JESÚS, BAUTIZADO
Celebramos hoy la fiesta del bautismo de
Jesús, para iniciar su vida pública, anunciado la Buena Noticia del Reino de
Dios. Contemplaremos cómo el Espíritu desciende sobre Jesús, y el Padre lo
proclama como su Hijo amado, preferido, a quien hemos de escuchar para
participar del Reino de Dios.
A nosotros el bautismo nos ha convertido
en criaturas nuevas, hijos adoptivos de Dios; recibimos también una doctrina
que profesar y una forma concreta de vivir. Tratemos pues, de renovar nuestra
fe y descubrir por la fuerza del Espíritu el auténtico camino liberador del
pecado, pasando por la vida haciendo el bien, una vez descubierto que el Reino
de Dios está dentro de nosotros.
DIOS
NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA
I
LECTURA
De
diferentes formas, Dios nos invita a estar con él. Por medio del profeta, hace
un llamado a la conversión, llamado que Juan Bautista reiterará siglos más
tarde. Con las atractivas imágenes del agua y del alimento, nos invita a calmar
nuestras ansias. Él nos sumerge en su gracia para renovar toda nuestra vida.
Lectura
del libro de Isaías 55, 1-11
Así habla el Señor: ¡Vengan a tomar
agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman
gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y leche. ¿Por qué
gastan dinero en algo que no alimenta, y sus ganancias, en algo que no sacia?
Háganme caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos manjares.
Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes
una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David. Yo lo he puesto
como testigo para los pueblos, jefe y soberano de naciones. Tú llamarás a una
nación que no conocías, y una nación que no te conocía correrá hacia ti, a
causa del Señor, tu Dios, y por el Santo de Israel, que te glorifica. ¡Busquen
al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el
malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en
perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de
ustedes son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo se alza por encima
de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a
los pensamientos de ustedes. Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo
y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho
germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede
con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que
realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Palabra de Dios.
SALMO
[Sal]
Is 12, 2-6
R.
Sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación.
Este es el Dios de mi salvación: yo
tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; él fue
mi salvación. R.
Den gracias al Señor, invoquen su
Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su
Nombre. R.
Canten al Señor porque ha hecho algo
grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría,
habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R.
II
LECTURA
Hay
una victoria para quien cree en Jesucristo. No estamos abatidos, ni el miedo
nos domina ni las angustias nos doblegan. Vivimos dificultades, pero sabemos en
quien nos apoyamos. Ni el mal ni la muerte tienen la última palabra.
Lectura
de la primera carta de san Juan 5, 1-9
Queridos hermanos: El que cree que Jesús
es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha
nacido de él. La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y
cumplimos sus mandamientos. El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos,
y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al
mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Jesucristo vino
por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con
la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. Son
tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están
de acuerdo. Si damos fe al testimonio de los hombres, con mayor razón tenemos
que aceptar el testimonio de Dios. Y Dios ha dado testimonio de su Hijo.
Palabra de Dios.
ALELUYA Jn 1, 29
Aleluya. Juan vio acercarse a Jesús y
dijo: “Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Aleluya.
EVANGELIO
No
conocemos nada sobre la vida de Jesús adulto con anterioridad a este bautismo.
Juan estaba invitando a la conversión. Y en la vida de Jesús, este bautismo
marca un cambio, un antes y un después. A partir de este bautismo, Jesús
comenzará su misión itinerante, proclamando el Reino de Dios. Ungido por el
Espíritu, inicia la tarea señalada por el Padre.
Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Marcos 1, 7-11
Juan Bautista predicaba, diciendo:
Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno
de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he
bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. En
aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en
el Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu
Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: “Tú
eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS
LA PALABRA
• Itinerarios del Bautista y de Jesús.
Desde nuestra condición de creyentes,
hoy aceptamos sin problemas, las diferencias que se dieron en el anuncio del
Reino de Dios por parte de Jesús y de Juan Bautista: Jesús pudo ser discípulo
de Juan, y a su vez Juan es quien bautiza a Jesús en el Jordán, junto a otros
muchos penitentes.
Cuando Jesús inicia su vida pública
desplegando su misión, difiere de Juan predicador en el desierto, como los
grandes profetas, lejos de la ciudad y convivencia ciudadana. Jesús busca la
cercanía humana, y en particular la de quienes la religión y cultura
“oficiales” tildaban de personas poco gratas.
Comportamientos: Juan parece sombrío,
duro, combativo; anuncia el Reino que va a llegar, con un Dios fuerte y
justiciero. Jesús “pasó haciendo el bien, y curando a los oprimidos; no
quebrará la caña cascada, no apagará el pábilo vacilante. Anuncia que el Reino
está dentro de nosotros, sin necesidad de buscarlo acá o allá; un Dios que “amó
tanto al mundo que envió a su hijo al mundo para salvarlo”.
