debía reinar. Y en este anuncio, se le
recuerda que sólo Dios está por encima de todo y de todos. No hay ningún otro
dios, y esto no se refiere solamente a los dioses de las religiones paganas, sino
que también es una advertencia para no caer en la idolatría del poder o del
dinero.
Lectura
del libro de Isaías 45, 1. 4-6
Así habla el Señor a su ungido, a Ciro,
a quien tomé de la mano derecha, para someter ante él a las naciones y desarmar
a los reyes, para abrir ante él las puertas de las ciudades, de manera que no
puedan cerrarse. Por amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te
llamé por tu nombre, te di un título insigne, sin que tú me conocieras. Yo soy
el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí. Yo te hice empuñar las
armas, sin que tú me conocieras, para que se conozca, desde el Oriente y el
Occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
Palabra de Dios.
Salmo 95, 1. 3-5. 7-10ac
R.
Aclamen la gloria y el poder del Señor.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al
Señor toda la tierra; anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas
entre los pueblos. R.
Porque el Señor es grande y muy digno de
alabanza, más temible que todos los dioses. Los dioses de los pueblos no son
más que apariencia, pero el Señor hizo el cielo. R.
Aclamen al Señor, familias de los
pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del nombre
del Señor. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. R.
Adoren al Señor al manifestarse su
santidad: ¡Que toda la tierra tiemble ante él! Digan entre las naciones: “¡El
Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”. R.
II
LECTURA
¡Qué
hermoso que el evangelizador tenga tan buenas palabras de gratitud hacia
aquellos que recibieron el mensaje! En la fe común, ya no hay diferencia entre
evangelizador y evangelizado, sino que todos comparten la misma comunión de
vida. Esto es lo que llenaba de gozo a san Pablo: verificar que las iglesias
crecían en la fe, esperanza y caridad.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1,
1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la
Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo.
Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos
ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos
presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con
obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una
firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido
elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes,
no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu
Santo y de toda clase de dones.
Palabra de Dios.
ALELUYA
Flp 2, 15-16
Aleluya. Ustedes brillan como rayos de
luz en el mundo, mostrando la Palabra de Vida. Aleluya.
EVANGELIO
Los
fariseos, defensores de la tradición judía, no eran amigos de los herodianos,
que aceptaban la ocupación romana. Sin embargo, estos dos grupos antagónicos
actúan juntos para ponerle a Jesús una prueba que pareciera no tener salida.
Jesús, que los conoce, responde hábilmente. Y con esto nos obliga también a
nosotros a plantearnos, en nuestra vida, qué cosas son “del Cesar” y cuáles de
Dios. Más aún, es para plantearnos no solamente a quién le damos algo –tributo,
honor, tiempo, dedicación– sino en manos de quién confiamos nuestra vida. En
definitiva, esta disyuntiva que le plantearon a Jesús, nos previene para que no
endiosemos a ningún césar ni a ninguna moneda.
Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo 22, 15-21
Los fariseos se reunieron para
sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios
discípulos con unos herodianos, para decirle: “Maestro, sabemos que eres
sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta
la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie.
Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al Cesar o no?”. Pero
Jesús, conociendo su malicia, les dijo: “Hipócritas, ¿por qué me tienden una
trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto”. Ellos le presentaron
un denario. Y él les preguntó: “¿De quién es esta figura y esta inscripción?”.
Le respondieron: “Del Cesar”. Jesús les dijo: “Den al Cesar lo que es del
Cesar, y a Dios, lo que es de Dios”.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.
Dios
como Señor de la historia elige a personas y comunidades
Elige: de manera gratuita
Elige: para guiar la historia humana a
la salvación.
Un ejemplo de elección de Dios es Ciro,
(primera lectura): Cuando la crisis de fe del pueblo judío es tan profunda que
se cuestionan si Yahvéh es el Dios verdadero, el profeta anuncia la liberación
a los desterrados para iluminar y fortalecer la fe en el único Dios y Señor de
la historia.
