domingo, 27 de septiembre de 2015

DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO


"Los mandamientos del Señor son enteramente justos"

¿Por qué todo el mundo, también los no creyentes, nos sabemos el "ojo por ojo", pero pocos nos hemos aprendido: "Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados". Sí, puede ser porque es más largo, claro. Pero creemos que hay más razones.

A menudo, en nuestra ingenuidad teológica, nos preguntamos por qué hay textos evangélicos que entendemos de modo literal y otros que nos cuesta tanto realizar, simplemente entender o incluso, escuchar. ¿Por qué damos tanta importancia a "lo que Dios ha unido..." y olvidamos fácilmente el "amarás a tu prójimo”?; ¿o tenemos presente en nuestro día a día "es más fácil que un camello...", ?que además es una mala traducción, el texto original hablaba de maroma, no de camello?, y no vivimos de acuerdo al "anda, vende todo lo que tienes y sígueme"?

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

No se le puede poner freno al Espíritu de Dios, justamente porque Dios no tiene límites, y puede disponer dar su Espíritu allí donde no se espera. Si Dios es generoso, ¿quiénes somos nosotros para arrogarnos el monopolio de su representación?
   
Lectura del libro de los Números 11, 16-17a. 24-29

El Señor dijo a Moisés: “Reúneme a setenta de los ancianos de Israel –deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo– llévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos”. Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa. Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo. Dos hombres –uno llamado Eldad y el otro Medad– se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en éxtasis. Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento”. Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: “Moisés, señor mío, no se lo permitas”. Pero Moisés le respondió: “¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!”.
Palabra de Dios.

Salmo 18, 8. 10. 12-14

R. Los preceptos del Señor alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.

La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.

También a mí me instruyen: Observarlos es muy provechoso. Pero ¿quién advierte sus propios errores? Purifícame de las faltas ocultas. R.

Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine: Entonces seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado. R.

II LECTURA

 “El apego a las riquezas es el inicio de todo tipo de corrupción, por doquier: corrupción personal, corrupción en los negocios, también la pequeña corrupción comercial, la de aquellos que quitan 50 gramos al peso justo, corrupción política, corrupción en la educación… ¿Por qué? Porque aquellos que viven apegados al propio poder, a las propias riquezas, creen que están en el paraíso. Están cerrados, no tienen horizonte, no tienen esperanza. Y al final, deberán dejar todo” (Francisco, 25/5/2015).

Lectura de la carta de Santiago 5, 1-6

Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han robado a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al Justo, sin que él les opusiera resistencia.
Palabra de Dios.

ALELUYA        cf Jn 17, 17

Aleluya. Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad. Aleluya.

EVANGELIO

Jesús advierte a sus discípulos que no deben frenar lo que Dios hace fuera de la comunidad y la fraternidad. Los discípulos, en lugar de limitar, deben reconocer la universalidad de Dios. Así como el espíritu de profecía se extendió sobre los setenta ancianos, así se sigue extendiendo más allá de las fronteras que nuestra mente tiene fijadas.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.

"Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos"

Otro gallo nos cantaría, y no el de Pedro precisamente, ?recordándonos que habíamos fallado al Maestro?. Seríamos de otra forma, viviríamos más contentos, como nos pide Francisco, transformaríamos evangélicamente el mundo y la gente realmente cuchichearía: "mirad cómo se aman". Guillermo Rovirosa lo dijo con otras palabras: “Todo consiste en no pasar de largo, moviendo la cabeza, delante de Cristo en la Cruz, y en no pretender adaptar las enseñanzas del Nuevo Testamento a las propias conveniencias”. Si leyésemos el evangelio completo, también lo incómodo, también lo complicado, nuestra vida cambiaría, claro que sí.

Por ejemplo, este texto de Santiago: "El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste".

¿Podemos seguir viviendo en medio de la tranquilidad, la seguridad y la comodidad de lo que poseemos mientras otros hermanos/as nuestros, segadores, obreras, explotados, refugiadas, inmigrantes, traficadas, menores indefensos, habitantes del sur de las ciudades, los continentes y el mundo... malviven, trabajan, cruzan mares, mueren ahogados o son esclavizados a cambio de una vida (¿mejor?)?

Sus "gritos llegan a oídos" de nuestro Padre-Madre misericordioso y compasivo y, sin embargo, nosotros y nosotras, carne de su carne, ¿seres humanos? igual que ellos y ellas ¿no los escuchamos? ¿Seguiremos indiferentes e inmovilizados?

No es que nos estemos jugando, solamente, otra vida de felicidad eterna. Es que, sobre todo, nos jugamos la vida ?presente y futura? de esta tierra, que no puede soportar más la explotación a la que la sometemos a ella y a quienes la habitan. Vivimos "en este mundo con lujo" imposibilitando que otros millones apenas puedan sobrevivir y eso duele pero, sobre todo, no se parece nada al sueño de Dios para la Humanidad.

Si nos creemos las palabras de Jesús, ¿tendremos que cambiar algo nuestras vidas, no? Si de verdad, "los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos", como afirma el Salmo, ¿habrá que hacer algo, no?

"Si tu mano te hace caer, córtatela"

Otra frase dura. Pero que más nos valdría escuchar más a menudo.

Cuántas veces nosotros, pobres hijos de esta nuestra iglesia hemos sido escándalo para el resto. Si escucháramos este texto de forma literal como hacemos con tantos otros, seríamos una comunidad de mancos, cojos y tuertos… ¡Quién sabe si no lo somos ya!

