“¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno?”
Como cada domingo estamos ante el altar
para confesar la fe y escuchar la voz, la Palabra de Dios, respondiendo “aquí
estoy, estamos Señor, para hacer tu voluntad”. Aquí estamos para unir nuestro
destino al de tu Hijo, hacernos uno en El, comulgar en su Pascua y alimentados
con su Cuerpo, llevar ese mismo alimento al mundo.
DIOS
NOS HABLA. ESCUCHAMOS SU PALABRA.
I
LECTURA
¿Quién
será ese “misterioso” profeta que Dios promete a Moisés? Dos posibles
respuestas, entre tantas: Jesús, por supuesto, es la primera respuesta que
emerge de nuestra fe. ¿Puede haber algo más? Quizá sí. Quizá, si lo aceptamos, cada
uno de nosotros pueda ser también ese profeta prometido, en quien Dios pone sus
palabras para hablar a su pueblo.
Lectura
del libro del Deuteronomio 18, 15-20
Moisés dijo al pueblo: El Señor, tu
Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de
entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán. Esto es precisamente lo que
pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste:
“No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran
fuego, porque de lo contrario moriré”. Entonces el Señor me dijo: “Lo que
acaban de decir está muy bien. Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta
semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le
ordene. Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi
nombre, yo mismo le pediré cuenta. Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi
Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de
otros dioses, ese profeta morirá”.
Palabra de Dios.
Salmo
94, 1-2. 6-9
R.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor.
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor! R.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, Y
nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: “No
endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras”. R.
II
LECTURA
No
podemos leer estas líneas fuera de contexto. Si bien aquí san Pablo considera
que el mejor estado es la soltería, hay que mirar todo el capítulo para
entender que el estado de vida es una opción, y que es circunstancial, porque
de todos modos se puede encontrar a Dios y responder fielmente a la misión que
él nos encomienda. Por eso, siempre que la opción que se haga no intervenga con
el objetivo del servicio a la comunidad, la vida de pareja nunca quedará fuera,
como tampoco el entregarse totalmente en cuerpo y alma a Dios para el mismo
fin.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 7, 32-35
Hermanos: Yo quiero que ustedes vivan
sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor,
buscando cómo agradar al Señor. En cambio, el que tiene mujer se preocupa de
las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer, y así su corazón
está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de
las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La
mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo
agradar a su marido. Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para
ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y
se entreguen totalmente al Señor.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 4, 16
Aleluya. El pueblo que se hallaba en tinieblas
vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se
levantó una luz. Aleluya.
EVANGELIO
La
autoridad de Jesús sorprende porque no proviene de un título de estudios, como
tampoco de un cargo delegado por una organización religiosa. Proviene de su
comunión con el Padre y de su entrega total. Su vida misma es ya un testimonio
de autoridad.
Ì Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 21-28
Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó
el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de
su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los
escribas. Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu
impuro, que comenzó a gritar; “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has
venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero
Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El espíritu impuro
lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron
asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera
nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le
obedecen!”. Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la
región de Galilea.
Palabra del Señor.
MEDITEMOS LA PALABRA DE DIOS.
Hace unos días escuché en una
predicación a un colega que decía que los demonios conocen sobre Dios más que
todos nosotros juntos. Ellos saben quién es Dios. El relato del evangelio de
hoy es un ejemplo. El demonio no es
ateo, sabe quién es Dios. Entre ellos y
nosotros los seres humanos hay al menos una diferencia; existe una palabra que
ellos nunca pronuncian y nosotros sí podemos pronunciar. Ellos pueden decir de
Jesús que es el Mesías, el Santo de Dios, pero jamás le llaman: “Señor”. Porque
hacerlo conlleva implícitamente aceptar el reinado, el señorío de Dios,
reconocer a Dios como Señor implica aceptar una relación de amistad y confianza entre criatura y
creador.
