En el último
domingo del año litúrgico se celebra la solemnidad de Cristo Rey del Universo
¿Qué significa la realeza de Cristo? Lo primero que hemos de advertir es que se
trata de una imagen sobre Jesús que puede traer confusiones, ya que la realeza
de este mundo no tiene nada que ver con la realeza de Jesús. Las lecturas que
la liturgia nos propone para esta solemnidad nos ayudan a ver el significado
profundo de lo que celebramos.
DIOS
NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA
I
LECTURA
“El rol del profeta fue en general confrontar
con los abusos del poder político, con las atribuciones excesivas, con la
manipulación. Los profetas han sido casi siempre personajes poco aceptados por
las cortes reales, porque eran los denunciantes de las conductas no éticas de
quienes estaban a cargo de la nación”.
Lectura
de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17
Así habla el Señor: "¡Aquí estoy
yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa
de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de
mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un
día de nubes y tinieblas. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a
descansar –oráculo del Señor–. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la
descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la
que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia. En cuanto a ustedes,
ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja,
entre carneros y chivos".
Palabra
de Dios.
Salmo
22, 1-3. 5-6
R.
El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en
verdes praderas. Me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me
guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a
mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo
largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
II
LECTURA
Jesús,
el Rey, dio su vida por toda la humanidad. El reinado de Jesús no exige a los
hombres sumisión, sino que él se da a sí mismo para que todos alcancemos la
vida eterna.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15,
20-26. 28
Hermanos: Cristo resucitó de entre los
muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre,
y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como
todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el
orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que
estén unidos a él en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando
Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo
Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que
ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será
vencido es la muerte. Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo
Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que
Dios sea todo en todos.
Palabra
de Dios.
ALELUYA Mc 11, 9. 10
Aleluya. ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre
David! Aleluya.
EVANGELIO
Este
texto tiene que ser comprendido a la luz de una doble dimensión. La
universalidad de la esperanza que nos abre la cruz de Jesús de Nazaret, como el
signo de una comunión incondicional y escandalosa y a la luz del espíritu de
las bienaventuranzas. «Vengan, benditos y benditas de mi Padre, y reciban en
herencia el Reino». Las bienaventuranzas no son promesas para un futuro lejano
sino que son afirmaciones de aquello que, bajo el reinado de Dios, sabemos con
certeza que ocurre.
Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo 25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los
ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en
su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas
de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le
responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer;
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y
el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de la
izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado
para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de
comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron;
desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su
vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o
desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro
que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo
hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.
Palabra
del Señor.
MEDITAMOS
LA PALABRA
La realeza de Dios se expresa con
la imagen del Pastor.
La imagen que el profeta Ezequiel nos
presenta de Dios es la de un pastor que busca una por una, personalmente, a las
ovejas siguiendo su rastro. La acción del Pastor es la de seguir el rastro de
sus ovejas.
Una pauta interesante para preparar la
homilía es el movimiento de búsqueda de Dios hacia cada uno de nosotros, de
manera personal e individual. Dios busca personalmente a cada uno de nosotros.
Dios quiere ponerse en comunicación personal con cada uno de nosotros. ¿Cómo
abrirnos a percibir esta búsqueda? ¿Cómo dejarnos modelar por esta búsqueda de
Dios? No es tanto un movimiento nuestro hacia Dios por medio del esfuerzo y la
exigencia, sino un movimiento de Dios hacia nosotros. Esta primera lectura, por
tanto, nos invita a abrirnos a percibir este movimiento de búsqueda de Dios que
nos transciende. Dichos con una simple pregunta: ¿Qué puedo decir personalmente
de Dios? ¿Qué vivencia personal e interior tengo de Dios?
La realeza de Jesús se expresa en
la libertad y en el juicio.
Hay un regla para interpretar los textos
bíblicos que siempre funciona: la regla del estribillo, es decir, cuando en un
pasaje bíblico se perciben repeticiones a modo de estribillo, entonces ese
estribillo o repetición es lo más importante de ese texto. En el texto de Mt de
este domingo encontramos un estribillo que se repite 4 en forma de afirmación
y/o en forma de pregunta: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y
me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me
vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” Estas 6
obras de amor son repetidas 4 veces en el Evangelio de hoy. Por tanto, es bien
claro el mensaje de esta solemnidad: busca por medio de tus opciones a Dios. O
con otras palabras: por medio de la libertad puesta al servicio del bien y de
amor, accedemos a percibir el movimiento de búsqueda de Dios por cada uno de
nosotros.
