domingo, 7 de julio de 2013

DOMINGO 14° DEL TIEMPO ORDINARIO



“los envió de dos en dos… en todas las ciudades”

Las lecturas del 14º domingo del Tiempo Ordinario expresan la tensión entre la cercanía del Reino de Dios y la labor del seguidor de Cristo. Este Reino es una realidad consumada en Jesucristo, pero al mismo tiempo es una promesa a consumarse. Dios nos asocia a su obra salvífica y nos constituye como sujetos portadores de su promesa y presencia en el mundo. El evangelio de Lucas da mucha importancia a la predicación a todas las gentes y, en el fragmento de este domingo, presenta a Jesús explicando cómo debe hacerse.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Reemplacemos "Jerusalén" por el nombre de nuestro barrio o nuestra ciudad y, con el profeta, anunciemos la paz y seamos constructores de esta. En la misa, al saludarnos mutuamente con el beso de la paz, dejemos correr al Espíritu Santo para que derrame su don en forma abundante.

Lectura del libro de Isaías 66, 10-14

¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos! Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación.
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 65, 1-3a. 4-7a. 16. 20

R. ¡Aclame al Señor toda la tierra!

¡Aclame al Señor toda la tierra! ¡Canten la gloria de su Nombre! Tribútenle una alabanza gloriosa, digan al Señor: "¡Qué admirables son tus obras!". R.

Toda la tierra se postra ante ti, y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las cosas admirables que hizo por los hombres. R.

Él convirtió el mar en tierra firme, a pie atravesaron el Río. Por eso, alegrémonos en él, que gobierna eternamente con su fuerza. R.

Los que temen al Señor, vengan a escuchar, yo les contaré lo que hizo por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni apartó de mí su misericordia. R.

SEGUNDA LECTURA

A lo largo de la carta, Pablo polemiza sobre la vigencia de las prácticas religiosas antiguas. En el final de este escrito, sentencia que nada de eso es determinante en la vida de fe, porque somos criaturas nuevas. Así, como criaturas de Dios, salidos de sus manos e infundidos por su amor, vivamos en paz.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia 6, 14-18

Hermanos: Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios. Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús. Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Jesús nos envía en una hermosa misión: anunciar que el Reino de Dios está cerca. El Reino trae todo aquello que los hombres y mujeres de bien anhelamos: salud, bienestar, paz, comunión. Por eso los setenta y dos discípulos vuelven alegres de la misión; porque cuando se anuncia el Reino, el amor de Dios llega a los corazones y el mal es vencido. Y éste es el anuncio que tanta gente está esperando.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 1-12. 17-20

El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes". Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: "¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca". Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad". Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

El Reino de Dios: profecía y promesa

En el final del libro de Isaías, culmen del libro de la consolación, la Jerusalén celestial, que resplandece por la gloria de Dios, será el lugar de la morada definitiva de la humanidad. Dios promete consolarla en su presencia como una madre a sus hijos, pero sobre todo promete la paz, como don escatológico de reconciliación de la humanidad con Dios, consigo misma y con todo lo creado.

Asociados a la obra de salvación

Como cristianos, reconocemos que en Jesús se hace presente el Reino de Dios, pero al mismo tiempo sabemos que su consumación está en proceso. La invitación de Dios a la plenitud de su gloria incluye primero la invitación a colaborar en su plan salvador: Dios nos hace sujetos portadores de su presencia y de su promesa. En la carta a los Gálatas, Pablo reconoce que su vida misma es expresión de la salvación ofrecida por Cristo: “llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús”. Ser discípulo es también ser apóstol (enviado).

 Simbolismo del Evangelio

El evangelio narrado por Lucas nos habla del apostolado cristiano: la misión es la predicación. La misión de los setenta y dos discípulos es un universo simbólico de la misión cristiana. La cifra 72, que se opone a los 12, hace referencia a que el mensaje de salvación traspasa las fronteras de las tribus de Israel. Debe ser llevado a todas la gentes de dos en dos, es decir, de manera dialogada, compartida y tendente a la comunión. No es un envío para imponer una doctrina, sino para compartir lo que en Cristo se vive. Por esto, Jesús les envía por delante, para que al ser sus testigos él se haga presente. La predicación del Reino utiliza de plataforma toda la realidad humana y su eficacia está en la sencillez de la vida compartida.

Contexto de la predicación

Lucas, además de presentar cómo es la misión del cristiano, explicita los elementos a tener en cuenta: la oración es indispensable para el diálogo con el que envía, hay mucha necesidad de Dios (la mies es abundante) y hay pocos que hacen del Reino su proyecto, muchas veces el mensaje no será acogido, habrá muchas dificultades (como corderos en medio de lobos), es menester no precisar seguridades (bolsa, alforja, sandalias) ni distraerse en el camino (no saludéis a nadie), la eficacia dependerá de la cercanía y la convivencia (permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan), la paz constatará la acogida de la palabra de Dios (de la que el enviado es portador), y la alegría del enviado es fruto de ya estar gozando de la cercanía el Reino, realidad que le impulsa a compartirlo con todas las gentes, siendo el compartir su anuncio.