En el evangelio de Marcos, los demonios
tienen un papel, reconocen a Jesús como Mesías antes de que lo hagan los
apóstoles o muchos discípulos. Es una paradoja típica de Marcos. Al mostrar a
Jesús con poder sobre los espíritus inmundos el evangelista señala la identidad
de Jesús que ha venido a terminar con el dominio de la maldad, a derrotar no
tanto al enemigo de Dios, pues no hay rival para Dios, cuanto al enemigo del
ser humano. Porque para el diablo y los suyos, el ser humano es el ser a
conquistar, dominar, abatir…a través de la mentira, la confusión y la división.
(Diabolos=el que divide).
Jesús aparece como sanador, liberador,
el que devuelve al ser humano la verdad sobre sí mismo y su identidad profunda
como ser vinculado con su creador y Padre Dios. Como cada domingo estamos ante
el altar para confesar la fe y escuchar la voz, la Palabra de Dios,
respondiendo “aquí estoy, estamos Señor, para hacer tu voluntad”. Aquí estamos
para unir nuestro destino al de tu Hijo, hacernos uno en El, comulgar en su
Pascua y alimentados con su Cuerpo, llevar ese mismo alimento al mundo. Un
mundo donde todavía millones no tienen acceso a los alimentos básicos, a las
medicinas, al agua, a la infancia, a la libertad…
En ese escenario global que pasa por la
honestidad de vida de cada uno se desarrolla nuestra misión como discípulos de
Cristo. Dejémonos curar y liberar por
El, redimidos por su Pascua llevemos los frutos de su victoria. Que allá donde
estemos cada día de la semana haya un reflejo de la bondad y misericordia de
Dios, de la fraternidad de Jesús, de la alegría y consolación del Espíritu Santo.
ESTUDIO BÍBLICO
Jesús
enseña con "autoridad" liberadora
Iª Lectura: Deuteronomio (18,15-20): El
anhelo de un “profeta” verdadero
I.1. La primera lectura es un texto de
los llamados “programáticos” en la teología deuteronomista, una teología de
inspiración profética, que habría de dar como fruto una reforma en tiempos del
rey Josías (621 a. C). Porque el libro del Deuteronomio sirvió como apoyo a los
israelitas piadosos, que trasladados a Judá después del 721 a. C., traerían sus
mejores tradiciones religiosas. Estos habrían de influir en algún círculo
profético, que ponía su mente y su corazón en una vida más concorde con la
Alianza que Dios hizo con Moisés en beneficio del pueblo. Aunque ahora ciertas
cosas nos parezcan tradicionales, en aquél entonces eran verdaderamente
renovadoras frente a los círculos del poder religioso, social y político.
I.2. En este texto se nos habla de la
comunicación directa con Dios y de la transmisión de su palabra. En él se
presenta a Moisés como mediador, pero anuncia un profeta definitivo que llevará
a plenitud esa comunicación con Dios. Es un texto que ha venido a ser muy
sugerente y del que se han valido casi siempre los que esperaban mucho más de
la religión del Israel. El “profeta” no está definido y se presenta como
verdadera alternativa al mismo Moisés. No está definido el profeta, porque es
una misión de mucha envergadura. Los cristianos, de una forma muy particular,
lo aplicaron a Jesús. Para muchos autores el texto de la sinagoga de Nazaret de
Lc 4,16ss tiene algo de ello, aunque sea otro texto de Is 61,1-2 el que lo
sustenta realmente.
I.3. Israel siempre suspiró por ese
profeta definitivo, escatológico, pero no supo verlo en el momento adecuado. Es
un texto que debe contemplarse como la gran alternativa a magos, adivinos, vaticinadores,
etc.. El profeta no es ese tipo de hombres, ni desempeña esa función, como
muchas veces se ha interpretado erróneamente. Su sintonía con Dios radica en
saber escuchar sus palabras en lo más profundo de su ser, y de rastrear su
impronta en la historia de los hombres. Es verdad que ha habido profetas
verdaderos y profetas falsos, pero el pueblo ha sabido distinguir perfectamente
entre unos y otros.