Dios “Ha tomado de la mano”, (v. 1)
a Ciro que no conocía a Yahvé; y el rey
persa establece una nueva organización política del mundo. Como no puede
tenerlos a todos como esclavos hace que cada pueblo se organice como quiera con
tal de que a él le paguen los impuestos.
El pueblo judío ya en libertad, viendo
estos acontecimientos con ojos de fe descubre que es Dios el que en el fondo
dirige la historia contando con la libertad de los hombres.
Otro ejemplo, el de la comunidad de
Tesalónica: “conocemos hermanos amados de Dios, cómo fueron elegidos” (segunda
lectura 1 Tes 1,1-5b) para que guiados por el Espíritu Santo actúen en la
historia llevando adelante el proyecto salvador de Dios.
Tercer ejemplo: Los misioneros elegidos
por Dios para anunciar a todos la buena noticia de la salvación, para invitar a
la fiesta de la vida en nombre de Dios;
promoviendo un mundo más justo y fraterno.
Los tres ejemplos tienen en común que
sus protagonistas han puesto a Dios como Señor de la historia humana.
Dar
al Cesar lo que es del Cesar y devolver a Dios lo que es de Dios
A Jesús le preguntan los fariseos por
los derechos del Cesar y él responde reclamando los derechos de Dios por los
que nadie le ha preguntado: Le dicen: ¿Es lícito…? Lícito es lo que permite la
Ley y la Ley se toma como valor supremo…
Jesús deja claro que el valor supremo no es la Ley ni el César sino
Dios, Señor de la historia.
A la pregunta de los fariseos Jesús
responde:
Dar al Cesar lo que es del Cesar y
devolver a Dios lo que es de Dios
¿Qué es del Cesar? La efigie e
inscripción de la moneda; lo externo... pero el fondo de la persona es de Dios,
porque el ser humano está creado a imagen de Dios.
Te recuerdo cosas que son de Dios: De
Dios es su pueblo, la vida de sus hijos e hijas.
Lo que sí es de Dios: el hambre de los
que no tienen pan, el sufrimiento del cesante, las lágrimas de los que sufren
la injusticia, la vida de los perseguidos por confesar a Cristo, el dolor de
los explotados, la libertad de los oprimidos, la conciencia de cada persona.
Porque todo eso pertenece a la naturaleza del hombre, creado a imagen de Dios.
Ser de Dios nos obliga a realizarnos
como personas responsables y solidarias.
El hombre pertenece a Dios, ha sido
redimido por Jesús y pertenece al “Reino de Dios”.
De Dios es el regalo de la vida, la
alegría de vivir, el gozo de la fraternidad
De Dios es la persona, porque es Dios el
único que le da libertad (los demás poderes esclavizan)
De Dios es la justicia, la misericordia,
el amor a la persona...
Dad al cesar lo que es del cesar y
devolver a Dios lo que es de Dios, no es un reparto entre lo político y Dios;
tampoco se trata de defender a Dios o a la Iglesia frente al estado.
Lo importante es defender a la persona,
al hombre, a la mujer frente a cualquier poder que quiera ocupar el lugar de
Dios.
Dios
es Señor de la historia y dará cumplimiento a nuestra historia salvándonos.
Nosotros cristianos católicos unidos a
los misioneros queremos anunciar el Evangelio poniendo nuestro granito de arena
para hacer esta historia más fraterna, con una fe activa, con el esfuerzo de
nuestro amor a todos, con el aguante de nuestra esperanza y la alegría de saber
que el Espíritu del Resucitado nos acompaña en esta misión.
ESTUDIO BÍBLICO.
I
Lectura: Isaías (45,1.4-6): Dios no se desentiende de la historia humana
I.1. La lectura de Isaías debe ser interpretada
con una visión religiosa de la historia universal. El Deuteroisaías, profeta
del exilio (segunda parte del libro de Isaías, cc. 40-55), se ve envuelto en la
aclamación y entusiasmo que los pueblos sometidos a Babilonia hacen de un
guerrero famoso y fundador del imperio persa: Ciro el Grande (a. 540 a. C). Si
los profetas anteriores se habían valido de Asiria como imperio para poner de
manifiesto el castigo de Dios al pueblo de Israel por su infidelidad, ahora el
pueblo judío, en el destierro, necesita un libertador ¿Qué hará Dios? En la
teología veterotestamentaria no todo es posible asumirlo sin el matiz de una
teología global. Ciro no puede venir de parte del Dios de Israel, pero así lo
ve este profeta anónimo. Aunque no tanto por el "rey de reyes" persa,
sino por la libertad que trae a Israel con su nueva política.