Un segundo mensaje del texto evangélico
de hoy: la persona de Jesús, la persona que es Dios se identifica con la
persona que viene ayudada. Cualquier cosa que sea hecha a un necesitado, crea
amor. Y este amor nos une a Cristo. Cuando nos encontremos cara a cara con
Dios, sólo una posesión contará y será importante: el amor. No las casas, ni el
dinero, ni el poder, ni las posesiones… sólo el amor. Pero también en el texto
evangélico hay un juicio. Para entender el juicio que aparece en este texto
evangélico hay que hacer referencia a la imagen de los corderos y de las
cabras. Los corderos son blancos, luminosos, espléndidos; las cabras tienen,
sin embargo, un pelaje oscuro y hacen referencia a la oscuridad y a las
tinieblas de cada uno, al pecado, a la no presencia de Dios. ¿Quiénes son estos
corderos y estas cabras? Somos cada uno de nosotros: a veces somos luz y a
veces somos oscuridad. Cada uno de nosotros es cabra y oveja, es blanco y
negro, es bondad y maldad, somos luz y somos oscuridad. Por tanto, la segunda
Buena Noticia que nos viene proclamada en esta solemnidad es clara: la vida se
juega en la medida en que nos asemejamos al Cordero de Dios, en la medida en
que nos comportamos como cordero a semejanza del Cordero de Dios. Por eso, el
castigo, el fuego del juicio es aquel que quemará todo aquello oscuro de
nuestra vida y que nos permitirá ser como el Cordero de Dios.
El sello de la realeza de Dios es
la Resurrección de Cristo, es decir, la victoria de la Vida sobre la muerte.
La segunda lectura de la primera carta a
los Corintios se nos habla de Cristo como primicia de todos los que han muerto
y como aniquilador del poder de la muerte. Es decir, la fe en Cristo, la
fe-confianza en su Evangelio, en su palabra… es el fuego que nos ilumina en la
vida y es, al mismo tiempo, el fuego amoroso que quema la parte oscura, de
pecado, de no-presencia de Dios en nuestra vida. Cristo es la medida, la luz
que ilumina y el fuego que purifica. Y esa Luz que es Cristo y es dada por
Cristo, la hemos recibido gratuitamente en el Bautismo: el sello de los
cristianos.
En definitiva, proclamar que Cristo es
Rey del Universo es proclamar que Cristo es el Señor de nuestra vida, que
Cristo es el parámetro de nuestra libertad, que Cristo es la luz que nos da
visión de toda nuestra vida pasada, presente y futura; es proclamar que Cristo
es el fuego que quema aquello que nos separa de Dios.
ESTUDIO
BÍBLICO
Nota introductoria: Es conveniente orientar esta
fiesta desde la proclamación de la soberanía de Dios por Jesús. Sabemos que
Jesús centró su predicación y la realización de sus signos en anunciar la
inminencia de la soberanía de Dios. En la primera etapa, Jesús la proclama,
sobre todo, a través de sus parábolas que, por este motivo, se las suele llamar
parábolas del reino. Este reino se hace presente también a través de los signos
(exorcismos, curaciones, intervenciones en la naturaleza) y que, por eso, se
los llama, signos basileicos o del reino. Se realiza con poder singular en la
kénosis de la cruz y en la exaltación de la resurrección. Se actualiza
constantemente con la fuerza del Espíritu y se convierte en objeto de esperanza
final para los creyentes en Jesús y para humanidad entera.
Pienso que esta perspectiva, aunque
expuesta con suma brevedad, da un sentido auténtico a esta Solemnidad que hoy
celebramos. El reinado o soberanía de Dios no se hace presente en la etapa
actual por medio del poder de este mundo, sino en la continuidad en la Iglesia
de la obra salvadora y liberadora de la cruz de Jesús garantizada por el poder
de Dios manifestado en la resurrección. Esta soberanía comienza en el tiempo,
incluso de manera visible en el compromiso por la comunión, la solidaridad y la
fraternidad universal, y se consumará al final de la historia cuando Dios lo
sea todo en todos.
Primera lectura: (Ezequiel
34,11-12. 15-17)
Marco: El fragmento que
proclamamos hoy forma parte de un conjunto más amplio (33-39) que tiene como
tema principal hacer presente un mensaje de esperanza. Los oráculos y
comparaciones de estos capítulos intentan buscar una explicación al desastre de
la destrucción de Jerusalén (34-35) y atisbar signos de esperanza (36-37). Los
dos últimos capítulos (38-39) están coloreados por la esperanza apocalíptica o
del final de los tiempos.