• Bautismo de Jesús, bautizados en Cristo
A. Bautismo de Jesús. El mensaje
teológico que nos brinda el evangelio de hoy podemos considerarlo de máxima
importancia en la revelación de Dios recogida en el Nuevo testamento. No es un
acto de humildad, ni una comedia por parte de Jesús, sino una actitud de
sinceridad de quien se considera verdadero hombre, y busca identificarse en
plenitud como tal a lo largo de su vida.
Racionalmente no cabe pensar que una
realidad sea a la vez dos: Un hombre no cabe que sea Dios, o que Dios sea al
mismo tiempo hombre; que algo sea a la vez blanco y negro. Por la fe lo podemos
aceptar, y en nuestra mentalidad en unas ocasiones captarlo como hombre
limitado, con sentir y amor humanos, y en otras verlo como Dios, infinito. En
realidad en Jesucristo existe en plenitud la naturaleza humana, y a la vez la
naturaleza divina (hijo de María e Hijo de Dios): dos naturalezas, en la
persona del Verbo, Dios.
Hemos de admitir el doble nivel del
relato: Narrativo y teológico. Nos toca descubrir con la mayor sencillez, lo
que hay detrás de esa narración, que la liturgia de hoy nos manifiesta,
poniendo al Espíritu como principal protagonista, y usar términos sensibles:
“como una paloma”. Dios se manifiesta siempre como Espíritu, y en Jesús brilla
bajo los signos de agua y Espíritu.
B. Bautizados en Cristo. Jesús, decía a
Nicodemo que hemos de renacer por el “agua y el Espíritu”. Hoy celebramos la
presencia de la divinidad (eterna) en Jesús, quien había asumido años atrás la
humanidad verdadera. Son imágenes necesarias para comunicar verdades
teológicas, y -desde una mejor comprensión de Jesús el Cristo- conducirnos a
descubrir en la fe nuestra sobrenaturaleza por la fuerza del Espíritu Santo.
• Itinerario de hijos de Dios
A. Dios está en nosotros y desde ahí nos
llama a dar una respuesta ajustada a la condición de hijos adoptivos. Si
nuestro quehacer lo reducimos a las realidades biológicas o psicológicas
desarrollaremos solo una parte de las posibilidades personales, menoscabando la
realidad sobrenatural.
La experiencia de ser amados por Dios es
la base y fundamento del verdadero amor (ágape) que existe ya en nosotros, con
forma definitiva. Descubrir esa presencia puede modificar los objetivos de la
vida, asumiendo una “humanidad sobrenaturalizada” donde lo nacido de la carne
es carne, y lo que viene del Espíritu, espíritu. ¡El bautismo ha cambiado
nuestro ser radicalmente!
B. Caminemos en la verdad iluminados por
el Espíritu, por sendas de justicia y caridad, valorando a cada persona en su
“totalidad” de hijo de Dios.
Viviendo esperanzados en la vocación de
transformar las realidades terrenas, según la mirada de Dios, con los pies en
el suelo.
Saboreando la convivencia fraterna, con
la humanidad asumida por Jesús, para convertirla en servicio desinteresado y
colmada de gozosa esperanza.
ESTUDIO
BÍBLICO
Nota: El acontecimiento del bautismo de
Jesús ha causado siempre mucha extrañeza y sorpresa. Los primeros cristianos se
preguntaban: ¿Por qué se acercó Jesús al Jordán para recibir un bautismo de
«penitencia y conversión»? ¿Para qué quiere pasar por este rito? Ciertamente
que Jesús no necesitaba el bautismo de Juan. Jesús era el Hijo de Dios por
naturaleza, no tenía pecado. Él mismo es la cabeza de la Iglesia y era heredero
de Dios por naturaleza. Jesús respondió a Juan: Está bien que cumplamos así
todo lo que Dios quiere. Por otra parte, la historicidad de este acontecimiento
no se ha puesto en duda en la investigación bíblica.
Primera
Lectura: (Isaías 42,1-4.6-7)
Marco: Es el primer cántico de los
cuatro que se suelen describir como «los cánticos del siervo de Yahvé» (Is
42,1-7; 49,1-7; 50,4-9; 52,13-53,12). Se trata de un personaje individual con
una misión de personalidad corporativa, es decir; que asume en su persona la
responsabilidad del pueblo y de la humanidad; que se trata de un profeta con
rasgos regios que sintetiza todas las cualidades de los profetas; que es
elegido por Dios con singular atención y cuidado; que su destino es restaurar
la alianza de Dios con su pueblo y, a través de él, con toda la humanidad a
través de la predicación y del sufrimiento vicario; fue humillado hasta una
muerte ignominiosa, pero Dios lo rehabilitó, lo resucitó y le dio honor
singular entre los grandes.
