domingo, 21 de julio de 2013

DOMINGO 16º DEL TIEMPO ORDINARIO


“María eligió la mejor parte”

Las mujeres alcanzan tal relevancia en el evangelio de hoy de Lucas que Marta y María, junto con Jesús, ocupan todo el relato. Era cosa muy extraña para aquel tiempo que las mujeres gozaran de tanto protagonismo y de tanta atención por parte de un maestro como Jesús. Tampoco un hombre podía estar hablando públicamente con una mujer, y mucho menos aún enseñarle, sin recibir el rechazo feroz de sus vecinos. Por eso, Lucas quiere decir algo con su evangelio, pues el relato está lleno de “rebeldías” y de escándalos sociales y religiosos, y, a pesar de ello, nos lo cuenta.


CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

La vejez y la imposibilidad de dar vida parecen haberle ganado a Abraham. Él ya no espera nada nuevo. Su vida con Sara quedaría limitada a ellos dos. Sin embargo, Dios interviene sin avisar, sin espectáculos, con su presencia casi imperceptible. Y así ha de ser en nuestra vida también. Solo tenemos que creer en que Dios puede abrirse paso hasta en nuestras desesperanzas.

Lectura del libro del Génesis 18, 1-10a

El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: "Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que dijiste". Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: "¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas". Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo".
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 14, 2-5

R. Señor, ¿quién entrará en tu Casa?

El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.

El que no se retracta de lo que juró aunque salga perjudicado. El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. R.

II LECTURA

"La frase de Pablo a los colosenses, 'Ahora me alegro de padecer por ustedes' no es una confesión masoquista de quien siente placer al sufrir, sino una expresión de que Pablo está tan lleno de Cristo, que ninguna tribulación ni sufrimiento lo pueden separar de él, y que ama al cuerpo de Cristo, su iglesia, con igual amor que a él".

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28

Hermanos: Me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque, de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.
Palabra de Dios.
EVANGELIO

¿Qué eligió María? Eligió escuchar al Señor. Para empezar, estamos ante dos cosas revolucionarias para aquel tiempo: que una mujer elija y que escuche a Dios. Jesús vino a cambiar las cosas de raíz. Desde su primera venida, todos tenemos la oportunidad y el derecho de elegir y de escuchar.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 38-42

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

La escena que narra Lucas pudo haber sucedido más o menos así: Marta, según las costumbres de aquella época, está haciendo las labores propias de su sexo: la limpieza, la cocina, la mesa, la atención a los invitados. María, por el contrario, se salta su papel de mujer y se atreve a realizar lo que sólo correspondía a los varones: estar sentada a los pies del maestro escuchándolo como discípula. Es lógico que a Marta le chocara grandemente aquello y que reprochara a su hermana tal actitud escandalosa y “revolucionaria” para una mujer –la de querer ser discípula–, y pide ayuda a Jesús para que intervenga y la haga volver a donde le corresponde estar como mujer: a la cocina y a las labores del hogar. Jesús se niega y defiende que lo que está haciendo María –ser discípula– está muy bien y es correcto para una mujer, no sólo para los hombres. Jesús da así el espaldarazo a María. Con lo que, no sólo es absolutamente revolucionaria la actitud de María, sino también la de Jesús, que admite a una mujer como discípula. Jesús rompió los moldes de su tiempo y de su sociedad para mostrarnos que en el Reino de Dios ya no hay distinciones. Las mujeres deben de una vez acceder a los ministerios y no estar sólo para labores de asistencia. ¿Por qué María estaba escuchando al Señor si no es para transmitirlo después como anunciadora del evangelio?

Es indudable que existió la llamada de Jesús a María para el discipulado, pues de lo contrario Lucas no hubiera contado algo que entonces no estaba bien visto: que un maestro tuviera discípulas. Los evangelios hablan de unas mujeres que viajaban con Jesús, le ayudaban económicamente con sus propios medios y estuvieron a su lado durante la crucifixión, cuando la mayoría de los discípulos varones, o acaso todos, le habían abandonado por miedo al peligro y la hostilidad. Ahora bien, ¿qué habilita para el discipulado mejor que ese constante servicio y esa fidelidad a Jesús incluso en la cruz? Si no se les llama “discípulas” es porque no existía ese femenino en hebreo ni en arameo. Pero no hay la menor duda de que las seguidoras de Jesús desempeñaron un papel similar al de los discípulos y reunían las condiciones para ejercer el discipulado.

Así pues, uno de los aspectos de la novedad del Evangelio consiste en terminar con la marginación de la mujer dentro y fuera de la iglesia, porque, ante Dios, mujer y hombre tienen la misma dignidad y son igualmente hijos de Dios. No es posible, por otra parte, que Jesús ponga en segundo lugar la actividad diaria de Marta y de tantas mujeres amas de casa, que con gran sacrificio y poca valoración han llevado el peso de las familias. Lo de “la mejor parte” es una expresión de contraste para dar importancia al discipulado femenino, no para minusvalorar la acción de acoger a las personas en la propia casa. Y sobre todo para decir que esa parte –la de María– es «buena», ya que corresponde a la voluntad de Dios y de él recibe su aprobación y calidad. Sin tapujos, podemos afirmar que en evangelio de Lucas se muestra que Dios quiere que las mujeres desempeñen el discipulado y todo lo que ello conlleva.

Además, dado el deseo de Lucas de presentar el cristianismo como una religión “respetable” que no amenazaba el orden romano, no parece probable que él crease la imagen, potencialmente escandalosa, de unas mujeres –varias de ellas casadas– que viajaban por Galilea con Jesús y sus doce discípulos sin vigilancia de padres o esposos, si no hubiera sido verdad que Jesús veía y trataba a esas mujeres como discípulas.