II Lectura: I Corintios (7,32-35):
Para dedicarse a las cosas del Señor…
II.1. La segunda lectura es un texto que
continúa con el tema de las preocupaciones de este mundo, como en el domingo
pasado. Le han preguntado a Pablo algunas cosas desde la comunidad de Corinto y
debe responder sobre el particular: ¿qué sentido tiene la virginidad, el no
casarse con respecto al matrimonio? (7,1-40). ¿Qué es lo mejor para un
cristiano o una cristiana? El contexto de lo que significaba el celibato y el
desprecio de la mujer en una ciudad con fama de libertina, como era Corinto, no
se puede obviar a la hora de valorar el conjunto.
II.2. Elegir el celibato con objeto de
estar más libre para las cosas del Señor: predicación, compromiso comunitario…
no debe significar un grado de perfección o un desenfoque desmesurado de la
vida cristiana. Pablo habla desde su experiencia personal: si hubiera estado
casado no podría haber trabajado de la misma manera en la predicación y en la
fundación de comunidades, con desplazamientos e incluso con persecuciones por
el anuncio del Reino… Pero su experiencia personal e intransferible no puede
ser modelo legítimo más que para aquellos o aquellas que quieren dedicarse con
absoluta libertad a esta causa. Fuera de ello, dedicarse al Señor y al Reino en
la vida familiar es posible y necesario, pero no sería legítimo abandonar esas
obligaciones que en el texto se llaman “del mundo” y que debemos entender como
las cosas perentorias de la vida de cada día. Y entre ellas complacer al esposo
o a la esposa y a los hijos
II.3. Sobre este texto se ha hablado
mucho con respecto a la mentalidad ascética de Pablo. Desde luego, no podemos
decir que el apóstol considera la vida célibe como más perfecta que la vida
matrimonial, pero llama la atención sobre el hecho de que los que elijan no
casarse -se está hablando de cristianos/as-, lo hagan con la intención de
dedicar su tiempo y su esfuerzo a la causa del evangelio, ya que las personas
casadas han de atender a las necesidades de la familia; sus preocupaciones por
lo necesario para una familia son más fuertes. La vida no matrimonial deja más
libertad para las obligaciones religiosas. Sin embargo, eso que Pablo escribió
en la perspectiva de una final que se esperaba (es el texto inmediatamente
anterior), cambia radicalmente en nuestro mundo y en la visión actual del
matrimonio y la familia cristiana, porque todos los cristianos, casados o no,
estamos llamados a dedicar nuestra vida a la causa del reino.
Evangelio: Marcos (1,21-28): Las Buenas
noticias de Dios, “desdemonizan”, es decir, liberan.
III.1. El evangelio de Marcos nos
presenta la primera actuación de Jesús después de haber llamado a los
discípulos. Entran en Cafarnaún y después en la sinagoga. Este es un relato que
forma parte de un conjunto teológico, formal y literario, que se conoce como la
“jornada de Cafarnaún (1,21-3,6)”. El evangelio de hoy es digno de
consideración y de reflexión porque casi siempre se ha leído de una forma
neutral o insustancial. Pero esta escena tiene mucho de programa en el
evangelio de Marcos. Cuando en Mc 1,14-15 se anunciaba el tiempo nuevo, es
ahora cuando se va a describir por qué es verdaderamente nuevo y cuál es su
alcance. Los personajes son la “gente” y un “endemoniado”, es decir, los
sencillos y los oprimidos. No tendría sentido que tratemos de identificar la
“patología” de este enfermo, porque yo considero que la “patología”, además de
psicológica, viene a ser espiritual y teológica y, por lo mismo, no menos
humana.
