domingo, 20 de octubre de 2013

DOMINGO 29° DEL TIEMPO ORDINARIO


“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.

En este último tramo del año litúrgico los textos tomados del Evangelio de San Lucas nos proponen recomendaciones de Jesús a sus discípulos, a los que quisieran escucharle, a la primitiva iglesia y a todos aquellos que quieran dar sentido pleno a sus vidas en medio de las torpezas que nos toca vivir; para poder “deshacer lo que nos parece lógico y moderno aun cuando nos esté causando tanto malestar…”

La primera lectura tal vez nos lleve a pensar que el mal, en este caso las guerras, existen desde siempre y que nuestra confianza en Dios está condicionada a si nos resuelve el problema, lo cual mata y destruye el misterio de la fe. San Pablo le instruye a Timoteo sobre lo que es ser apóstol de Jesucristo; nuevamente la fe es la clave. San Lucas recoge la enseñanza de Jesús médico, no acusador: denuncia la justicia cómoda, anuncia la justicia misericordiosa y deja en el aire la pregunta definitiva ¿encontrará fe cuando vuelva?...

Nuestra celebración de este domingo XXIX es hacia la oración perseverante, con una gran confianza en el Dios que nos ama y que tiene las claves para la solución de los problemas por graves que sean; en este caso frente a la justicia disfrazada e inútil.

El DUM coincide con este domingo XXIX. Es una buena oportunidad para celebrar/actualizar el “envío” de la iglesia en el nombre de Jesús a los creyentes para ser sus testigos en medio de tanto mal como existe en el mundo y a los no creyentes para anunciarles un nuevo sentido para sus vidas.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 17, 8-13

Los amalecitas atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: "Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios". Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec. Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 120, 1-8

R. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.

Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda? La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.

Él no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardián no duerme! No, no duerme ni dormita el guardián de Israel. R.

El Señor es tu guardián, es la sombra protectora a tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche. R.

El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida. Él te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3, 14 - 4, 2

Querido hijo: Permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido. Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien. Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.
Palabra de Dios.
EVANGELIO

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 1-8

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: "En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'". Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?

La primera observación está en una mirada a las situaciones del dominio de los poderosos sobre los pobres y sus consecuencias.

En el contexto en que San Lucas sitúa la parábola del juez y la viuda podemos descubrir una intencionalidad hacia algo que estaba sucediendo cuando la propuso Jesús: pobreza, exclusión, marginación, aún entre los “ciudadanos” del pueblo de Israel; Jesús predicó ampliamente contra esta situación, desde “Bienaventurados los pobres…” hasta las múltiples curaciones a cojos, paralíticos, leprosos, ciegos, hambrientos y pecadores; incluso predicó a los que no querían entenderle y que terminaron por pedir su crucifixión. Igualmente en la época de las primeras comunidades, que nacieron entre las gentes pobres y fueron ferozmente perseguidas, encarceladas y martirizadas, el texto enfatiza la esperanza en la venida de Jesús, insiste en la oración perseverante y centra como valor supremo la fe. Ahora se nos propone a nuestra iglesia para interpretar y encontrar solución a los problemas de nuestro tiempo desde la fe en el mensaje evangélico. El pecado social es más fuerte que nunca: miles y millones que reclaman justicia, se proponen revoluciones, ideologías, manifestaciones de indignación, pero siguen existiendo guerras, violencias y, sobretodo, hambre, enfermedad, marginación… incluso por la desesperación ni se acierta a levantar los ojos a Dios arrancándole de los corazones.

La celebración del DUM hará concreta cada uno de estas lacras de nuestro siglo.

La propuesta cristiana desde la fe será que Dios hará justicia a los pobres; no se dedicará a perseguir a los poderosos (su misma obcecación les llevará al fracaso), sí a denunciar las injusticias y a advertir que un camino sin esperanza se hunde por sí mismo (“construir en arena…”); por otra parte nunca faltarán hombres y mujeres de buena voluntad, testigos de Jesús, en el consuelo y la misericordia… (los misioneros (as) y toda persona de buena voluntad).