Reflexiones
1ª) ¡El Pastor reúne lo disperso!
Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas
siguiendo su rastro... La dispersión de las tribus de Israel, ocurrida en
diversas etapas, es un acontecimiento histórico. Primero el reino del norte
(721 a.C.) y después el reino del sur (587 a.C.). Estos acontecimientos son
leídos por los profetas como signo y presagio de otros acontecimientos de
mayores dimensiones. La dispersión es interpretada como una consecuencia de la
infidelidad del pueblo a la alianza pactada por Dios en el Sinaí. Dios mantiene
su palabra de hacer un gran pueblo, pero Israel no responde a este proyecto tan
importante para la humanidad. En consecuencia, la promesa de una futura
reunificación y reunión se convierte en fundamento de una gran esperanza (cf.
Jr 32,36-41).
La futura reunión es interpretada como
una poderosa acción salvadora del Dios de Israel que cumple su palabra en
fidelidad. En última instancia la reunión de los hijos de Dios dispersos es una
expresión y profecía de la reunión escatológica* de toda la humanidad por obra
del Pastor al final de los tiempos. Este proceso que podemos leer en la
historia de la salvación es un hilo conductor de la misma de primera importancia
y una gran promesa para la humanidad. Un día, al final de los tiempos, toda la
humanidad será de nuevo reunificada en el reino de la paz, de la vida, de la
comunión y de la felicidad sin fin. Esta gran esperanza se apoya en la
experiencia salvadora del pueblo de Dios y en la actitud de Dios que es fiel a
su palabra y a su proyecto. El destino de la humanidad no es la disgregación
sino la comunión en el amor y en la vida. Los creyentes deben enrolarse
gustosos en todos los proyectos que tiendan a humanizar más la vida, a fomentar
la comunión, a hacer posible la paz y la justa distribución de todos los
bienes: culturales, materiales, morales, religiosos.
2ª) ¡El Pastor conduce a las ovejas a
buenos pastos y las cuida a todas!
Yo mismo apacentaré mis ovejas... La
figura del pastor ha pasado a ser en el oriente antiguo una imagen muy
utilizada para expresar la tarea del rey. La imagen sugiere la idea de la
solicitud y la preocupación del rey por los súbditos y, por tanto, ser rey no
es un privilegio sino una misión y un compromiso siendo el guía que va por
delante del pueblo para protegerlo y defenderlo como hacen los pastores con el
rebaño. Ha de mirar primariamente por el bien común del pueblo que se le ha
encomendado.
Cuando los profetas trasladan la imagen
para describir la acción de Dios con su pueblo sugieren todos estos elementos.
Dios mismo, Pastor ideal, se encarga de proteger, guiar, cuidar al pueblo y
garantizar el bien común y el bienestar de todos en la seguridad y la paz. Para
esta tarea quiso contar con pastores elegidos para servicio de su pueblo: los
reyes y los gobernantes. Pero no cumplieron su tarea. Por eso Dios, en el
momento central de la salvación, asumirá esta tarea y la llevará a cabo él
mismo. Para expresarlo el profeta utiliza un lenguaje pastoril muy
significativo.
Finalmente, el Pastor aparece como el
Juez definitivo del rebaño. Esta es la perspectiva escatológica de las palabras
del profeta. Al final de los tiempos el Pastor discernirá con justicia entre
oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío. En la visión de Ezequiel esta
tarea de Pastor y Juez la realiza Dios mismo. En el nuevo Testamento esta doble
misión se le entrega al Hijo que será el Buen Pastor (Jn 10) y el Juez
Universal (Mt 25).
Segunda lectura: (1Corintios15,
20-26a.28)
Marco: ¿Es verdad la
afirmación de Pablo sobre la resurrección de Jesús y de toda la humanidad en él
y por él?... Los apóstoles proclamaban en el kerigma fundamental que la verdad
central de la fe era la resurrección de Jesús como fruto y manifestación del
poder de Dios. El propio Pablo recuerda en esencia el kerigma cristiano en los
primeros versículos de este mismo capítulo: muerte liberadora, sepultura,
resurrección y manifestación o revelación del acontecimiento. La comunidad de
Corinto ha nacido por la aceptación de esta proclamación y su incorporación a
Cristo por los sacramentos que actualizan su muerte y resurrección. Pero han de
vivir esa fe en medio de las gentes que les rodean para quienes la resurrección
no tiene valor ni sentido alguno. Los corintios zozobran en su fe y piden a
Pablo una clarificación.
