domingo, 5 de noviembre de 2017

DOMINGO 31º DEL TIEMPO ORDINARIO


“Uno solo es su Maestro, y todos ustedes son hermanos”

Recientemente, el papa Francisco ha visitado a los dominicos en Bolonia. Ha orado ante la tumba de Domingo de Guzmán y ha dejado un mensaje a los hermanos. En él les explica que ha orado al santo por la Orden pidiendo: “la gracia de la fidelidad a la herencia recibida”. La herencia recibida de la Predicación del evangelio, palabra profética, es a la que intentamos ser fieles desde este espacio.

Las lecturas de este domingo nos invitan a vivir desde la experiencia de la pobreza y la humildad, como hijos e hijas de Dios que somos: su cercanía a nuestras vidas nos muestra, en un espejo, un modelo de comportamiento con quienes nos rodean, más lejos y más cerca porque, al fin y al cabo, todos y todas somos hijos e hijas del mismo Dios.

DIOS NOS HABLA. ESCUCHAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

Los profetas fueron contundentes en la denuncia de la hipocresía religiosa. En este caso, las palabras van dirigidas tanto a los fieles como a los sacerdotes. A estos últimos se los denuncia porque su conducta, al no ser ejemplar, termina provocando que también otros caigan en el pecado. Todos son exhortados a vivir en fidelidad a la Alianza.

Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14--2, 2. 8-10

Yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones. ¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes! Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, yo enviaré sobre ustedes la maldición. Ustedes se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los ejércitos. Por eso yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley. ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de nuestros padres?
Palabra de Dios.

Salmo 130, 1-3

R. Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.

Mi corazón no se ha enorgullecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas. R.

No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. R.

Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre. R.

II LECTURA

Todos los desvelos y la dedicación del Apóstol tienen un objetivo: que la palabra de Dios llegue al corazón y transforme con gozo y paz la vida de los creyentes. Así lo han hecho san Pablo y muchos otros misioneros entregándose con generosidad a la evangelización.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica  1, 5; 2, 7-9. 13

Hermanos: Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Fuimos tan condescendientes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos. Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.
Palabra de Dios.

ALELUYA        Mt 23, 9. 10

Aleluya. Ustedes no tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un doctor, que es el Mesías. Aleluya.

EVANGELIO

Jesús, como profeta, denuncia a los dirigentes religiosos que no son coherentes con lo que predican. Y advierte a todo el pueblo para que no se deje engañar. Estas palabras nos llevan a buscar discernimiento para reconocer a los verdaderos ministros del evangelio y para no endiosar a nadie, por más importante que sea su cargo en la comunidad.

Ì  Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla, será elevado.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.

Señor, mi corazón no es ambicioso, / ni mis ojos altaneros; / no pretendo grandezas / que superan mi capacidad. Sino que acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor / ahora y por siempre.

Este texto del Salmo 130 que proclamamos este domingo 31 del tiempo ordinario nos sirve para encabezar la propuesta de estas pautas, porque creemos que poco más se puede sugerir a las y los creyentes desde el ambón esta semana. Poco más importante que invitar a orar de corazón y a hacer vida lo que proclama el Salmo: “No pretendo grandezas que superan mi capacidad. Sino que acallo y modero mis deseos como un niño en brazos de su madre”.

Sus palabras nos proponen asumir con realismo y humildad la realidad de nuestras propias vidas, sentir que somos vulnerables y que estamos necesitados –de la cercanía de Dios, Padre y Madre; de la ayuda de los demás– para poder vivir. La metáfora nos es sencilla de reconocer. Todos nos hemos sentido débiles alguna vez y hemos visto a bebés recién nacidos recibir los cuidados imprescindibles por parte de su madre. Y a poco que nos detengamos a observar nuestra propia vida encontraremos ocasiones en que realmente nos hemos experimentado impotentes y pequeños ante una realidad que nos desbordaba.

Y también nos recuerda: “Espere Israel en el Señor ahora y por siempre”. Somos pequeños y debilitados pero nuestro Padre-Madre es el todo bondad y el todo misericordia dispuesto a y acogernos siempre como al “niño en brazos de su madre”.