Dios ha colocado en el centro de la historia a su propio Hijo, crucificado y resucitado, para dar un nuevo giro de luz y esperanza a la humanidad. El sufrimiento de los humildes que clama a Dios se une al sufrimiento de Jesús y entonces se manifiesta como fuerza transformadora. Cuando la prueba es intensa y larga lógicamente viene el cansancio camino de la derrota. La fuerza resucitadora es la fe, como fuerza del Espíritu para que sea perseverante, en el sufrimiento y en la llamada a la conversión.

Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

El problema fundamental ante las situaciones difíciles (también en las fáciles se pierde el norte) está en mirar para otro lado ante las enseñanzas de Jesús y su Cruz; hemos perdido algo fundamental, ya se oye decir que son los valores, especialmente del saber compartir, de la solidaridad, de ser productivos, de la cultura y de la religión. Épocas, llamadas de progreso, hicieron perder toda perspectiva de desarrollo integral humano. Por eso Jesús pregunta si “cuando Él vuelva encontrará fe en la tierra”. La misión del cristiano se hace concreta en dinamizar todo su potencial cimentado en la fe trascendente: - animarse y animar a seguir el camino de Jesús; - superar enfrentamientos y divisiones; - superar el sufrimiento hasta donde se pueda; - que la riqueza y el poder sean participables; - que el plan divino de salvación sea expuesto desde la pedagogía de Jesús médico… Fe que ilumine todo un proyecto salvador y que implante la justicia divina en favor de las súplicas de los urgidos y necesitados y que destierre esas otras “justicias cansinas” que lo único que hacen es prolongar el sufrimiento y la desesperación de los mismos.

Tareas a realizar:

- orar sin desfallecer;
- a la luz de la fe analizar comportamientos;
- presentar ante Dios el sufrimiento de los pobres e indefensos;
- Sensibilizar que Dios ya hizo su tarea, pero no es mago, nosotros debemos hacer la nuestra siguiendo muy de cerca al Señor.

DOMINGO UNIVERSAL DE LAS MISIONES - DUM 2013

El Papa Francisco en su mensaje (del 19 de Mayo de 2013) nos recuerda en primer lugar que esta Jornada Mundial de las Misiones coincide con la clausura del Año de la Fe. Después nos dice que “la fe es un don precioso de Dios, el cual abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar”. Recordando las palabras de Benedicto XVI añade: “El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial”. Refiriéndose al Año de la Fe nos dice que es una buena oportunidad para que la iglesia “reciba una conciencia renovada de su presencia en el mundo contemporáneo, de su misión entre los pueblos y las naciones”, y añade: “los ‘límites’ de la fe no sólo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y de cada mujer”. No podían faltar las referencias a las dificultades con que tropieza la obra evangelizadora: el primer ímpetu puede decaer, la oferta evangélica que en sí misma es un homenaje a la libertad puede necesitar tiempo para su desarrollo y la impaciencia puede llevar a la imposición, es igualmente exigente que al anuncio siga el testimonio, que se haga en la iglesia y desde la iglesia lo cual llevará al evangelizador a la seguridad de que no está sólo y que como miembro del Cuerpo de Cristo estará asistido por Espíritu Santo. Otra referencia del Papa Francisco es a la situación especial que se vive en nuestro mundo a causa de “la movilidad general y la facilidad de los medios de comunicación”: las personas entran en un anonimato y en un ocultamiento de su cultura y creencias, al influjo de modos personalistas de la fe, a la carencia de recursos (pobreza, marginación, inseguridad…) y de toda ilusión; por eso es urgente llevar el Evangelio como anuncio de esperanza, reconciliación comunión y anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación….

