“Busquen primero el Reino
de Dios y su justicia”
Todo mensaje que viene de Dios
tiene como principal destinatario a todas las personas, sin ninguna excepción,
ese mensaje que va dirigido a la humanidad, se concreta y se hace patente en lo
cotidiano, en la sencillez, y así se facilita su comprensión. En esos términos
es como el profeta Isaías pretende transmitir la Palabra que Dios nos ofrece
este domingo.
La centralidad que debe ocupar en
nuestra vida el Reino de Dios es una de las notas principales que señala Jesús
en el Evangelio de hoy. Es interiorizar la verdadera Palabra de Dios en
nuestras vidas, y actuar consecuentemente. Estar atento a lo importante que
rodea nuestra experiencia de Cristo, y hacerlo presente en la vida de cada día,
sin dejarse arrastrar por otros falsos ídolos que nos acompañan, en nuestro
caminar.
La radicalidad en la misión es lo
constitutivo de un verdadero cristiano, como dirá San Pablo, pues ante todo
destaca la predicación del Evangelio de Jesucristo. Una vez que se lleva a cabo
esta misión, no importa lo que digan los demás, pues el Espíritu de Cristo
acompaña la misión del Apóstol. Y esto hace estar conforme consigo mismo, pues
realmente se ha realizado la tarea a la que uno está destinado. Es la
satisfacción de haber hecho lo que hay que hacer.
CONTEMPLAMOS
LA PALABRA
I
LECTURA
La
breve lectura de Isaías que escucharemos, nos recuerda con una imagen muy
humana una característica esencial de nuestro Dios. Escuchemos con atención.
Lectura
del libro de Isaías 49, 14-15
Sión decía: «El Señor me abandonó,
mi Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de su criatura, no se
compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te
olvidaré!
Palabra
de Dios.
SALMO
Salmo
61, 2-3. 6-9
R.
Sólo en Dios descansa mi alma.
Sólo en Dios descansa mi alma, de
Él me viene la salvación. Sólo Él es mi Roca salvadora; Él es mi baluarte:
nunca vacilaré. R.
Mi salvación y mi gloria están en
Dios: Él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio. R.
Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo, desahoguen en Él su corazón, porque Dios es nuestro
refugio. R.
II LECTURA
San
Pablo, en la segunda lectura, reflexiona sobre el juicio de Dios y de los
hombres. Es Dios quien conoce el fondo del corazón de cada una de sus
criaturas.
Lectura
de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 4, 1-5
Hermanos: Los hombres deben
considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los
misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea
fiel. En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal
humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me
reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no
hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: Él sacará a la luz lo que
está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones.
Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
El
evangelio de hoy nos hace un claro llamado a relativizar el apego a los bienes
materiales a favor de la confianza en Dios y su providencia.
Ì
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 24-34
Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie
puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se
interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios
y al Dinero. Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a
comer o qué van a beber, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir.
¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren
los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros
y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes
acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir
un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido?
Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les
aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de
ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será
echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se
inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos
vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino
de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se
inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada
día le basta su aflicción.
Palabra
del Señor.
COMPARTIMOS
LA PALABRA
Yo no te olvidaré
En estos términos es como Dios
habla por boca del profeta Isaías al pueblo elegido, mostrando ante todo
ternura, amor y gran generosidad. Para ello utiliza un lenguaje tierno,
protector, propio de un amor maternal, porque una madre nunca abandona a sus
hijos, bajo ninguna circunstancia.
El contexto que rodea la lectura de
Isaías está condicionado por el destierro en Babilonia, donde las esperanzas y
los motivos de alegría desaparecen del pueblo de Israel. Todo parece perdido y
condenado a la desaparición, una vez más el pueblo es sometido al fracaso, a la
esclavitud.
Pero el Dios de la alianza
permanece fiel, sigue acompañando al pueblo a pesar de la adversidad. En el
último momento Yahvé va a devolver la dignidad a su pueblo, y por tanto nunca
los abandonará a su suerte. Por ello la imagen maternal, muestra excelsamente
la gran bondad que Dios tiene a su pueblo, y en definitiva a toda la humanidad.
No juzguéis antes de tiempo: dejad
que venga el Señor
La misión de todos los cristianos
va orientada a hacer posible la implantación del Reino de Dios en este mundo, y
para ello necesitamos no solo predicar la Palabra de Dios, sino actuar de
acuerdo al proyecto de Jesucristo.
La gran predicación ejercida por
San Pablo en sus comunidades le llevó a enfrentarse a diversas incomprensiones,
así como una serie de juicios sobre su persona. Sin embargo el Apóstol está
convencido de que hace lo correcto a los ojos de Dios, y de ahí que no le
importe lo que digan los demás.
Esto puede llevarnos a pensar si
realmente somos justos con los demás, o los juzgamos a veces dejándonos llevar
por una primera impresión personal. Pues un hecho concreto de una persona, no
la define en su totalidad. Un ser humano es mucho más que una acción
determinada en un momento preciso. De ahí que conviene ser cautos y no lanzar
juicios a la ligera, que tan solo sirve para hacer daño y es tremendamente
injusto.