III. 2. Comienza en el día del sábado,
dedicado al descanso para escuchar la palabra de Dios. Varias cosas debemos
retener de esta narración: Jesús es invitado a comentar las Escrituras, y desde
el comienzo, su enseñanza provoca la admiración, con toda seguridad por lo que
dice. La gente le reconoce «autoridad» (exousía), cuando sabemos que Jesús no
se había formado a los pies de un rabino, sino que todo lo sacaba de sí mismo,
desde su experiencia interior. Ello pone de manifiesto que está en sintonía
profética con Dios, y, por lo mismo, que se está cumpliendo lo previsto en el
texto de Dt 18. Debemos entender que aquí la autoridad tiene ese sentido de
fuerza profética que no se puede aprender en escuela alguna ni con ningún
maestro de la ley. Al principio y al final del relato el coro de la gente se
hace testigo de algo nuevo e inaudito. El “exorcismo”, como centro del relato,
es la excusa “histórica” para que la gente respire con la llegada de este
profeta a la sinagoga.
III.3. Le gente intuye que no es un
comentador ramplón de textos de la Ley o de los Profetas, sino un verdadero
creador de buenas noticias, con las que ha de enfrentarse a todas las
situaciones (en cumplimiento de Mc 1,14-15). Es verdad que el texto no nos dice
lo que Jesús hablaba, porque el objetivo en este caso es poner de manifiesto la
“fuerza” liberadora y salvadora de su palabra en aquel personaje misterioso que
se siente provocado por la explicación que Jesús hace de la Escritura. No
sabemos si está comentando un texto de la Torah (de la ley) o de los profetas,
como sucede en la narración de Lucas, en Nazaret (Lc 4,16ss). Pero el espíritu
del relato apunta claramente al mismo tenor de las buenas noticias, por las que
al hombre “enfermo” le aflora lo “endemoniado” que siempre había creído ser,
como le habían enseñado tradicionalmente los “teólogos” y terapeutas de
siempre.
III.4. La mentalidad de la época sobre
el “endemoniado” debe tenerse muy en cuenta a la hora de leer e interpretar
este relato. La palabra profética de Jesús hace que de aquél hombre salgan sus
males, su misma mentalidad demoníaca, que le había provocado la “doctrina”
tradicional y a-teológica de los encargados de la sinagoga. Es muy posible que
algunos interpreten la capacidad de Jesús para enfrentarse como un
psicoterapeuta al enfermo… pero sería demasiado técnico este asunto, Hay un
trasfondo religioso y teológico, que no podemos olvidar. Si era un enfermo,
estaba pagando alguna falta; esa era la tesis tradicional en el judaísmo de la
época. ¿No era eso para endemoniarse? Jesús, pues, rompe barreras; pone de
manifiesto la falsedad de una teología que atribuye a Dios lo que es de los
hombres, de sus mentalidades cerradas y anquilosadas en el pasado y en un Dios
sin corazón. Su interpretación hace de la sinagoga un verdadero ámbito de
libertad, donde se escuchan palabras de vida y no de muerte.
III.5. En este relato tan particular se
enfrentan dos mundos, el del enfermo y endemoniado con su doctrina y su mundo
roto en mil pedazos y el del Jesús, el profeta que, de parte de Dios, anuncia
un tiempo nuevo. Incluso los enfermos se resisten a dejar de ser lo que eran, o
los que los otros querían que fueran. Su venganza es decir quién es Jesús, el
“santo de Dios”, y esto en el evangelio de Marcos es como romper “el secreto
mesiánico” que solamente había de revelarse en el fracaso de la cruz (allí lo
hará un centurión pagano, Mc 15). Pero ya aquí se adelanta algo del triunfo de
Jesús. Al revelar el “endemoniado” quién era Jesús, estaba poniendo de
manifiesto que era capaz de reconocer la mano de Dios, como la gente, donde los
encargados y dirigentes de la “palabra” y de las cosas de Dios solamente se
ocupaban de condenar y de privar de dignidad y libertad a las personas. Este, y
no otro, es el sentido de este relato que, sin duda, tiene cosas históricas de
la praxis de Jesús de Nazaret. Pero lo más importante son sus significaciones,
expresadas simbólicamente y no por ello menos reales, para los que acogen el
mensaje nuevo de Jesús: las buenas noticias de parte de Dios, liberan psíquica
y espiritualmente. (Fray Miguel de Burgos Núñez, O. P.).
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