“María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”. El evangelista Lucas fue demasiado optimista al poner en boca de Jesús la promesa de que el discipulado –con todo lo que ello implica– nunca les sería arrebatado a las mujeres. La historia, por desgracia, nos dice otra cosa muy diferente.

Si Lucas, a través de la imagen de María, concede a las mujeres un lugar importante en la comunidad, como era el servicio de la Palabra, algo que ofrecían pocas religiones antiguas, ¿cómo no preguntarse hoy sobre el ministerio en la Iglesia ejercido por mujeres? ¿No evoca la escucha de María el ministerio de la Palabra? ¿No hace alusión el texto a los ministerios de las mujeres? Sentada a los pies del Maestro, una vez formada, ¿no iría a hacer que los otros se beneficiasen de su conocimiento de la buena nueva? “Aunque no lo diga expresamente, Lucas habría sido favorable a un ministerio pastoral desempeñado por una mujer” (Bovon).


ESTUDIO BÍBLICO

Iª Lectura: Génesis (18,1-10): Abrahán, a la escucha de Dios

I.1. En la primera lectura nos encontramos con una de las estampas más evocadoras de los relatos en torno al padre del pueblo de Israel, Abrahán. Es un relato que tiene todas las connotaciones de leyenda sagrada, pero que expresa el misterio de la vida de este personaje que todo se lo jugó apoyado en la palabra de Dios, en su promesa de darle un tierra y una heredad. Tres personajes aparecen a lo lejos, que son como uno, porque es uno el que al final habla al Patriarca. Se pone en funcionamiento la sagrada ley de la hospitalidad en el Oriente, y muy especialmente en el desierto, aunque aquí nos encontremos en Mambré. Son varias las experiencias religiosas que Abrahán tiene en Mambré y que han sellado el nombre y el lugar como algo religioso.

I.2. La iconografía de la tradición cristiana ortodoxa ha visto aquí el misterio de la Trinidad, e incluso de la Eucaristía, ante los dones que ofrece Abrahán. Todo ello se ha reproducido en un bello Icono que es de los más conocidos del mundo. Efectivamente, se ha querido representar la visita del Señor para hacerle la promesa de que tendrá un verdadero heredero. El paso de Dios a nuestro lado, por nuestra vida, constantemente o en momentos puntuales, es una experiencia de la cuál han hablado grandes y pequeños personajes de la historia de la humanidad. Ése es el tema teológico de las lecturas de este domingo.

IIª Lectura: Colosenses (1,24-28): El misterio de Dios y su revelación

II.1. La segunda lectura pone de manifiesto que el misterio de Dios se ha revelado a los suyos, a la Iglesia, por medio de su ministro. Es Pablo, aunque no sea precisamente el autor de esta carta, el que se ha dedicado a contemplar ese misterio que es Cristo, para darlo a conocer a los hombres. No se trata, claro está, de una elección esotérica, reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a Dios lo puede hacer por medio de Cristo. Pablo subraya con énfasis que este misterio se abre de par en par a todos los hombres y nadie está excluido.

II.2. El “misterio de Dios” se ha hecho presente en Cristo, y de alguna manera ha dejado ya de estar velado y de ser algo imposible para los hombres. Es verdad que sigue siendo misterio, pero está humanizado; está humanizado en Cristo y está humanizado en el servicio de proclamarlo a los hombres. Dios ¡misterio escondido! No es una esencia sin entrañas, al contrario es un “personaje” que se siente el verdadero Dios en la medida en que puede comunicarse y no guardarse para sí su bondad. Aquí se cumple aquello del «Bonum est difusivum sui» : El bien es de suyo difusivo. Para ello, Dios tiene a Cristo y al apóstol, para comunicarse.

Evangelio: Lucas (10,38-42): Saber elegir lo que Dios desea

III.1. El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, en su camino a Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta y María. Ya es sintomático que se nos describa esta escena en la que el Señor entra en casa de unas mujeres, lo que no podía ser bien visto en aquella sociedad judía. Pero el evangelista Lucas es el evangelista de la mujer y pone de manifiesto aquellos aspectos que deben ser tenidos en cuenta en la comunidad cristiana. Sin la cooperación de la mujer, el evangelio hubiera sido excluyente. El sentido de este episodio ha dado mucho que hablar, dependiendo del tipo de traducción que se adopte del original griego: “una sola cosa es necesaria”, o por el contrario “pocas cosas son necesarias”, dependiendo de los manuscritos. La primera opinión parece más coherente. Muchos pensaron que se trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida activa o apostólica. Esta es ya una vieja polémica que no tiene sentido, porque las dos cosas, los dos aspectos, son necesarios en la vida cristiana. La opción polémica entre la vida activa y la vida contemplativa sería empequeñecer el mensaje de hoy, porque debemos armonizar las dos dimensiones en nuestra vida cristiana.

III.2. Lo que Lucas subraya con énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más importante que comunicar. No quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la posibilidad alternativa a tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo. Jesús es la palabra profética, crítica, radical, que llega a lo más hondo del corazón, para iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle que Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de una mujer en aquél ambiente.

III.3. Tampoco se debería juzgar que Marta es desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un servicio!, pero tiene que saber elegir. Muchas veces, actitudes contemplativas pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que otros deben hacer por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado por su lado y es posible que en su afán no supiera, como María, que tenía que dejar huella en su vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en ese momento. Y de eso se trata, de ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y tenemos que acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en lo que tiene que decir, dejando otras cosas para otros momentos. Lucas, sin duda, privilegia a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a Jerusalén, es casi decisivo para el evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos, a veces, sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús camino de Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta… no ha podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.



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