Reflexiones
1ª) ¡En la resurrección de Jesús todos
somos llamados a la vida definitiva!
Cristo ha resucitado, primicia de todos
los que han muerto... La lógica utilizada por Pablo es, en realidad, una analógica
o lógica superior y nueva. Los griegos utilizan su lógica: los muertos no
resucitan, por tanto la afirmación de que Cristo ha resucitado es falsa, un
engaño. Pablo responde a partir de un acontecimiento cierto y seguro: Cristo ha
resucitado realmente, por tanto los muertos resucitarán. De este modo un hecho
portentoso se convierte en la base de todas sus afirmaciones. Pablo sigue
enseñando en esta carta cómo pasar de la experiencia universal de la muerte a
la experiencia universal de la vida.
El proyecto original de Dios era la vida
y no la muerte (Gn 2). Pablo entiende que todos los hombres proceden de Adán,
por tanto, la humanidad tiene su principio unificador en que proceden de un
mismo y único origen. Pablo compara aquella obra con la de Cristo, para
concluir que en Cristo –nuevo Adán– toda la humanidad reencuentra su verdadero
sentido y destino.
Estas afirmaciones siguen vigentes como
mensaje de salvación incluso contando con las nuevas investigaciones sobre el
origen de los hombres, porque Cristo sigue siendo la respuesta positiva al
proyecto del Dios de la vida. En la resurrección trascendente, total y
definitiva (escatológica) de ese hombre real, llamado Jesús, todos los hombres
son llamados a la vida real, definitiva, trascendente y total. ¡Si algo
necesita urgentemente nuestro mundo es la proclamación y visualización en el
testimonio cristiano de esta realidad!.
2ª) ¡En la resurrección se ha seguido un
proceso y un orden!
Primero Cristo como primicia... La
presencia de Jesús en la historia de los hombres tiene como finalidad mostrar
que el proyecto del Dios de la vida sigue vigente. Todos somos invitados a
vivir en la esperanza firme de un final definitivamente feliz para todos. Y la
realización de este magno proyecto tiene un proceso y un orden: el primero en
experimentar la fuerza de este poder vivificador fue Jesús mismo. Él es la
primicia y, a través de él, alcanzará a toda la humanidad. Después de Jesús
resucitarán también todos los cristianos, pero cuando él vuelva. Lo que ahora
se participa simbólica y sacramentalmente será una realidad total y acabada
cuando vuelva el Señor Jesús glorioso.
Y, finalmente, resucitarán todos los
hombres incluso aquellos que no participan ahora de la resurrección por medio
de la fe y de los signos sacramentales. Esto quiere decir que el proyecto de
vida es universal y sin excepción alguna (cf. Jn 5,28-29). El último enemigo
aniquilado será la muerte. El gran enigma que atenaza a los hombres ha sido
absorbido y resuelto en Jesús hombre real resucitado. La vida es más fuerte que
la muerte. El proyecto del Dios de la vida se realiza infaliblemente.
A lo largo de la historia de la
salvación se canta insistentemente el poder, la misericordia, la santidad y la
fidelidad de Dios (que recoge el Magnificat). Ese Dios ha actuado de modo
definitivo en su Hijo a favor de la humanidad cumpliendo su promesa y
resucitando a Jesús de entre los muertos. Al final, el Dios de la vida lo será
todo para todos. Al final, cuando todo le esté sometido, entonces también el
Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será
todo para todos.
Evangelio: (Mateo 25,31-46)
Marco: Junto con el evangelio que
proclamamos el domingo anterior forma parte del así llamado discurso
escatológico. El fragmento que proclamamos hoy, bajo una forma narrativa muy
viva y sugerente, revela lo que sucederá al final de los tiempos. La
perspectiva escatológica y de futuro invade todo el relato. La dramatización
literaria del fin se compone, por tanto, de tres elementos esenciales y consecutivos:
resurrección, juicio, posesión de la gloria para siempre. Y para el encuentro
con el Juez universal, se nos anticipan las preguntas de su interrogatorio. De
una manera plástica se presenta ante el hombre qué debe hacer para ser colocado
a la derecha del Juez, es decir, para poseer y disfrutar con él la gloria: se
le invitó a ser capaz de encontrar al propilo Jesús escondido en todos aquellos
necesitados del amor misericordioso de Dios, móvil principal de la salvación.
Reflexiones
1ª) ¡Se sentará como Juez de todas las
naciones en el trono de su gloria!