El mismo Padre se hace presente en la primera lectura, en el libro de Malaquías. El autor dice: “¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de nuestros padres?". En estos tiempos de desigualdad y pobreza extrema que viven tantos hombres y mujeres, niños y niñas en el mundo, recordar que somos todos hijos e hijas del mismo Padre es una voz profética y hasta contracultural. La Palabra de Dios lo es y así estamos llamadas a predicarla las personas creyentes.

La imagen de la madre vuelve a aparecer en las lecturas de este día, esta vez en la carta a la comunidad de Tesalónica. En ella, Pablo se muestra como esa madre que cuida de sus hijos y les dice cariñoso: “Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor”. Parece que este sea el camino que nos muestra la liturgia y que continua con la que veíamos el domingo pasado. Una vez que experimentamos a Dios como Padre y Madre nuestro, no tenemos otra tarea que vivir de cara a nuestros hermanos y hermanas de esa misma forma. Y como una madre y un padre dan lo mejor de sus propias vidas a sus hijos e hijas, así estamos llamados a comportarnos con quienes nos rodean. Entregando no solo la Palabra, el evangelio que hemos recibido, sino nuestras propias personas.

Porque en el otro lado de la vida están quienes actúan como los fariseos y los escribas que “lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros” y encima “todo lo que hacen es para que los vea la gente”. Y no es así como Jesús nos quiere en el mundo. Por el contrario, nos invita a actuar como él mismo hizo, en aquella noche santa que recordamos cada día en la eucaristía y nos dice: “El primero entre vosotros será vuestro servidor”.

Y de camino, nos recuerda también algo que hemos recordado en algunas otras ocasiones: “no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo”. ¿Por qué la literalidad de la Palabra de Dios no se hace real también para recoger órdenes tan claras de como esta? Todos y todas somos hermanos, nadie en la tierra puede ser llamado maestro, ni padre, ni consejero, porque solo el Padre del cielo y Cristo son nuestro Padre y nuestro consejero.

ESTUDIO BÍBLICO.

I Lectura: Malaquías (1,14b-2,2): Condena de la "religión" sin sentido

I.1. Malaquías, de donde se toma la Iª Lectura de hoy (1,14b-2,2), es más un libro de oráculos que un profeta, ya que la personalidad que subyace en el texto del último de los profetas nos muestra una dimensión difuminada de la actividad profética; de un tiempo mucho más tardío (480/460 a. C), aunque antes de la reforma de Esdras y Nehemías, tras lo que se hará callar a los profetas para siempre hasta el momento del Nuevo Testamento.

I.2. Pero, no pensemos que este oráculo contra los sacerdotes, contra la hierocracia que se está imponiendo en Jerusalén resulta extraño. Ésta fue la lucha de los verdaderos profetas clásicos, como Amós, como Isaías y Jeremías que eran mal vistos por la clase institucional. No hay duda que los profetas, sean más estilistas o menos, más o menos profundos, siempre han tenido palabras contra la religión de muerte; porque hay religión de vida y religión de muerte y se debe saber elegir.

II Lectura: Iª Tesalonicenses (2,7b-9.13): La Palabra de Dios es eficaz

II.1. Este lectura espiga algunos versos del c. 2 de esta primera carta de Pablo, con objeto de poner de manifiesto aspectos que el apóstol siente y que evocan la evangelización de la comunidad, su amor como padre-madre de la misma. En ese sentido, pues, no solamente estaba dispuesto a entregarles el evangelio, sino su vida si hubiera sido necesario. Incluso llega a darnos un dato curioso de la vida de Pablo: él trabaja con sus manos y evangeliza para no ser gravoso a la comunidad, aunque en otro momento piensa que el apóstol tendría derecho a dedicarse solamente a la evangelización.