San Pablo lleno del Espíritu de
Cristo va dedicando su vida y su misión a extender el Reino de Dios, en
palabras y en obras. Y aunque está a veces en terreno hostil y algo convulso,
se siente coherente con lo que hace, y no le interesa lo que piensen de él.
Sabe que al final será juzgado por el mismo Dios de Jesucristo, que ante todo
es la justicia personificada.
Sobre todo buscad el reino de Dios
y su justicia
Este texto que Jesús dedica a todos
sus discípulos, de antes y de ahora, trata de cuestionarnos si somos verdaderos
portadores del Reino de Dios en nuestras vidas. Porque el Reino del que habla
Jesús no es ficticio, ni un concepto abstracto, sino más bien es un Reino que
se inicia en la tierra y consiste en sembrar amor y justicia en nuestras vidas
y en las obras que hacemos.
Vivimos dentro de un contexto
histórico, social, económico, y a veces implica que estamos más preocupados de
cuestiones transitorias y superfluas, idolatrando muchas cosas que en realidad
no son tan importantes. Y es precisamente en este aspecto en el que Jesús
incide una y otra vez, si de verdad estamos centrados en el mensaje de Dios en
nuestras vidas.
Con esta advertencia Jesús no
intenta condenar el mundo sin más, ni que huyamos de lo que sucede a nuestro
alrededor. Más bien es tener claro nuestras prioridades de ser hijos e hijas de
Dios, y por tanto tenemos la tarea de ser testigos de Jesús siendo coherentes
en nuestras vidas de cristianos. Y de esta manera nos pide que seamos
portadores de esperanza, que logremos establecer caminos de paz, demostrando
ante todo que somos dignos hijos suyos.
El centro de nuestra vida y misión
de ser cristianos, es estar atentos a la implantación de la justicia de Dios,
que pasa por vivir de acuerdo a un estilo de vida que intenta superar
obstáculos y dificultades. Pasa por ponernos en el lugar del otro, siendo
participes de sus alegrías y sufrimientos, estar cerca de los que peor lo
pasan, de los que menos posibilidades tienen en la vida, y de este modo,
seremos auténticamente cristianos.
Dios a través de Jesús nos invita a
ser hombres y mujeres que ponen su confianza en él, y que en nuestro camino
debemos de construir una verdadera humanidad. Todo mensaje de Dios tiene como
destinatario a todos nosotros, para que seamos personas auténticas y plenas,
que nos sintamos identificados con Dios y con las personas. Porque Dios quiere
que seamos su comunidad fraterna, que sepamos compartir todo, que alejemos la
falsedad y nos encaminemos a la alegría, a la esperanza, en definitiva a
implantar el Reino en todo lo que hacemos y decimos.
ESTUDIO
BÍBLICO
I.
Lectura (Isaías 49,14-15): Dios y su amor como "madre"
Este poema materno sobre Sión es de
mucho calado. De fondo sabemos que está la guerra, el abandono del marido,
quizás, aunque no sepamos la razón. Pero el profeta quiere levantar los ánimos
y los corazones. Por eso se representa a Dios como madre que sola, con sus
hijos de Sión, abre sus entrañas maternas. Dios, con su amor divino, se muestra
de parte de Sión: no la ha abandonado, no puede olvidarse de ella. Sión es la
ciudad santa y sus hijos los hijos del Dios materno. Este es uno de los
simbolismos proféticos (aunque lo podemos encontrar en Num 11,12).
Por eso mismo no deja de ser
extraño que esta visión profética de Dios, como madre, no haya podido
mantenerse en el judaísmo por muchas razones evidentes: la exigencia, la
pureza, la santidad por encima de todo y la ley como única garantía. Para
"una madre", para Dios en este caso todas esas cosas no serían nada
frente al verdadero amor divino. El profeta consuela así a su pueblo en medio
de la destrucción. Si queremos es una enseñanza de que los castigos de guerras
no vienen de Dios de ninguna manera.
II.
Lectura (1ª Corintios 4,1-5): Los evangelistas son servidores de Dios
Ya a punto de concluir el conjunto
sobre la "theologia crucis" en cuanto terapia espiritual frente a las
divisiones que se han podido enquistar en la comunidad, Pablo nos confiesa que
él y los demás predicadores del evangelio (puede estar refiriéndose a Apolo o a
algunos otros) no son otras cosa que "ministros y servidores" de
Dios, del evangelio. Eso significa que quiere desmarcarse rotundamente de las
divisiones, de las banderías; no quiere cubrirse de gloria y ninguno de los
predicadores lo deben hacer, aunque muchas veces la gente identifica demasiado
lo anunciado con el anunciador. Este es el peligro que se debe evitar por
encima de todo.