Pero el texto del evangelio escogido para este domingo, además, nos habla de inclusión. Como dice una sabia: "en la lista de los puros, no es necesario que seamos los primeros". Ni los únicos, añado yo. No podemos ir excluyendo a quien no se viste, no se mueve o no se comporta de la misma forma que nosotros lo hacemos, ¿no? Si el resultado es la construcción del Reino, ¿no es ese el mandato que hemos recibido?

Eldad, Meldad, "el que echaba demonios", el que recauda para, la que predica que, los que montan un... Si la apuesta es la misma, si el sueño es común, si entre todos y todas construimos ese deseo de Dios para la humanidad, qué más da quién plante y quién recoja?


ESTUDIO BÍBLICO.

Una religión de apertura a todos los hombres

Iª Lectura: Números (11,25-29): El Espíritu "en el pueblo"

I.1. La primera lectura, del libro de los Números (11,25-29) nos cuenta un episodio extraño, propio de las religiones ancestrales, en el que un grupo de ancianos, recibiendo el espíritu de Moisés, se ponen a profetizar. Era como una ayuda que Moisés tuvo para atender a los problemas de impartir justicia y orientar al pueblo en el desierto. Pero quizás lo más importante de esta lectura sea poner de manifiesto que el Espíritu, como don de Dios, no se puede reducir a unas formas exclusivamente institucionales. Esos dos personajes llamados Eldad y Medad representan a aquellos que han recibido un don carismático fuera de los ámbitos institucionales.

I.2. En realidad, no son los protagonistas de esta lectura los ancianos, ni Moisés, ni estos dos personajes mencionados, sino que es el Espíritu que impulsa a los hombres. Por ello es muy digna de consideración la actitud de Moisés quien, ante el escándalo de su asistente Josué, afirma que es todo el pueblo el está llamado a profetizar. Y profetizar, en primer lugar, significa abrirse al don del Espíritu, y después ponerse al servicio de todos para trasmitir la voluntad salvadora de Dios.

IIª Lectura: Santiago (5,1-6): Contra los ricos

II.1. La carta de Santiago nos ofrece uno de sus textos más famosos y más duro sobre los ricos y las riquezas. Hay toda una filosofía y una dialéctica sobre si lo peor es ser ricos o es la misma riqueza. En realidad la riqueza ¿qué es? ¿es en sí mala? Se ha dicho que la riqueza no existe si alguien no la practica. El texto de Santiago habla a los ricos, y la riqueza es su condena. El problema, pues, es acumular injustamente bienes, robando, matando o impidiendo que otros tengan los necesario. Ese es el ejemplo de la riqueza con el que se opera en la carta de hoy.

II.2. Existen cosas bellas acumuladas, que no son de nadie, o son patrimonio de un pueblo o de la humanidad, o de museos, y sabemos que esa riqueza no afecta a la injusticia del mundo. La riqueza de la que aquí se habla es aquella que se posee por la injusticia y la sinrazón. Por ello, pues, son los ricos los que caen bajo las palabras directas de esta invectiva moralizante del autor de la carta de  Santiago. Por lo tanto, ser ricos en esas condiciones en las que se pone de manifiesto la injusticia, la acumulación de lo que no es necesario, mientras otros pasan hambre o no tienen trabajo, es verdaderamente antievangélico.

Evangelio: Marcos (Mc 9,38-43.45.47-48): El evangelio contra el puritanismo

III.1. El evangelio de hoy nos cuenta una pequeña historia, parecida a la que hemos encontrado en la vida de Moisés sobre el espíritu que se da libremente a dos personajes que no pertenecían al grupo de los ancianos. En este caso, Juan, ha encontrado a alguien que hace milagros o exorcismos y quiere impedírselo como si eso fuera exclusivo de Jesús, el profeta de Nazaret. Pero Jesús, en una respuesta que se asemeja a la de Moisés exige que no se le impida, porque todo el que hace el bien (ese es el sentido que puede tener el hacer milagros en nuestro texto) no puede estar contra Jesús que vino a hacer el bien a los hombres. Es verdad que existe otra sentencia de Jesús, de la fuente Q, que no estaría en esta línea (cf Mt 12,30; Lc 11,23): “quien no está conmigo, está contra mí” y que expresaría la radicalidad de algunos profetas itinerantes que defendieron un exclusivismo como el de Juan.

III.2. Es verdad que el conjunto de dichos que se concentran en Mc 9,42-50 se presta a muchas lecturas. Están expresados con los giros semíticos propios del lenguaje de contraste. Nadie debe tirarse al mar atado a una piedra; como nadie puede odiar a los suyos por amar a Jesús y su evangelio. El escándalo del que nos habla el evangelio de hoy no está relacionado con un puritanismo moralizante que lleva a excesos inhumanos. Es un escándalo de los “pequeños”, los que pueden ser “exorcistas extraños”, pero que no son contrarios al evangelio, a la bondad, a la sabiduría divina. Con sus obras, con sus actitudes y sus luchas deben ser considerados en toda su dignidad, aunque no sean de los nuestros. Se quiere poner de manifiesto, por parte de Jesús, que en ellos también hay algo del reino que él ha venido a traer.

III.3. Esta enseñanza del evangelio de hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no puede defenderse como exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los hombres son capaces del bien, porque todos los hombres han recibido los dones de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las puertas a los hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús, allí los cristianos pueden participar sin exigir garantías jurídicas que justifiquen sus compromisos. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe presentarse como el “gheto” de los salvados o redimidos con criterios de puritanismo y legalismo, porque esta promesa es para todos los hombres. (Fray Miguel de Burgos Núñez O. P.).




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