I.2. Piensa este profeta desconocido que
Dios se vale de la historia humana, concreta y universal, para que sus planes
vayan hacia adelante. Este es un momento de liberación, y por eso se usan
expresiones agudas, de tonos altos, para hablar de un guerrero, que ni siquiera
conoce a Yahvé. El poder que trae en sus manos es poder de liberación para los
desterrados en Babilonia. Se dice, con razón, que el profeta no canta al
imperialismo, sino a la libertad. Los imperialismos no pueden consagrarse y, de
hecho, profetas posteriores (v. g. Ageo y Zacarías) pondrán en entredicho al
imperio persa, porque Dios, el Dios de universo y de la salvación, no se
encarna en el imperialismo, ya que éste solamente se sostiene con sangre e
injusticia.
I.3. Pero es verdad que en la historia
humana podemos ver la mano de Dios en la bondad o en los principios éticos y
sociales de pueblos y de gobernantes que anteponen el bien a todos los otros
valores. Es una cuestión discutida en el ámbito teológico, en lo que ha venido
a llamarse la "teología de la historia". Los profetas eran muy
sensibles a ello, a veces exageradamente sensibles, para lo positivo y para lo
negativo. Pero no les falta una parte de razón; al menos para dar a entender
que Dios no se desentiende totalmente de lo que hacemos los hombres. Si los
dones que Él nos ha dado los aplicamos para la paz, la libertad y la justicia,
estaremos en el camino de los "planes de Dios".
II
Lectura: Iª Tesalonicenses (1,1-5ª): La respuesta al evangelio
II.1. La IIª Lectura da inicio a la 1ª
Tesalonicenses, que es la primera carta de Pablo y el primer escrito del Nuevo
Testamento. El apóstol celebra la fe, la esperanza y el amor de aquella
comunidad que él había fundado en la capital de Macedonia. Técnicamente es lo
que se llama una "acción de gracias", que es la forma en la que Pablo
da comienzo en sus cartas a las comunidades. Pero se resalta la elección por
parte de Dios (eklogên) de esa comunidad. Y la respuesta de esa elección, por
parte de la comunidad, ha sido aceptar el evangelio que se le predicó. No
eligieron oro y plata, sino un mensaje que les acarrearía desventajas frente a
la sociedad e incluso frente a la sinagoga, porque algunos de ellos se pasaron
al evangelio de Pablo.
II.2. Se resalta, pues, la firme
esperanza de esta comunidad que, en las dificultades que hubieron de sufrir los
cristianos, no abandonaron su fe. La esperanza es una virtud escatológica y, en
el contexto del otoño y del final que se acerca poco a poco del año litúrgico,
nos va a introducir en esos temas de las cosas finales. Ellos hicieron una
elección definitiva, inigualable por el evangelio que él les predicó y que les
trajo la fuerza del Espíritu. Es una elección por la salvación que se les
anunció, una salvación que no se tocaba con las manos, aunque sí se anunciaba
próxima, como ha de ponerse de manifiesto en algunos pasajes de esta carta Iª a
los Tesalonicenses.
Evangelio:
Mateo (22,15-22): La dignidad humana no se compra, es un don.
III.1. El evangelio de Mateo, hoy, nos
sitúa en el corazón de las polémicas que Jesús mantiene con los dirigentes en
Jerusalén y que los evangelistas sitúan al final de su vida, precediendo a la
pasión (cf. Mc 12,13-17; Lc 20,20-26). Esta vez querían comprometerlo a fondo
con las autoridades romanas, que vigilaban ferozmente cualquier movimiento
social o político para castigar cualquier rebeldía. Oponerse al César, incluso
en nombre de Dios, era ir contra la «pax romana», uno de los mitos de la época.