Con un lenguaje recurrente a lo
apocalíptico pide que por ello será juzgado y por eso no le importa el juicio
que sobre él se haga por algunos, quizás mal intencionados en este debate
inocuo o mal planteado en algunos círculos. Pide ser juzgado por el Señor y no
por dimes y diretes de algunos. Apelando a su conciencia deja bien a las claras
que todo este debate ha podido ser "una cruz" para la comunidad y
cada uno debe enmendarse a conciencia, sin juicios falsos sobre los demás.
Evangelio
(Mateo 6,24-34): Despegarse de lo material
El texto de Mt 6,24-34 es un
conjunto de elementos que pro-ceden del "evangelio" de Q, aunque como
en su caso en Lc (cf 11,34-36;16,13;12,22-32) intervienen otros factores
formales y redacciones tomados del AT o revelando un estilo más propio, para
mostrarnos las palabras de Jesús en la actitud y las preocupaciones del Reino
que debemos tener. El texto y su significado, aceptémoslo en principio, es muy
complejo y la crítica que ha suscitado a las exigencias concretas que se
exponen ha dado para libros enteros de ética y de moral. En un mundo injusto,
donde lo económico es casi todo, parece que no hay, para estas palabras de
Jesús, o de los cristianos de Q, más que problemas éticos. La vida humana
tiende a asegurarse por encima de cualquier otra cosa, pero nuestro texto
propone algo que no es considerado como alternativa más que para los utópicos
de este mundo, que los hay y no precisa o exclusivamente cristianos. Desde el
punto de vista de un científico social estas palabras de Jesús destruirían el
sistema social del mundo y no traería la justicia a los pobres.
Bien es verdad que debemos estar
abiertos a toda crítica, pero el sentido de las palabras de Jesús es que no
podemos vivir el mensaje del reino obsesionados por lo económico o lo material
y que ello debe traer la justicia a la tierra ¿Es eso verdad? ¿Es posible? Las
palabras de Jesús, con los arreglos de los itinerantes de Q que las conservaron
y la vivieron, sin duda, no pierden su sentido profético y radical. ¿Estamos
ante invitaciones sapienciales o escatológicas? Podríamos decir que los dos
aspectos están presentes en nuestro texto. El cristianismo primitivo estuvo
encandilado porque pronto vendría el final y de ahí que no podría construirse
un mundo obsesionado por la riqueza, el poder o lo económico. Pero si
descartáramos que esto ya no tiene sentido, porque el fin del mundo y la
plenitud del Reino no han llegado, entonces estas palabras mantienen su sabor
de sabiduría. Toda la preocupación por el "cuerpo", es decir, por la
vida de aquí, debe estar guiada con sabiduría y prudencia.
¿Son estas palabras para pobres que
desean tener lo que otros poseen? Se ha dicho que como los seguidores de Jesús,
al igual que su maestro, salieron de entre los pobres y hambrientos y no
poseían nada, son advertencias para ellos y se les pone el ejemplo de los
lirios y los pájaros. Algunos critican que esto es bucólico, pero de ninguna
manera justo. Entonces se podría creer que el movimiento del reino que Jesús
suscitó empezó haciendo de la necesidad social una virtud ética, es decir,
negándose a aceptar la injusticia que experimentaban como normal y aceptable
incluso para Dios. Pero eso no quiere decir que por la renuncia al "reino
de dominio" se presente como alternativa el "reino del
empobrecimiento y la miseria". No es eso lo que se pide en estos dichos,
sino en no estar trastornados con lo que los dominadores imponen injustamente.
Las explicaciones que algunos han buscado en comparaciones entre el movimiento
cínico y el movimiento de Jesús no tienen ya sentido. En realidad estamos
hablando de palabras proféticas con todo lo que ello suscita.
Mateo, pues, nos ha presentado este
catecismo del "renuncia" con todas las consecuencias para la
comunidad y como uno de los signos de identidad del reino anunciado por Jesús.
Es posible que podamos intuir ciertos matices de grupos que han exigido esto de
una forma muy particular. Los vv. 33-34 son un colofón muy determinado y
práctico: "el reino de Dios y su justicia" es una crítica al reino
del de este mundo, es decir, el reino del poder y el tener y de la injusticia.
La renuncia a todo esto para el futuro, para el mañana, no es simplemente una
afirmación del "hoy" exclusivamente (aunque suene a sapiencial); el
mañana traerá su afán. Los planes para el futuro no están descartados, pues la
urgencia del reino ya está presente y debemos saber vivirlo e incluso esperarlo
para el futuro. Es verdad que la trivialización de estos dichos ha dado para
críticas al pensamiento cristiano. Pero debemos decir que, por encima de esas
críticas, el ser humano de hoy, tan "planificado", necesita la
alternativa de lo real, de lo armonioso, de los lirios del campo y de las aves
de cielo. Necesita experimentar que hay planes que no están en nuestras manos y
que confiar en la "Providencia", aunque sin la actitud de las manos
cruzadas, es irrenunciable en la verdadera vida cristiana.
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