II.2. El v. 13, el más teológico en todos los sentidos, hace una afirmación sobre la Palabra de Dios llena de contenido. Es una de esas afirmaciones teológicas sobre la eficacia de la "palabra de Dios", si ésta se entiende como palabra de vida, de luz, de revelación; en definitiva, como palabra profética. Porque Dios habla en la historia por medio de signos y de los hombres en los que ha puesto "su imagen". Dios no puede hablar de otra manera si esto lo entendemos en un verdadero sentido bíblico. Y es que esta palabra, cuando los profesionales: sacerdotes, teólogos, evangelistas, catequistas no la manipulan, es eficaz, justamente para trasmitir vida, luz y esperanza. Y es una palabra que puede llegar a cada uno y vivirla.



Evangelio: Mateo (23,1-12): La comunidad cristiana, como experiencia de libertad

III.1. El evangelio de hoy refleja claramente las actitudes de Jesús con los dirigentes que le acusaron y le llevaron al juicio condenatorio. Las controversias que han precedido en Jerusalén han puesto de manifiesto la separación, el abismo diríamos, entre la concepción religiosa de los escribas, sacerdotes y dirigentes y la del profeta de Nazaret. Pero en el caso del evangelio de Mateo, este conjunto que hoy se lee en la liturgia, adquiere, si cabe, tonos más controvertidos que lo que se ha transmitido en Mc 12,38-40 y Lc 20,45-47. Se han ampliado las acusaciones, cuando precisamente el evangelio de Mateo tiene un origen mucho más judío que los otros.

III.2. Está claro, pues, que en el seno de esta comunidad mateana se ha consumado la ruptura entre comunidad cristiana y sinagoga; ya no hay esperanza para rescatar el rabinismo de la opción por Jesús, por su evangelio y por la religión que había defendido con su vida, como se había pretendido en los orígenes de este grupo cristiano de Mateo. Es verdad que este en un tema complejo desde el punto de vista histórico sobre las relaciones entre judaísmo y cristianismo que todavía exige investigaciones más concretas y determinantes. En todo caso, el evangelista también tiene en cuenta a su comunidad, o a algunos de esa comunidad que vuelven a caer en el error del "judaísmo" al poner pesadas cargas sobre las conciencias de los otros, mientras ellos no mueven un dedo. Esto es muy probable y siempre ha sucedido en las instituciones humanas y religiosas.

III.3. En la historia de la Iglesia, en la lucha por la libertad, por otra parte, podíamos sentir esta misma acusación, ya que el comportamiento y el formalismo con que a veces vivimos y actuamos no deja lugar a la inspiración profética, a la religión carismática, a la acción del Espíritu. Esta es la lección más clara del evangelio de este día. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la Iglesia no se fundamenta, en su esencia, exclusivamente en una estructura jurídica como algunos pretenden. Más importante que esto último le pertenece al pueblo de Dios ser una comunidad carismática: es decir, aquella que es conducida primera y principalmente por el Espíritu de Dios y de Jesucristo. Eso no implica que se pueda desconocer el papel que el "Magisterio" tiene como servicio de este proyecto espiritual; el v. 11 de nuestro texto lo deja bien claro: «el mayor entre vosotros será vuestro servidor». De esa manera, pues, todos los cristianos, cada uno en particular, en la Iglesia, en razón de su libertad personal que nunca se puede perder, están llamados a contribuir a la edificación del Pueblo de Dios, de la comunidad de salvación, según la llamada que reciba del Espíritu.


III.4. Jesús le ha dejado a los suyos, no un mensaje jurídico, sino la buena noticia del evangelio de la salvación. La interpretación del mismo en las nuevas situaciones de la vida y de la historia no puede hacerse como los "escribas y fariseos" que cerraron a cal y canto el acceso al mensaje de los profetas. Jesús se juega su vida precisamente contra esta situación. Esto es históricamente cierto. Es verdad que en el texto del evangelio de hoy se refleja la disputa concreta de la comunidad de Mateo con el judaísmo oficial que le lleva a una ruptura definitiva. Pero la comunidad cristiana debe estar vigilante para que en la "cátedra del evangelio" estén lo que "sirven" a la libertad del Espíritu y de la salvación de Dios y no vuelva a ser la "cátedra de Moisés" que, sin duda, ha sido superada por el evangelio de Jesucristo. (Fray Miguel de Burgos Núñez, O. P.). 

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