“Te constituí profeta de las naciones”
La liturgia del día de hoy hace referencia a la presentación
programática del mensaje cristiano, esta vez relatado por el
evangelista San Lucas que nos presenta a Jesús que como el Profeta enviado
no solo a los judíos sino también
a los hombres y mujeres abiertos a la escucha de la palabra de Dios.
También la, primera lectura de Jeremías hace referencia a esta apertura
del mensaje cristiano a los gentiles.
Cuando Dios le llama, le dice.
“Antes de que salieras del seno materno
te escogí para que fueras profeta de los gentiles”.
Los profetas trasmiten siempre un
mensaje nuevo, ayudan a enfrentarse a situaciones nuevas y caducas o viciadas,y
anuncian sobre todo la salvación. El evangelio de hoy presenta Jesús como el Mesías que anuncia,
como los antiguos profetas, un tiempo nuevo, un año de gracia para liberar a
los oprimidos., Es un lenguaje nuevo que tiene como trasfondo el amor de Dios e
invita al seguimiento de Jesús. La clave para esta andadura está
es ese mismo amor reflejado en su
unigénito que a lo largo de su vida
pública es ejemplo de entrega y donación sin límites.
Quizás por eso la segunda lectura de este domingo está tomada de la primera
carta a los Corintios que como sabemos es un
canto al amor que San Pablo
escribe no solo a una comunidad cristiana sino a toda la humanidad.
DIOS NOS HABLA. ESCUCHAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
No
hay preguntas, y parece que Jeremías no tiene opción. Dios lo ha elegido, desde
siempre, para una tarea que él nunca hubiera imaginado. Por supuesto que
aparecerá el miedo, pero tendrá que rechazar aún ese sentimiento humano que nos
aparece cuando nos enfrentamos con algo que no podremos manejar o dominar. ¿Qué
le queda a este hombre entonces? Confiar solo en Dios, entregarse a él y tener
la absoluta seguridad de que Dios lo ha de librar.
Lectura
del libro del profeta Jeremías 1, 4-5. 17-19
En tiempos del rey Josías, la palabra
del Señor llegó a mí en estos términos: Antes de formarte en el vientre
materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la
cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por
ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una
plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el
país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo
del país. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy
contigo para librarte.
Palabra de Dios.
Salmo
70, 1-4a. 5-6ab. 15ab. 17
R.
Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.
Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca
tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído
hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora, tú que
decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi
seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el vientre materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente tus
actos de justicia y salvación, Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y
hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
II
LECTURA
“El
amor consiste en lo que se requiere de forma individual, cotidiana y concreta
de cada cristiano. Sin embargo, seguir ese camino más eminente, por supuesto
que no será posible sin la gracia de Dios y el Espíritu de Cristo.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 12, 31—13, 13
Hermanos: Aspiren a los dones más
perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. Aunque yo
hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor,
soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el
don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque
tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no
soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y
entregara mi cuerpo para hacer alarde, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no
se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita,
no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de
lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es
imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto,
cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía
como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado
las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos
cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me
conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el
amor, pero la más grande de todas es el amor.
Palabra de Dios.
ALELUYA Lc 4, 18
Aleluya. El Señor me envió a evangelizar
a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluya.
EVANGELIO
¿Por
qué esta gente habría de echar a un hombre que está hablando tan bien de los
profetas? El tema son los ejemplos que usa Jesús: tanto Elías como Eliseo,
profetas muy queridos por el pueblo, en estos ejemplos aparecen curando a
mujeres extranjeras. De esta manera Jesús indica que Dios ha elegido a estos
hombres, y a él mismo, para convocar no solo al pueblo de Israel sino también a
los extranjeros. Es muy probable que esto haya despertado la ira del auditorio.
Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas 4, 21-30
Después que Jesús predicó en la sinagoga
de Nazaret, todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración
por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es este el hijo
de José?”. Pero él les respondió: “Sin duda ustedes me citarán el refrán:
‘Médico, sánate a ti mismo’. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que
hemos oído que sucedió en Cafarnaúm”. Después agregó: “Les aseguro que ningún
profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas
en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo
lluvia del cielo y el hambre azotó todo el país. Sin embargo, a ninguna de
ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero
ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras,
todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo
empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la
que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en
medio de ellos, continuó su camino.
Palabra de Señor.
MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.
Hoy
se cumple esta escritura que acabáis de oir
Así empieza el
relato evangélico que nos propone la liturgia de este domingo,
continuación del evangelio del pasado
domingo, En él veíamos a Jesús en la
Sinagoga de su pueblo, Nazaret, interpretando un texto del Profeta Isaías, que
viene a ser un diseño de la figura
del Mesías, Al volver hoy
sobre el mismo tema, la Iglesia quiere subrayar la importancia del
mensaje que el evangelista Lucas propone al inicio de su evangelio, que viene a ser la presentación de la
actividad pública de Jesús, lo que
podríamos llamar el programa de su acción mesiánica.
El relato es el siguiente: Jesús entra en la sinagoga de Nazaret, es un
sábado, y es invitado a leer un texto de
la escritura del profería Isaías (6,1-2) que dice así: El Espiritista Santo
está sobre mí, me ha enviado a dar una buena noticia… Jesús se presenta como
alguien movido por el Espíritu, no está
motivado por su propio criterio o
por intereses humanos, actúa movido por lo más profundo de su personalidad, se
puede decir que deja que Dios viva y
actúe en él. Por eso no es de extrañar el interrogante de sus paisanos
extrañados, cuando dicen ¿pero no es este el hijo del carpintero?
El texto
habla de liberar a los oprimidos y a los cautivos, de anunciar la buena noticia a los pobres, de dar vista a los ciegos y de proclamar un
año de gracia del Señor. Pero Jesús
abiertamente omite un párrafo de relato del profeta Isaías que habla del “día de la venganza de nuestro
Dios”. La razón es que Jesús al referirse al
Padre quiere desterrar la ambigüedad
del lenguaje de la Escritura antigua,
cargado a veces de palabras
contradictorias, como bendición y maldición o
gracia y castigo, ya que no es este el lenguaje nuevo de Jesús en su evangelio que viene a mostrarnos un Padre
cercano, que es Dios y es sobre todo
amor, compasión, gracia y bondad
gratuita.
También Jesús les hace ver que la liberación no es exclusiva para el pueblo judío, sino para todos los
hombres de buena voluntad, y para ello cita a dos personajes de la
Escritura que recibieron el favor del Dios de Israel como fueron la viuda de
Sarepta o Naamán el sirio, ambos extranjeros y paganos, para hacer ver a aquellos buenos galileos que le
escuchan, que Dios también se preocupa
por sus hijos aunque no pertenezcan al pueblo elegido de Israel, porque Dios no se ajusta a
nuestros esquemas y discriminaciones, ya que todos somos sus hijos y Él, que es
misericordioso, no abandona a nadie
Por todo esto, el entusiasmo inicial de sus paisanos se fue cambiando en rechazo y violencia, hasta el punto de echar
a Jesús de la Sinagoga, Lucas nos dice que le empujan hacia un barranco con
intención de despeñarlo, pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Estas últimas palabras sugieren una
interpretación teológica por parte del
evangelista, que ve en este hecho una
imagen de la muerte y resurrección de Cristo como
expresión profética de su misión
redentora.
Volviendo al mensaje programático que Jesús hace de su
misión en la Sinagoga de Nazaret hay que señalar la frase final de este relato “Hoy
se cumple esta escritura que acabáis de oír”.
Es muy interesante el detenernos en la primera palabra de esta
frase, “Hoy”, porque es una interpelación atemporal dirigida a todos los creyentes, de entonces y de ahora..