Los espías pretenden halagarlo (Mateo sigue a Marcos y nos habla de los
fariseos y los herodianos; Lucas, más coherente, nos habla de espías para
entregarlo al gobernador), pero en el punto de mira está el prefecto romano
Poncio Pilato, que era un gobernante de una crueldad sin miramientos, vengativa
y arbitraria. Los judíos lo odiaban porque había introducido en Jerusalén
bustos e insignias del César, además de haber usado el dinero sagrado del
templo para construir un acueducto que llevara el agua a Jerusalén (Josefo, De
Bello 2,9,2; 2,9.4).
III.2. La hierocracia y aristocracia de
la ciudad santa mandan sus espías para poder deshacerse de este profeta galileo
que anuncia el Reino de Dios, pero que no coincide con el reino de Roma, ni con
el concepto que tienen del mismo algunos partidarios de la revolución contra
Roma, ni específicamente con el reino que ellos quieren manipular en nombre de
Dios. Los rebeldes dejaban a las claras que la única soberanía que aceptaban
bajo el suelo de Judea es la de Dios (Ex 20,4-5); en ello Jesús podría estar de
acuerdo. Pero las trazas, entre uno y otros, son muy distintas. Es verdad que
Jesús parecía estar en un callejón sin salida: frente a Poncio Pilato, frente a
las autoridades, frente a los revolucionarios nacionalistas, frente a todos. No
obstante, él la encontró; la encontró recurriendo a las dignidad humana que
Dios ha puesto en el corazón de toda persona como imagen suya. Los espías, con
su trampa, van a caer en su propia ignominia, porque llevan en sus manos el
“denario” con la efigie de Tiberio… pero Jesús no lleva nada en su zamarra.
Solamente tiene su palabra y la fuerza de la sabiduría del reinado de Dios.
III.3. Cuando es preguntado,
intencionadamente pide la moneda del tributo con la efigie del César y
responde: la moneda hay que dársela al emperador; ¿por qué? Porque es el
dinero, y el dinero es lo más sucio de este mundo. Los que acuñan moneda tienen
poder y por el dinero dominan a los hombres. Entonces, ¿hay que someterse a él?
¡Ni hablar! Por eso añade con una intencionalidad manifiesta: «y a Dios lo que
es de Dios». El dinero no es de Dios, sino que de Dios somos nosotros mismos, y
por lo mismo nosotros solamente debemos estar sometidos a Dios. Ya San Agustín,
que afirmaba: “El César busca su imagen, dádsela. Dios busca la suya:
devolvédsela. No pierda el César su moneda por vosotros; no pierda Dios la suya
en vosotros” (Com. Ps 57,11). La trampa la resuelve Jesús, no solamente con
inteligencia, sino con sabiduría, donde salta por los aires la legalidad con la
que pretenden acusarlo en su caso. La respuesta de Jesús no es evasiva, sino
profética; porque a trampas legales no valen más que respuestas proféticas. El
tributo de hacienda es socialmente necesario; el corazón, no obstante, lleva la
imagen de Dios donde el hombre recobra toda su dignidad, aunque pierda el
“dinero” o la imagen del césar de turno que no valen nada.
III.4. Aquí Jesús responde con una
afirmación liberadora que solamente pueden captar los que no están cegados por
el poder, el dinero, el odio y la injusticia. Quizás la mejor ilustración a
todo ello la tengamos en San Ireneo, en esa expresión, que es paradigma de
muchas radicalidades humanas y divinas: «La gloria de Dios es el hombre
viviente; la vida del hombre es la visión de Dios». Todo esto quiere decir que
el evangelio de Jesucristo implica, en una simultaneidad inconfundible, que de
la misma manera que nos descubre al Dios viviente, nos descubre a la vez, y no
por otro camino, al hombre viviente. Podemos usar los bienes de este mundo con
eficacia, pero lo que no podemos hacer es vender nuestra vida al mejor postor.
Al "césar" de turno podemos darle el dinero, o los impuestos, pero nuestra
libertad nadie nos la podrá arrebatar. (Fray Miguel de Burgos Núñez, O. P.).
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