Reflexiones
1) ¡El Siervo, elegido y preferido de
Dios, equipado para la misión!
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mí
elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi Espíritu, para que traiga el
derecho a las naciones. Hay que subrayar que el siervo es elegido de modo
singular y privilegiado por Dios. Es aquel en quien se complace su corazón, es
decir; del agrado total de Dios, es su preferido. El contexto inmediato de esta
vocación es la liberación del pueblo de Dios del exilio de Babilonia. Pero más
allá de estas fronteras nacionales se vislumbra y abre un horizonte más amplio.
Se le promete un don especial del Espíritu para que pueda llevar adelante su
misión que no sería fácil y que estaría sembrada de dificultades. Con la luz y
la fuerza del Espíritu llevará adelante con éxito la misión que se le
encomienda. Aunque el siervo es un profeta y la síntesis acabada del
profetismo, tiene también rasgos regios. Por eso desde el primer poema se le
atribuye una de las funciones más características de los reyes de Israel: la
defensa del derecho de los pobres, los huérfanos, las viudas y los indefensos.
Este poema manifiesta a los creyentes-testigos de Jesús que ser llamados a esta
tarea es un privilegio de Dios y que son capacitados adecuadamente para
realizarla.
2) ¡La misión del Siervo para su pueblo:
restauración!
Promoverá fielmente el derecho, no
vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en la tierra. El siervo de
Dios, que es modelo de respeto, suavidad y mansedumbre, realizará, no obstante,
su misión de restauración con firmeza. Las circunstancias en que ejerció su
tarea no fueron nada fáciles: el exilio y el post-exilio de Babilonia. Todo
estaba derrumbado y había que restaurarlo. En esta ardua tarea, el siervo va a
la cabeza del pueblo. Por eso necesitará la firmeza que procede del Espíritu
que se le ha prometido de modo especial. No se dejará arrastrar por la acepción
de personas, ni por la debilidad. Implantará el derecho con limpieza, firmeza,
ecuanimidad y equidad. Es el modelo ejemplar de profeta y gobernante que sólo
aspira a hacer posible el bien común de todos.
Los creyentes que vivimos en un mundo
hostil y agresivo necesitarnos esas cualidades del Siervo para cumplir nuestra
tarea de testigos vivos en nuestros ámbitos habituales de convivencia y de
trabajo.
Segunda
Lectura: (Hechos de los Apóstoles 10,34-38)
Marco: Estos versículos forman parte del
discurso de san Pedro en casa de Cornelio, donde se produjo la primera
conversión de gentiles al evangelio como fruto de la exposición kerigmática que
les proclamó. La misión de Jesús comenzó por su bautismo cn el Jordán.
Reflexiones
1) ¡Dios no tiene acepción de personas!
Está claro que Dios no hace
distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación
que sea. En los poemas del siervo se anunció una tarea universal. Pedro
comprueba que Jesús, el verdadero Siervo de Yahvé, ha realizado
satisfactoriamente aquella misión anunciada, como lo muestra el hecho de que,
después de la escucha del anuncio solemne sobre Jesús (kerigma), una familia de
paganos se abre a la fe y a la salvación y recibe el Espíritu. Son la primicia
y la garantía de una cosecha abundante. Realmente el Dios, Padre de Nuestro
Señor Jesucristo, no tiene acepción de personas; todos le interesan y todos son
llamados a participar de la filiación divina adoptiva. Para los creyentes ya no
hay distinción de razas, lenguas, naciones o expresiones religiosas. Desde la
convicción de su propia fe vivida y experimentada saben que el diálogo con
todos es posible y necesario.
2) ¡Jesús ungido por el Espíritu Santo!
Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo. Otro aspecto de la promesa que se cumple en Jesús.
Ha recibido el don del Espíritu Santo para realizar su misión y su tarea. Pedro
recuerda un aspecto importante en esta donación del Espíritu: Jesús recibió la
fuerza del Espíritu. A Lucas le place llamar al Espíritu «Fuerza» de Dios (Lc
1,35; Hch 1,8). A pesar de las dificultades, incomprensiones y rechazos, Jesús
llevará adelante la misión hasta la consumación final (Jn 19,30). Tampoco a los
discípulos de Jesús les faltará esta fuerza que viene de lo alto y contra la
que nadie podrá. Ya lo habían experimentado los profetas (Jr 1,8s). Nunca ha
sido fácil la tarea del testimonio de la vida y la evangelización. Pasó
haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba
con él. Así capacitado para la misión, Jesús pasó haciendo el bien. Era el
hombre para los demás en todos los aspectos, menos en el pecado. Y Pedro lo
recuerda solemnemente en su proclamación kerigmática. Este reconocimiento y
proclamación define un aspecto importante de la misión y tarea de Jesús. Es una
característica del Siervo de Yahvé el ser para los demás y por los demás.