Entenderlo así es la principal enseñanza
que debemos sacar para entender que
sigue vigente su tarea mesiánica “aquí y ahora”. Es verdad que se realiza en otro contexto, en un mundo y una sociedad diferentes, pero el
Espíritu que habitaba en Jesús sigue
siendo una presencia viva “hoy” en los
hombres y mujeres de buena voluntad. Esta es la clave de la fe cristiana y desde ella debemos entender la “misión” de Jesús de Nazaret en el mundo que nos toca vivir.
En la segunda lectura de este domingo nos encontramos con un texto conocidísimo del
apóstol Pablo a la naciente comunidad de
Corinto. Es una de las páginas más
conocidas del Nuevo testamento por la belleza de su contenido que describe los
diferentes matices o cualidades del amor, por eso se suele elegir en las
celebraciones del matrimonio. Pablo escribe esta carta por razones muy diferentes a las
recomendaciones que podemos ofrecer a
los nuevos esposos, pues en aquellos
días la naciente Iglesia de Corinto no
era precisamente un ejemplo de amor y
armonía fraterna. La comunidad de Corinto no había entendido que el mandato del
amor debía ser el sello de aquellos que empezaban a llamarse cristianos. Por
eso Pablo, con cariño pero también
con energía, reprende a sus amigos de
Corinto para dejar bien claro que una comunidad que se considere cristiana debe
de estar fundamentada en el amor, señalando que entre los valores más
apreciados del ser humano está el amor.
Si la liturgia de este domingo nos
propone esta lectura de la primera carta a los Corintios es para que los
cristianos de hoy, en un contexto
diferente, trabajemos por
una sociedad más justa, más fraterna y
liberadora siguiendo el proyecto de Jesús fundamentado en los valores del evangelio
como expresión del amor recibido de Dios
a través de Jesús.
Por eso la caridad, término que empezó a emplearse por los primeros cristianos para referirse al
amor especial de Dios para con los hombres tenía que llegar hasta el sacrificio de dar
la vida por los demás si era preciso, porque era el mandato del Señor,
la forma de identificarse con El. San
Juan lo dice así: “Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan,
3:16). Por eso al analizar el proyecto mesiánico de Cristo
solo se entiende a través del amor.
ESTUDIO BÍBLICO.
Lucharán
contra ti, pero no te podrán
I Lectura: Jeremías (1,4-5.17-19):
Llamada y misión profética
I.1. La primera lectura de hoy nos
refiere la vocación del profeta Jeremías de Anatot en el s. VII a. C. Era un
hombre de descendencia sacerdotal, de los sacerdotes de Anatot o levitas, un
pequeño pueblo a unos cinco km. al norte de Jerusalén. Jeremías mismo profetizó
contra su pueblo (11,21-23), donde compró un campo, que era todo un signo en la
situación por la que pasaba el profeta (Jr 32,7-9). Senaquerib lo había
conquistado antes de rodear Jerusalén (Is 10,30). Hoy el texto del libro nos
habla de la vocación (vv.4-5) y de la misión (vv.17-19). Era un muchacho cuando
sintió la “llamada” de Dios para ser profeta de los pueblos, de los gentiles.
La vocación profética es un desafío, y en el caso del profeta Jeremías se hace
más palpable por la situación tan contradictoria que tuvo que vivir
existencialmente ante la catástrofe que se veía venir sobre Judá. Aunque al
principio pudiera estar de acuerdo con el joven rey Josías para impulsar la
reforma necesaria después de más cincuenta años de abandono y opresión por
parte de su abuelo Manasés, Jeremías es un hombre que siente en su vida la
fuerza de la palabra de Dios por encima de cualquier proyecto político. El
mismo Pablo se inspira en estas palabras de profeta para ilustrar su llamada a
ser apóstol de los gentiles (Gal 1,15).