ESTUDIO BÍBLICO

La alegría de la misión evangelizadora

Iª Lectura: Isaías (66,10-14): Una Jerusalén nueva

I.1. La primera lectura del libro de Isaías nos habla de una restauración de Jerusalén, después del luto  que implica un designio de catástrofe y de muerte. Dios mismo, bajo la fuerza de Jerusalén como madre que da a luz un pueblo nuevo, se compromete a traer la paz, la justicia y, especialmente el amor, como la forma de engendrar ese pueblo nuevo. Toda la alegría de un parto se encadena en una serie de afirmaciones teológicas sobre la ciudad de Jerusalén. Desde ella hablará Dios, desde ella se podrá experimentar la misma “maternidad de Dios” con sus hijos. Porque Dios, lo que quiere, lo que busca, es la felicidad de sus hijos.

I.2. Pero esa Jerusalén no existe, hay que crearla en todas partes, allí donde cada comunidad sea capaz de sentir la acción liberadora del proyecto divino. El profeta desconocido para nosotros (la lectura de hoy pertenece al tercer Isaías, alguien de la escuela que dejó el gran profeta y maestro del siglo VIII), siente lo más íntimo de Dios y así quiere animar a la comunidad post-exílica para crear una Jerusalén nueva.

IIª Lectura: Gálatas (6,14-18): La fuerza de la cruz

II.1. La segunda lectura viene a ser el colofón a la carta más polémica de San Pablo. Una polémica que se hace en nombre de la cruz de Cristo, por la que hemos ganado la libertad cristiana, como se ponía de manifiesto el domingo pasado. Pablo se despacha ahora, con su propia mano, para firmar la carta con una verdadera “periautología”, una confidencia personal de su vida, de su amor por Cristo y por lo que le ha llevado a ser apóstol de los paganos. La cruz, aquello que antes de su conversión era una vergüenza, como para cualquier judío, se convierte en el signo de identidad del verdadero mensaje cristiano. Los cristianos debemos “gloriarnos” en esa cruz, que no es la cruz del “sacrificio” sin sentido, sino el patíbulo del amor consumado. Allí es donde los hombres de este mundo han condenado al Señor, y allí se revela más que en ninguna otra cosa ese amor de Dios y de Jesús.

II.2. Por eso Pablo no puede permitir que se oculte o se disimule la cruz del evangelio. Es más, la cruz se hace evangelio, se hace buena noticia, se hace agradable noticia, porque en ella triunfa el amor sobre el odio, la libertad sobre las esclavitudes de la Ley y de los intereses del este mundo; en ella reina la armonía del amor que todo lo entrega, que todo lo tolera, que todo lo excusa, que todo lo pasa. Pablo, pues, habla desde lo que significa la cruz como fuerza de amor y de perdón. Aquí se marca el punto álgido que acredita la verdadera identidad cristiana. El que vive de la Ley, en el fondo, se encuentra solo consigo mismo; el que vive en el ámbito del evangelio, deja de estar solo  para vivir "con Cristo" o "Cristo en mí". Y ¿quién es Cristo? Pablo lo revela al principio de la carta: "el que se entregó a sí mismo por nosotros, por nuestros pecados" para darnos la gracia de la salvación.

Evangelio: Lucas (10, 1-12.17-20): La alegría de anunciar el evangelio

III.1. El evangelio (Lucas 10,1ss) es todo un programa simbólico de aquello que les espera a los seguidores de Jesús: ir por pueblos, aldeas y ciudades para anunciar el evangelio. Lucas ha querido adelantar aquí lo que será la misión de la Iglesia. El “viaje” a Jerusalén es el marco adecuado para iniciar a algunos seguidores en esta tarea que Él no podrá llevar a cabo cuando llegue a Jerusalén. El evangelista lo ha interpretado muy bien, recogiendo varias tradiciones sobre la misión  que en los otros evangelistas están dispersas. El número de enviados (70 ó 72) es toda una magnitud incontable, un número que expresa plenitud, porque todos los cristianos están llamados a evangelizar. Se recurre a Num 11,24-30, los setenta ancianos de Israel que ayudan a Moisés con el don del Espíritu; o también a la lista de Gn 10 sobre los pueblos de la tierra. No se debe olvidar que Jesús está atravesando el territorio de los samaritanos, un pueblo que, tan religioso como el judío, no podía ver con buenos ojos a los seguidores de un judío galileo, como era Jesús.

III.2. El conjunto de Lc 19,2-12 es de la fuente Q; sus expresiones, además, lo delatan. Eso significa que las palabras de Jesús sobre los discípulos que han de ir a anunciar el evangelio fueron vividas con radicalidad por profetas itinerantes judeocristianos, antes que Lucas lo enseñase y aplicase a su comunidad helenista. Las dificultades, en todo caso, son las mismas para unos que para otros. El evangelio, buena noticia, no es percibido de la misma manera por todos los hombres, porque es una provocación para los intereses de este mundo. El sentido de estas palabras, con su radicalidad pertinente, se muestra a los mensajeros con el saludo de la paz (Shalom). Y además debe ser desinteresado. No se puede pagar un precio por el anuncio del Reino: ¡sería un escándalo!, aunque los mensajeros deban vivir y subsistir. Y, además, se obligan a arrostrar el rechazo… sin por ello sembrar discordias u odio.

III.3. Advirtamos que no se trata de la misión de los Doce, sino de otros muchos (72). Lo que se describe en Lc 10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la comunidad, todos los cristianos deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera, debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos, como clave de solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos desconocidos: volvieron llenos de alegría (v. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Cuando se anuncia el evangelio liberador del Señor siempre se percibe un cierto éxito, porque son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del evangelio!


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