Termina el Mensaje animando a toda la iglesia a ser portadores de la Buena Noticia de Cristo, agradeciendo a todos los misioneros (as) de la iglesia su generosa labor y recordando las palabras de Jesús: “Id, pues, y haced discípulos míos de todas las naciones”. Este agradecimiento lo refiere el Papa Francisco especialmente a los cristianos que tienen que afrontar situaciones difíciles para confesar su fe y para predicarla, amenazados por persecuciones y hasta el martirio; en el nombre de Jesucristo les dice: “Confíen, yo he vencido al mundo”. (Hasta aquí un síntesis que no suple la lectura del original).



ESTUDIO BÍBLICO

La perseverancia en la oración mantiene la fe en el mundo

Iª Lectura: Éxodo (17,8-13): la victoria no está en las armas, sino en Dios

I.1. Esta lectura puede resultar demasiado extraña para los tiempos que vivimos. La historia, en este caso, salta por los aires en cuanto que la victoria del pueblo en el desierto, contra las tribus beduinas de los amalequitas, depende de un gesto casi mágico en que el caudillo Moisés levantaba su brazo bendiciendo sus tropas para que la consigan. Sabemos que Dios no entregó la tierra prometida a Israel de esa manera, sería absurdo. Pero las leyendas y los mitos se fundamentan en algo extraño o extraordinario que sucede de vez en cuando. Israel no hace simplemente historia, sino historia sagrada, y en ésta el protagonista principal es Dios.

I.2. Nuestra visión, pues, de estos acontecimientos no debe ser fundamentalista, como puede dar a entender el texto de la Escritura. Lo que se quiere resaltar es que los objetivos del pueblo de la Alianza no se consiguen con la fuerza, las armas y la guerra. Aquí sí que deberíamos escuchar la Escritura con reverencia. A veces la victoria y la salida de lo imposible dependen de valores de confianza en el bien y en Dios. Es verdad que se trata de un texto a purificar en lo que se refiere a la unión entre religión y guerra; pero también es verdad que es una tradición en la que se pone de manifiesto que si el pueblo no hubiera contado con Dios, en su paso por el desierto, nunca habría llegado a la tierra prometida.

IIª Lectura: IIª Timoteo (3,14-4,2): El Espíritu inspira nuestra vida

II.1. Este es un texto bien explícito que muestra una de las afirmaciones más importantes en lo que se refiere a la Sagrada Escritura. Es un texto clásico que siempre se ha tenido en cuenta para hablar de la "inspiración divina" de la Biblia, de las Escrituras. Esto es verdad, tanto para los judíos como para los cristianos. Pero volviendo sobre el fundamentalismo, esa inspiración no se entiende como si Dios o el Espíritu hubieran “dictado” el texto. Se trata del resultado de unas experiencias religiosas, personales o comunitarias, que se han plasmado en la Biblia. Conviene que tengamos una idea lógica y moderna de la inspiración, sin negar algo fundamental: la inspiración de Dios se hace en la vida y en la historia de los hombres o de las comunidades y ellos las plasman en su texto. Ahí es donde Dios, por el Espíritu, actúa. No en pergaminos o pellejos muertos, aunque esos libros merecen respeto.

II.2. Esas experiencias de inspiración divina se han vivido en la historia del pueblo de Israel y de las comunidades cristianas primitivas. El autor de la carta a Timoteo (que según la tradición es Pablo, aunque hoy ya no hay ninguna razón para unir inspiración y autenticidad de un texto) exhorta para que al leer las Escrituras se vea en ellas la mano de Dios con objeto de exhortar, educar y conducir a la salvación que nos ha manifestado Jesucristo. Esta exhortación de la epístola de hoy es una llamada para que todos los predicadores, catequistas y educadores cristianos tengan como base de su acción y compromiso la Sagrada Escritura.