I.2. Un profeta lo es a pesar de él
mismo; siente miedo por lo que tiene que vivir en su interior y lo que tiene
que comunicar en nombre de su Dios. Sin duda que debe ser así, porque no podrá
regalar el oído a nadie. Si fuera verdad que su primera actuación, como
defienden algunos, hubiera sido el discurso contra el templo (Jr 7),
comprenderíamos la experiencia tan intensa y determinante de su vida. Dios, sin
embargo, no admite excusas; llama a quien tiene que llamar, a quien le va ser
fiel hasta el final: lo llama para “arrancar y destruir, edificar y plantar”.
El profeta no destruye por destruir, sino para convertir. Es un hombre próximo
a la teología de Oseas. Jeremías ha sido llamado para entregarse a los demás, o
si queremos, para sentir la pasión de la palabra de Dios y entregarla a los
demás.
II Lectura: I Corintios (12,31-13,13):
El amor será lo eterno
II.1. La segunda lectura es
probablemente una de las páginas más bellas que jamás se hallan escrito en la
historia de la humanidad, sobre la experiencia más determinante y decisiva de
la vida de todo hombre: amar y ser amado. No podemos olvidar que no se habla
del amor bello y hermoso de la amistad (filía), cantado por los griegos y todos
los poetas. Es una expresión que el cristianismo ha rescatado como algo propio
(ágape, de agapáô) y que se ha plasmado con el término “caridad”, una de las
virtudes teologales. Y aunque suena mejor el término “amor” y el verbo “amar” (pues para caridad no
existe un verbo directo adecuado), no deberíamos renunciar los cristianos a ese
sentido de “caritas”, que está cargado de originalidad. Es el ágape y no
solamente la filía, sencillamente porque es un amor sin medida: todo lo perdona
y siempre se entrega, aunque no haya respuesta. Por eso, como se lee en la
Vulgata “caritas numquam excidit”, el amor no pasa nunca (v.8a). Pablo quiere
mostrar el “camino más excelente”, en realidad el “carisma” al que todos
deberían aspirar. Ese es el camino, el sendero por el que hay que marcar los
criterios de los dones espirituales.
II.2. El apóstol nos habla del amor en
el contexto de los carismas de la comunidad de Corinto, que le ha planteado la
cuestión de una praxis personal y comunitaria: ¿cuál es el carisma que se debe
preferir? ¿qué servicio es el más perfecto en la comunidad? Pablo está hablando
a una comunidad donde existe un problema bien manifiesto: el desprecio de los
débiles, de los que no valen, de los que no tienen altos vuelos. Por eso mismo
el campo de acción del amor en una comunidad cristiana es ejemplificador.
Podemos presumir de educación, cultura, intelectualidad, pero eso, que sin duda
perfecciona al hombre, no le da los quilates verdaderos para ser más humano y,
desde luego, para ser mejor cristiano. Y no se puede pretender ser cristiano
para uno mismo y en uno mismo. Eso está descartado previamente. Se es cristiano
desde la comunidad y en la comunidad, en la ekklesía o de lo contrario no se es
cristiano para nada. Y es precisamente en ella donde no tiene sentido la forma
más sutil de egoísmo espiritual. El amor es la fuerza de la comunidad, pero
también lo es para que uno mismo sea comunidad. Lo es de cualquier comunidad,
pero muy especialmente se debe entender de cualquier tipo o variante de
comunidad cristiana. No podemos, pues, menos de pensar que esto que se dice muy
en concreto para la comunidad de Corinto, se debe aplicar a la comunidad
cristiana matrimonial, que es todo un símbolo y realidad de la comunidad
eclesial. Es más, es ahí donde se gesta muy concretamente una de las
experiencias más íntimas de la comunidad eclesial.
Evangelio: Lucas (4,21-30): El evangelio
liberador, palabra de gracia
III.1. “Esta escritura comienza a
cumplirse hoy” (v. 21). Así arranca el texto del evangelio que complementa de
una forma práctica el planteamiento que se hacía el domingo pasado sobre la
escena-presentación de Jesús en su pueblo, donde se había criado, en Nazaret.