Cuando venga en su gloria el Hijo del
Hombre y todos los ángeles con él se sentará en el trono de su gloria. Se trata
de una escenificación apocalíptica* inspirada en Daniel y otros libros
apocalípticos judíos. La dramatización literaria ilumina e ilustra el contenido
real que se esconde en el ropaje literario. La visión de Dios rodeado de
ángeles también corresponde a la comprensión apocalíptica del fin. En el relato
evangélico aludió Jesús en alguna ocasión a esta realidad del trono para juzgar
(Mt 19,28). El autor del Apocalipsis ha llevado esta imagen a su pleno
desarrollo cuando intenta interpretar la realidad de la Jerusalén celeste y
gloriosa (Ap 21 y 22).
Y serán reunidas ante él todas las naciones...
Ya observamos en el comentario de la primera lectura que la reunión de los
dispersos adquirió un sentido de perspectiva futura (escatológica). Es la
escenificación del fin. La reunificación realiza el proyecto de comunión que
Dios quiso para toda la humanidad y que Jesús ofreció en la cruz (Jn 12,31-32).
La escuela joánica entiende que la elevación es un acto único que significa la
elevación en la cruz y en la gloria. Cristo en la cruz y en la gloria es el
centro de comunión y de unidad para todos (Jn 17,21). El juicio es universal.
La derecha y la izquierda tienen un
sentido simbólico en la Escritura: la derecha es siempre signo de bendición, de
poder protector para el bien; la izquierda significa lo negativo, la maldición
o la acción contra los enemigos. Cuando se afirma en el Salmo que Dios tiene su
mano derecha escondida en el pecho y su izquierda no actúa, el orante dice a
Dios que no actúa a favor de su pueblo para defenderlo (derecha) y que no actúa
en contra de sus enemigos como protección de Israel (izquierda).
2ª) ¡Venid benditos de mi Padre, heredad
el Reino!
Venid vosotros, benditos de mi Padre...
La relación de todos aquellos en los que se esconde Jesús, con los que se
identifica Jesús, es un modelo que no excluye otras posibilidades. El lenguaje
es heredado de la predicación profética. Significa que la palabra profética
como el evangelio alcanzan la realidad de la vida humana (Is 1,15-18).
Significa que el reino futuro debe hacerse presente saliendo al encuentro de
todos los hombres que carecen de los bienes que les permitirían ser personas
humanas dignas e hijos de Dios.
En estas preguntas del examen final, por
el que han de pasar todos los hombres para que puedan ser contados entre los
benditos de su Padre, se refleja el realismo del Evangelio y la seriedad con
que Dios asume la situación de tantos millones de hombres vejados en su
dignidad humana. Para entrar en el reino, dice Jesús, hay que pasar por la vida
de sus hermanos: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes
hermanos, conmigo lo hicisteis. No es adecuado ni correcto preguntar por la
procedencia social, religiosa o étnica de los hombres. Con cualquiera, porque
en cualquiera que sufre es necesario manifestar realmente el amor
misericordioso del Padre con signos creíbles. Como lo hizo Jesús que rompió
todas las barreras para ofrecer al hombre otra posibilidad humanizadora y
liberadora: el amor misericordioso de Dios.
Jesús se esconde en cada ser humano necesitado de este amor del Padre. Servir a Jesús escondido en todos ellos sin preguntas previas. Con Jesús es llevada a plenitud la predicación profética que advertía de los excesos contra los pobres. Pienso que es preferible presentar el aspecto positivo del juicio universal: ¡Venid benditos de mi Padre! Es necesario elegir, durante el trayecto de la historia que tiene una inexorable consecuencia final, el servicio y el compromiso con todos aquellos en los que está oculto, pero presente, el propio Jesús. La urgencia y la fuerza de este Evangelio es más necesaria hoy que nunca.
Jesús se esconde en cada ser humano necesitado de este amor del Padre. Servir a Jesús escondido en todos ellos sin preguntas previas. Con Jesús es llevada a plenitud la predicación profética que advertía de los excesos contra los pobres. Pienso que es preferible presentar el aspecto positivo del juicio universal: ¡Venid benditos de mi Padre! Es necesario elegir, durante el trayecto de la historia que tiene una inexorable consecuencia final, el servicio y el compromiso con todos aquellos en los que está oculto, pero presente, el propio Jesús. La urgencia y la fuerza de este Evangelio es más necesaria hoy que nunca.
Hoy debemos hacer visible entre los
hombres esta admirable escenificación del final. Se nos invita a estar un día a
la derecha de Jesús. Hagamos visible el programa del examen final cuando Dios
lo será todo para todos y en todos. (Fr. Gerardo Sánchez Mielgo O.P.)
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