Evangelio: Lucas (18,1-8): Dios sí escucha a los desvalidos

III.1. El evangelio de Lucas sigue mostrando su sensibilidad con los problemas de los pobres y los sencillos. En el Antiguo Testamento, las historias entre jueces y viudas, especialmente en los planteamientos de los profetas, se multiplican incesantemente. Son bien conocidos los jueces injustos y las viudas desvalidas (Am 5,7.10-13; Is 1,23; 5,7-23; Jer 5,28; Is 1,17; Jer 22,3). El mismo Lucas es el evangelista que más se ha permitido hablar de mujeres viudas en su evangelio (Lc 2,36-38;4,25-26;7,11-17;20,47; 21,1-4). En lo que se refiere a la parábola que nos propone, no hay por qué pensar que se tratara de una viuda vieja. Eran muchas las que se quedaban solas en edad muy joven. Su futuro, pues, lo debían resolver luchando. Si a ello añadimos que la mujer no tenía posibilidades en aquella sociedad judía, entenderemos mejor los propósitos de Lucas, que es el evangelista que mejor ha plasmado el papel de la mujer en la vida de la comunidad cristiana primitiva y de la misma sociedad.

III.2. Nos podemos preguntar: ¿quién es más importante aquí, el juez o la viuda? Por una parte la mujer que no se atemoriza e insiste para que se le haga justicia. Pero también es verdad que este juez, a diferencia de los que se presentan en el Antiguo Testamento, llega a convencerse que esta mujer, con su insistencia, puede llegar a hacerle la vida muy incómoda o casi imposible. Lo hace desde sus armas: su palabra y su constancia o perseverancia; no usa métodos violentos, pero sí convicción de que tiene derechos a los que no puede renunciar. Por eso al final, sin convencimiento personal, el juez decide hacerle justicia. La comparación es más o menos como en la parábola del amigo inoportuno de medianoche (Lc 11, 5-8): la perseverancia puede conseguir lo que parece imposible. Pero si eso lo hacen los hombres injustos, como el juez, ¿qué no hará Dios, el más justo de todos los seres, cuando se pide con perseverancia? Es esa perseverancia lo que mantiene la fe en este mundo hasta que sea consumada la historia.

III.3. Lo que busca la parábola, pues, es comparar al juez con Dios. El juez, en este caso, no representa simbólicamente a Dios, sería absurdo. Pero es de Dios de quien se quiere hablar como co-protagonista con la viuda. Indirectamente se hace una crítica de los que tienen en sus manos las leyes y las ponen al amparo de los poderosos e insaciables. De esto sabe mucho la historia. Dios, a diferencia del juez, es más padre que otra cosa; no tiene oficio de juez, ni ha estudiado una carrera, ni tiene unas leyes que cumplir a rajatabla. Dios es juez, si queremos, de nombre, pero es padre y tiene corazón. De esa manera se entiende que reaccionará de otra forma, más sensible a la actitud de confianza y perseverancia de los que le piden, y especialmente de los que han sido desposeídos de su dignidad, de su verdad y de su felicidad.

III.4. ¿Tiene que ver algo en este texto el tema de la plegaria, de la oración perseverante? Todo depende del tipo de lectura que se haga y habrá variantes de ello. La verdad es que no podemos reducir el texto y la parábola a una cuestión reivindicativa de justicia. El final del texto es sintomático: “Dios hará prontamente justicia a los que le piden” (v.8). Dios no dilatará el concedernos lo que le pedimos, Dios sí tendrá el corazón abierto a ello. Es una parábola para inculcar la “confianza” en Dios más que en los hombres y sus leyes. ¿Se puede ir por el mundo con esa confianza en Dios? ¡Claro que sí! La respuesta debemos ofrecerla desde nuestra experiencia personal, desde nuestra experiencia cristiana. Y tendrá pleno sentido esta acción de Dios frente a muchas situaciones que debemos vivir en la más íntimo, sabiendo que mientras otros nos despojan de nuestra justicia, de nuestra dignidad y de nuestros derechos, Dios está con nosotros. A muchos es posible que no les valga esta experiencia personal en la que Dios “nos hace justicia”, pero en otros muchos casos será una victoria interior y dinámica de la verdad que buscamos.



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