Esta escena prototipo de todo lo que Jesús ha venido a hacer presente, apoya
que las palabras sobre la gracia, exclusivamente las palabras liberadoras, se
convierten en santo y seña de su vida y de su muerte. El “hoy”, el ahora, es
muy importante en la teología de evangelio de Lucas. Lo que Jesús interpreta en
la sinagoga es que ha llegado el tiempo (cf Mc 1,14) de que las palabras
proféticas no se queden solamente “escritura sagrada”. De eso no se vive solamente.
Son realidad de que Dios “ya” está salvando por la palabra de gracia.
III.2. El v.22 ha sido objeto de
discusiones exegéticas, que actualmente apuntan claramente a entenderlo de la
manera siguiente: todos lo criticaban (daban testimonio de él, -martyréô- pero
en sentido negativo), a causa de las palabras sobre la gracia. ¿Por qué?
Precisamente porque en la cita del texto de Is 61,1-2 (Lc 4,18) han
desaparecido aquellas palabras que hacían mención de la ira de Dios contra los
paganos. El testimonio de sus paisanos de Nazaret, pues, no es favorable sino
adverso. Y es contrario porque Jesús se atreve a anunciar la salvación, no
solamente de su pueblo, sino del hombre, de cualquier hombre, de todos. Los
ejemplos posteriores –después del reproche “médico cúrate a ti mismo”-, de
Elías y Eliseo en beneficio de personas paganas (no de Israel) vienen a
iluminar lo que Jesús ha querido proclamar en la sinagoga de Nazaret. La
consecuencia de todo ello no es otra que el intenta de apedrear a Jesús. ¿Por
qué? ¿Porque les ha puesto el ejemplo de los profetas abiertos al mundo pagano?
¡Sin duda! Porque ha proclamado el evangelio de la gracia.
III.3. Se ha dicho, con razón, que este
es un relato programático. No quiere decir que no sea histórico, que no haya
ocurrido una escena de rechazo en Nazaret (así lo muestra Marcos 6,1-6). Pero
en Lucas es una escena que quiere concentrar toda la vida y toda la predicación
de Jesús hasta el momento de su rechazo, de su juicio y de su muerte. Nazaret
no es solamente su patria chica; en este caso representa a todo su pueblo, sus
instituciones, su religión, sus autoridades, que no aceptan el mensaje
profético de la gracia de Dios que es y debe ser don para todos los hombres.
Lucas ha puesto todo su genio literario, histórico y teológico para darnos esta
maravilla de relato que no tiene parangón. Todo lo que sigue a continuación, la
narración evangélica, es la explicitación de lo que sucede en esta escena.
III.4. Jesús, como Jeremías, ha sido
llamado para arrancar de la religión de Israel, y de toda religión, la venganza
de Dios, y para plantar en el mundo entero una religión de vida. Los ejemplos
que Lucas ha escogido para apoyar lo que Jesús hace –lo del gran profeta Elías
y su discípulo Eliseo-, muestran que la religión que sigue pensando en un Dios
manipulable o nacionalista, es una perversión de la religión y de Dios mismo.
El itinerario vital de Jesús que Lucas nos describe en esta escena, muestra que
el Reino que a partir de aquí ha de predicar, es su praxis más comprometida. La
salvación ha de anunciarse a los pobres, como se ve en la primera parte de esta
escena de Nazaret, y ello supone que Jesús, en nombre de Dios, ha venido a
condenar todo aquello que suponga exclusión y excomunión en nombre de su Dios.
Lucas, pues, sabe que era necesario presentar a Jesús, el profeta de Nazaret,
en la opción por un Dios disidente del judaísmo oficial. Eso será lo que le
lleve a la muerte como compromiso de toda su vida. Y así se pre-anuncia en el
intento de apedreamiento en Nazaret. Pero no es la muerte solamente lo que se
anuncia; también la resurrección: “pero él, pasando por medio de ellos, se
marchó” (v.30). Esta no es una huida cobarde, sino “entre ellos”, pasando por
la entraña de la muerte… se marchó… a la vida nueva. (Fray Miguel de Burgos
Núñez, O. P.).
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