Evangelio:
(Marcos 1,6b-11)
Marco: Es necesario anotar que todo el
relato del bautismo de Jesús es una epifanía, es decir, revelador de realidades
muy profundas en un lenguaje austero y sobrio: es el momento en que Jesús
recibe su misión y el equipamiento necesario para la misma.
Reflexiones
1) ¡Donación del Espíritu para la
misión!
Sorprendente situación: Jesús entre los
pecadores, en camino hacia el Jordán. Todo el acontecimiento está cargado de
sentido. Jesús va a recibir la misión y tarea del Siervo: asumir
sustitutivamente la responsabilidad del pueblo y de la humanidad. Por eso
presenta visualmente, de modo anticipado, esta misión y tarea. Los discípulos
de Jesús no caminan por el mundo aislados sino en comunidad. Al contrario, lo
hacen por los mismos caminos y en los mismos ámbitos que sus hermanos los
hombres. Ahí, en medio de todos, el creyente es sal y luz. Y es llamado a no
escandalizarse del mal de nadie, sino a reconocerlo, asumirlo y tratar de
superarlo. Vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma.
Es necesario observar que la donación del Espíritu no está relacionada con el
bautismo. Se abren los cielos y desciende el Espíritu cuando Jesús ha salido de
las aguas del Jordán. El bautismo de Juan no confiere el Espíritu Santo. Esto
es un privilegio propio del bautismo cristiano y sólo del bautismo cristiano.
La apertura de los cielos y el don del Espíritu son dos realidades que
convergen en la misma significación: en este momento se declara solemnemente
que aquel hombre, llamado Jesús, que está al borde del Jordán, es a la vez el
profeta escatológico*, es decir, el profeta esperado para el momento culminante
de la salvación y el Siervo de Yahvé que llevará adelante el proyecto de Dios.
Por eso recibe el equipamiento necesario para cumplir esta misión. El don
singular del Espíritu Santo que, en la visión de Juan el evangelista, permanece
establemente sobre él y para siempre (característica especial del momento
culminante de la salvación) (Jn 1,32).
2) ¡Jesús es el Predilecto de Dios!
Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi
Hijo amado, mi predilecto». La voz que se oye procedente del cielo corrobora la
vocación de Jesús. Aquel hombre es a la vez el Siervo de Yahvé y el Hijo de
Dios, el Elegido para llevar adelante la salvación. En una reflexión
cristológica éste descubrimiento (alimentado y dirigido por el Espíritu Santo)
fue lento en la primera Iglesia: comenzó después del acontecimiento pascual, se
entendió ya en el bautismo y finalmente en la concepción virginal. La misión de
Jesús engloba todos los aspectos que fueron anunciados para el siervo, pero
realizados de una manera supereminente: anunciar la Palabra para restaurar e
inaugurar la nueva alianza y asumir sustitutivamente la responsabilidad del
pueblo y de la humanidad. Por eso es tan importante este acontecimiento de la
vida de Jesús. El creyente en medio del mundo es un freno a la agresividad,
violencia y egoísmo ambicioso de los hombres. Es un instrumento de
reconciliación y de paz, a imitación y representación de Jesús. Esta tarea y
misión son especialmente urgentes en nuestro tiempo. El testimonio de la
promoción de la paz con la vida y las palabras es una forma excelente de imitar
a Jesús-Siervo.
3) ¡Jesús, hombre perfecto y cercano!
El bautismo de Jesús es uno de los
acontecimientos de su vida mejor atestiguados. Pisamos terreno firme en la
historia de Jesús. Y la razón principal es su carácter desconcertante. ¿Por qué
se acerca Jesús al Jordán para ser bautizado? ¿Tenía alguna necesidad del
bautismo? Precisamente este carácter singular confiere al gesto su relieve y su
autenticidad. Jesús está ahí para 'recibir la misión y para abrir el camino a
una nueva realidad de la Iglesia: el bautismo cristiano. El bautismo de Juan no
confiere el Espíritu Santo. Sólo el bautismo de la Iglesia, recibido de Jesús y
administrado en su nombre, confiere el perdón de los pecados, la incorporación
a Cristo muerto y resucitado, la filiación divina y el don del Espíritu Santo.
(Fr. Gerardo Sánchez Mielgo O. P.).
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